Tan solo un día después de que Putin se proclamara como aplastante ganador en las elecciones de Rusia, uno de sus más fieles aliados internacionales supervisaba una nueva maniobra militar. Los últimos movimientos armamentísticos de Kim Jong Un se dirigen hacia una guerra que el propio líder norcoreano afirmó estar preparando contra sus vecinos de Corea del Sur a principios de este año y que mantiene en perpetua alerta a Seúl.
Precisamente, estos días y coincidiendo con el lanzamiento de misiles más reciente, el secretario de Estados de EEUU Anthony Blinken ha estado realizando una visita institucional a la capital surcoreana. Estos ejercicios se han producido tan sólo un día después de que Corea del Sur y Japón informaran de otra tanda de varios misiles balísticos de corto alcance por parte de Corea del Norte.
"Los medios ofensivos destructivos que posee nuestro ejército deberían cumplir más a fondo su misión de bloquear y suprimir la posibilidad de una guerra con la constante y perfecta preparación para colapsar la capital del enemigo y la estructura de sus fuerzas militares", declaró el propio Kim Jong Un tras supervisar las maniobras.
Al otro lado del paralelo 38, el ministro de Defensa de Corea del Sur, Shin Won-sik, dijo que si Pionyang lanza un gran número de misiles convencionales contra el Sur, "constituiría una guerra" y provocaría fuertes ataques de represalia. Este cruce de declaraciones e intenciones se produce en un momento clave para el equilibrio de fuerzas entre la OTAN —junto con sus aliados— y el eje Rusia, China, Irán y Corea del Norte.
A excepción de Irán, el resto de países mencionados también ejercen cierta presión sobre Japón. El pasado enero, el Ministerio de Defensa nipón publicó un informe donde recogía el número de cazas que tuvieron que despegar en alerta —misión de scramble, como se conoce en la jerga militar aeronáutica— para interceptar aeronaves enemigas. En total fueron 555 salidas de las cuales la inmensa mayoría fueron responsables aviones rusos y chinos, aunque también hubo norcoreanos.
Nueva generación de misiles
La poca distancia entre la frontera de Corea del Norte y Seúl hace que los misiles se hayan erigido como el armamento más adecuado en caso de ataque. Durante las últimas 7 décadas que ambos países llevan inmersos en el conflicto, Pionyang ha priorizado el desarrollo de esta rama de la industria armamentística al mismo tiempo que dejaba de lado la aérea y, algo menos, la naval.
Llegados a este punto, Kim Jong Un tiene bajo su poder un amplísimo arsenal de misiles de todo tipo y diseñados para de forma compartimentada para ejecutar diferentes operaciones. Desde balísticos de corto radio que tan sólo llegan unos pocos centenares de kilómetros a otros con la capacidad incluso de llegar a Estados Unidos.
Precisamente, en estos de corto y medio alcance es donde los ingenieros y científicos norcoreanos están obteniendo más avances tecnológicos, llamando la atención de los analistas militares internacionales. Al mismo tiempo, van dejando atrás todos los modelos y versiones de herencia soviética —pero sin separarse de Rusia— desarrollados hace décadas y con capacidades muy superadas hoy por hoy.
El arsenal de estos misiles de Corea del Norte se está transformando de dos maneras, tal y como indica el Consorcio de No Proliferación de la Unión Europea. "Primero, mediante el desarrollo de la capacidad de fabricación de propulsores sólidos; y segundo, mediante el desarrollo de conocimientos especializados en tecnologías de misiles cuasi balísticos".
Con la apuesta por desarrollar misiles cuasi balísticos, en lugar de otras tecnologías, Pionyang "probablemente buscó aumentar la capacidad de su arsenal para superar las defensas antimisiles a fin de garantizar su capacidad de atacar en todas las circunstancias", afirman.
Los máximos exponentes de esta nueva era de armamento norcoreano son los conocidos en occidente como KN-23, KN-24 y KN-25; el último es el que acaban de lanzar este lunes. El KN-23 es muy similar al modelo ruso Iskander, especialmente en lo que concierne al diseño exterior, proporciones, aerodinámica y método de lanzamiento a bordo de un cambión.
La principal diferencia se encuentra en que la versión norcoreana dispone de un rango de acción más elevado, alcanzando los 450 kilómetros. Los analistas creen que este se debe a un aumento en el diámetro del misil gracias al cual puede llevar más propelentes. El KN-23 tiene 7,4 metros de largo por 0,92 metros de diámetro y una masa de lanzamiento de 3.800 kilogramos.
El KN-24, por su parte, es un misil balístico de una sola etapa, combustible sólido y con una ojiva no separable. El método de lanzamiento es el mismo que en el caso anterior y los analistas consideran que realmente es una copia del cohete guiado estadounidense MGM-140, aunque mucho más grande y concebido con tecnologías nacionales.
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Esta munición "es probablemente un arma diseñada para uso en cualquier terreno, siguiendo la lógica de los cohetes guiados pesados suministrados a unidades de artillería de largo alcance", explican desde el mismo Consorcio. El KN-24 tiene una longitud de 5,7 metros por 0,97 de diámetro, un peso al lanzamiento de 2.900 km y una autonomía de hasta 400 kilómetros.
En cuanto al KN-25, es el único del trío de nuevos misiles que sigue una trayectoria balística pura. Con un alcance de 380 kilómetros, su diseño el de un cohete de artillería guiado con una trayectoria "inusualmente plana, lo que aumenta de forma considerable su capacidad para superar defensas antimisiles". Estas cúpulas antiaéreas están desplegadas por todo Corea del Sur y permanecen alerta las 24 horas del día en busca de amenazas.
El misil "puede representar un verdadero avance, ya que se produce en masa y genera numerosas vulnerabilidades en el campo de batalla". Los analistas también explican que el desarrollo del KN-25 es un acontecimiento importante ya que demuestra que Corea del Norte ahora es "capaz de producir sistemas de armas de muy alto rendimiento, posiblemente con una asistencia exterior mínima".
Corea del Norte cuenta con un número indeterminado de cabezas nucleares que pueden integrarse en estas plataformas. Lo que supone una amenaza extra tanto para Corea del Sur como para Japón, ya que también pueden integrarse en otros misiles con mayor alcance. Como los hipersónicos de los que Kim Jong Un hace gala en los últimos meses.
"La mayor precisión de la nueva generación de misiles también aumenta el riesgo de ataques químicos limitados contra objetivos militares en las profundidades de Corea del Sur", explican. "El previsto despliegue de armas nucleares tácticas por parte de Corea del Norte, así como su incipiente capacidad estratégica, plantea preguntas inquietantes sobre la naturaleza de la respuesta de EEUU en caso de tal uso".
Submarinos indetectables
Los últimos meses han sido también de impulso en la rama naval. El pasado septiembre, Corea del Norte presentó al mundo su nuevo submarino nuclear de ataque. Kim Jong Un especificó que el sumergible tendrá una misión de caracter esencial en el combate ofensivo, tratándose así de la primera unidad que llevará al país "a ser una potencia marítima avanzada".
Ante el anuncio de tal envergadura, la comunidad internacional con Estados Unidos y Corea del Sur a la cabeza puso en entredicho las palabras del dirigente norcoreano. Tampoco creen que este sea un submarino completamente nuclear. El Estado Mayor Conjunto surcoreano aseguró que este submarino no parecía ser capaz siquiera de funcionar, y que habían exagerado las capacidades del mismo. Estados Unidos, por su lado, cree que si bien puede contar con misiles de ojivas nucleares, su propulsión es completamente convencional.
Tal y como recoge Naval News, el submarino norcoreano estaría aparentemente basado en los antiguos submarinos soviéticos de la clase Romeo. El mismo medio indica que el navío podría equipar hasta 10 tubos de lanzamiento de misiles dentro del casco, y no se podría descartar que fueran nucleares.
Estos submarinos clase Romeo tienen motores diésel de tipo 37D, capaces de generar 1.471 kW de propulsión. Lo hacen mediante combustión de aceite combustible y oxígeno del aire. Su autonomía permitía una velocidad de crucero de 9 nudos, con un rango de 14.600 millas náuticas con sus respectivos motores diésel. En cuanto a tamaño, este navío cuenta con una eslora de 77,8 metros, una manga de 7,6 y un calado de 5,1.
A finales del pasado enero, Corea del Norte probó en mar abierto su torpedo nuclear que crea tsunamis radiactivos. "Nuestra postura de contraataque basada en armas nucleares submarinas se está perfeccionando aún más y sus diversas acciones de respuesta marítima y submarina continuarán disuadiendo las maniobras militares hostiles de las armadas de Estados Unidos y sus aliados", tal y como publicó el Ministerio de Defensa norcoreano.
Lo hizo después de los ensayos militares a tres bandas —Japón, Estados Unidos y Corea del Sur— que realizaron en la región del mar de China Oriental. En el mismo comunicado ministerial, Pionyang advirtió a Washington y sus aliados sobre "las consecuencias catastróficas que acarrearía" un ataque nuclear de estas características. Además de que "no tolerarán la confrontación imprudente militar de los enemigos".
El "arma secreta" fue bautizada entonces como "buque de ataque nuclear submarino no tripulado Haeil". La misión del Haeil es infiltrarse sigilosamente en las aguas operativas y crear un tsunami radiactivo a gran escala a través de una explosión submarina para destruir los grupos de ataques navales y los principales puertos operativos del enemigo.
Analistas como Ankit Panda, especialista en armamento nuclear del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, explicaron que el proyecto norcoreano tiene muchas coincidencias con el torpedo Poseidón desarrollado por Rusia. Y, dada la excelente relación entre los dos países, es posible que haya habido un traspaso de ingeniería, aunque existen importantes diferencias.