Desde el comienzo de la guerra hace dos años, el despliegue de material militar por parte de Rusia ha sido objeto de estudio y análisis de los servicios de inteligencia. Se trata de una de las mejores formas de conocer la situación dentro del siempre hermético ejército del Kremlin, así como de sus planes más inmediatos. Uno de los grandes misterios es el del empleo del caza de quinta generación Sukhoi Su-57 Felon —un sistema del que España carece— que hasta ahora se había mantenido en un discretísimo segundo plano.
El pasado 18 de febrero, las tropas ucranianas detectaron restos de un misil Kh-69 ruso en su territorio, activando todas las alarmas dado que este tipo de munición es compatible con el Su-57. Ahora, según recoge Defence Blog, se ha conocido que al menos un Felon participó en el lanzamiento del misil mientras volaba escoltado por dos cazas Su-35.
La base de operaciones se habría establecido dentro de Lugansk, territorio en la actualidad en manos de Moscú, desde donde se internó aún más en espacio aéreo ucraniano protegido por los dos escuderos rusos. Debido a un fallo técnico, el misil no alcanzó su objetivo y se estrelló en un campo sin provocar daños. Este hecho puso sobre la pista a la inteligencia de Zelenski sobre el empleo del caza de quinta generación.
Más allá de llevar protección con la escolta, el mismo medio indica que la Fuerza Aérea rusa ha empleado un Su-57 en un ataque con misiles contra Ucrania para grabar un vídeo propagandístico. Se espera que el metraje resalte la capacidad armamentística y tecnológica del país y se publique antes de las elecciones rusas que tendrán lugar entre el 15 y el 17 de este mes.
El más avanzado
Tras la caída de la Unión Soviética y la crisis económica y política, Rusia se vio muy superada en cuanto a tecnología aeronáutica militar por Estados Unidos. En la década de los 90 del siglo pasado, los norteamericanos ya cocían a fuego lento el caza F-22 Raptor como la primera plataforma de quinta generación que incorporaba en una aeronave estas características la capacidad de vuelo furtivo.
Gracias a esta tecnología —denominada en inglés como stealth— la Fuerza Aéra de EEUU podía sobrevolar sin ser detectado espacios aéreos controlados y monitorizados por radares enemigos. A todo esto se unía el salto generacional hacia un caza con un elevadísimo componente electrónico y tecnológico, muy alejado del resto de la aviación rusa, por entonces casi por completo de herencia soviética.
Con esta necesidad bien identificada, el Ministerio de Defensa ruso impulsó en 1999 un concurso para que las diferentes compañías estatales compitieran y propusieran sus diseños. Sukhoi se impuso ante Mikoyán —la otra gran corporación aeronáutica del país— en el año 2002 y comenzó a trabajar en el proyecto.
Diseñar de cero una aeronave iba a suponer un tiempo que los militares rusos no se podían permitir, por lo que se decidió reaprovechar algunas tecnologías y sistemas de otros proyectos. Por ejemplo, todo el complejo de propulsión y la aviónica del Su-57 proviene del caza Su-35, que es a su vez una versión mejorada del veterano Su-27.
En 2007 se anunció la finalización de la etapa de diseño y las instancias militares de Moscú ordenaron el inicio de la fabricación del primer avión experimental de este modelo. A partir de ese momento, los retrasos y los problemas orbitaron alrededor de la plataforma que oficialmente se puso en servicio a finales del año 2020.
Tres años después, el número de aparatos disponibles es escasísimo, unas 20 unidades están capacitadas para volar según los últimos reportes. La raquítica flota se ha unido a la falta de confianza por parte de los mandos militares para desplegarlos en el campo de batalla, lo que se ha traducido como una de las grandes ausencias desde que comenzó la invasión en Ucrania.
El plano tecnológico de la nave está suponiendo un gran quebradero de cabeza y todavía quedan muchas incógnitas que resolver. "Los rusos no han avanzado mucho en términos de producción de este avión", dijo Mike Dahm, exoficial de inteligencia de la Marina de EEUU, a Business Insider el pasado octubre.
"Todavía están solucionando fallos en este avión y realizando modificaciones sustanciales". Una de las más importantes son los motores, en los que Rusia ya está trabajando para que tengan menos firma en el radar y conseguir la capacidad plena de vuelo sigiloso.
En cuanto a especificaciones, el Sukhoi Su-57 cuenta con un peso máximo al despegue de 35.000 kilogramos y tendrá un par de motores con empuje vectorial (capaz de dirigir la salida de gases) de 107.9 kN. La velocidad máxima se estima en Mach 2 (dos veces la velocidad del sonido o 2.400 km/h) con un crucero sostenido de Mach 1.6, una altitud máxima de 20.000 metros y un rango de 1.500 kilómetros en 'modo' supersónico.
Misil de crucero
El factor que desencadenó la primera sospecha del uso del Su-57 fueron unos restos encontrados del misil Kh-69. En particular, habrían lanzado un total de 3 unidades contra posiciones ucranianas y los restos de fuselaje encontrados en la zona del impacto confirman su uso, según recoge The War Zone.
La primera vez que el Kh-69 se mostró al público fue en agosto del 2022 dentro de la feria internacional Army. "Está diseñado para atacar una amplia gama de objetivos terrestres estacionarios con coordenadas conocidas antes del lanzamiento", según recogieron en su día en la agencia rusa Tass. Una descripción que se ajusta a infraestructuras críticas o edificios que quedarían muy afectados por su carga explosiva.
El alcance máximo de vuelo es de hasta 290 kilómetros a una velocidad que va desde los 700 a los 1.000 kilómetros por hora. "Dependiendo de la configuración, la masa de la ojiva es de 300 a 310 kilogramos y se puede colocar tanto en acoples exteriores como en los compartimentos interiores de las armas".
A pesar de haberse diseñado específicamente para trabajar dentro del Su-57, el fabricante también indica la compatibilidad con otros cazas de factura rusa. Por ejemplo, con el Su-34 y Su-35 que la Fuerza Aérea ha empleado desde el principio de la invasión de Ucrania.
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