La Armada recibe al fin el S-81 Isaac Peral, el submarino que coloca a España en la élite mundial
Navantia entrega este jueve el primer sumergible diseñado y fabricado íntegramente en el país, una capacidad que muy pocos países tienen.
29 noviembre, 2023 02:50Este jueves 30 de noviembre, la Armada de España vivirá uno de los momentos más importantes de las últimas décadas: la entrega del submarino S-81 Isaac Peral. Se trata del primogénito de la clase S-80, erigida como la nueva generación de buques sumergibles que desempeñarán un papel fundamental dentro de las misiones más complejas y secretas de las Fuerzas Armadas.
Se trata, además, de la primera familia de batiscafos que se diseña y fabrica íntegramente en España y posiciona a la industria de defensa nacional dentro del selecto grupo países con capacidad plena e independiente de desarrollo de sumergibles. "Es gratificante llegar aquí y poder decir que el submarino está perfecto, operativo y funcionando: la Armada está encantada", declar´ a EL ESPAÑOL Ignacio Núñez, jefe de producción del astillero de Navantia en Cartagena.
Una vez se realice la ceremonia entrega en los astilleros cartagineses, la dotación encargada del Isaac Peral trasladará la embarcación al aledaño Arsenal que la Armada tiene en la misma zona portuaria y comenzará un periodo de integración en la flota naval. Cuando se culmine este proceso, el submarino ya estará listo para realizar entrenamientos, maniobras y cualquier tipo de misión que se le encomiende.
"Si hablamos de un submarino, la primera característica que nos viene a la mente es la discreción", según declaró a IDS el almirante general Antonio Martorell Lacave. Esta característica innata le permite "operar sigilosamente en escenarios donde sólo este tipo de buques pueden hacerlo". Martorell también destacó el "enorme poder de disuasión y un gran valor estratégico, puesto que, la sola sospecha de su presencia en una zona, supone por sí una amenaza potencial".
El buque insignia español
La fructífera relación de Navantia con el astillero público francés DCNS —ahora llamado Naval Group— quedó patente con el desarrollo conjunto de varias familias de submarinos durante décadas. Las clases S-60 y S-70 formaron el núcleo de la Armada desde los años 70 y durante los 80 y 90 ambas instituciones colaboraron en el diseño de la clase Scorpène con destino Chile y Malasia.
Navantia se había especializado en el diseño de detalle y en la construcción de las popas de los Scorpène, así como en parte de la logística y de la ingeniería funcional de algunos sistemas del batiscafo. Esta experiencia fue insuficiente para cumplir en tiempo con el encargo del Ministerio de Defensa, que el 25 de marzo de 2004 dio la orden de ejecución que ordenaba el inicio de los trabajos en la nueva familia de sumergibles S-80.
Los plazos de entrega originales que se manejaban desde Defensa preveían la puesta en servicio de la primera unidad en octubre de 2011 con una cadencia anual y la finalización en 2014 con la cuarta. Los astilleros españoles se fueron encontrando una serie de retos tecnológicos que dilataron todo el proceso de desarrollo durante años. En 2013, Navantia solicitó una auditoría técnica a la Armada de Estados Unidos y a Electric Boat, que identificaron algunos problemas importantes y propició una redefinición de todo el programa S-80.
Este proceso sirvió también para llevar a cabo una revisión completa de todos los procesos de ingeniería e ir solventando todos los problemas que fueron apareciendo. Uno de los más significativos está relacionado con el sistema de propulsión independiente del aire —conocido como AIP—, que proporciona energía eléctrica al submarino a partir de bioetanol y una pila de combustible. Esta característica multiplica por 10 el tiempo de permanencia en inmersión, que alcanza las 3 semanas, sin necesidad de esnórquel.
Las primeras unidades en salir con el AIP de fábrica serán la S-83 Cosme García y la S-84 Mateo García de los Reyes, previstas para 2026 y 2028, respectivamente. Navantia tiene previsto integrar este sistema en el S-81 Isaac Peral y S-82 Narciso Monturiol en sus primeras grandes carenas que mantendrán a los submarinos apartados del servicio durante meses. El coste total del programa S-80 ha supuesto el desembolso de 3.907 millones de euros en los que se incluye la construcción de las 4 plataformas.
La propia necesidad de llevar a cabo las misiones de la forma más sigilosa posible también supuso un reto tecnológico para la industria española. Navantia ha trabajado en conseguir una firma acústica lo más reducida posible con el objeto de que los S-80 puedan acercarse más a las posiciones enemigas. Lo han conseguido integrando varios tipos de sónares de nueva generación, creando diseños con mejor rendimiento hidrodinámico —tanto en el propio casco como en los apéndices— y el diseño de una línea de propulsión más silenciosa, tanto en la parte de los ejes como de la hélice.
Los submarinos de la familia tienen 81 metros de eslora por 7,3 de diámetro y alcanza un desplazamiento en inmersión de 2.965 toneladas. De la propulsión se encarga un motor eléctrico de 3.500 kW que se complementa con tres grupos generadores diésel que generan la energía necesaria para alimentar al primero. Gracias a ellos consigue una velocidad en inmersión de 35 km/h y 18 km/ en superficie.
El alto grado de automatización y los sistemas avanzados han conseguido reducir a 32 tripulantes la dotación básica de los S-80. Como espacio extra, cuenta con espacio para 8 personas más que puede ocupar, por ejemplo, personal militar de operaciones especiales.
Sensores y armas a bordo
Por su naturaleza, los submarinos de la clase S-80 están provistos de las últimas tecnologías en la rama de la sensórica naval. La también española SAES ha sido la encargada de desarrollar dos sistemas de sensores acústicos compuestos por un sónar remolcado y un sistema de supervisión de ruidos propios y de vibraciones generadas por el propio buque.
El contratista Lockheed Martin también ha trabajo en este campo. El sónar cilíndrico del casco —el principal elemento para la detección pasiva—, el de flanco de barrido lateral, el encargado de la telemetría, el de navegación y el sónar de interceptación de emisiones radar, son hechos por esta compañía estadounidense.
Los S-80 disponen de periscopio con sistema electroóptico dedicado a la vigilancia de la superficie, contramedidas electrónicas pasivas y un radar Aries, ambos firmados por Indra. También contramedidas acústicas antitorpedo y antisónar para ejecutar maniobras de evasión al ser marcados como un objetivo por parte de un enemigo.
El cerebro de toda la sección táctica es el núcleo integrado del sistema de combate (ICSC, de sus siglas en inglés) también desarrollado por Lockheed Martin. Se encarga de gestionar todas las fuentes de sensórica y navegación a bordo del batiscafo así como de la monitorización de la plataforma y de las transmisiones de información con el resto de componentes de la flota naval desplegada.
En la rama del armamento, tanto el Isaac Peral como el resto de buques hermanos contará con el torpedo DM2A4 desarrollado por la compañía Atlas que emplea un cable de fibra óptica para su guiado. Incorpora a bordo un carrete donde va enrollado el hilo transmisor y existen actualmente dos versiones disponibles de 50 y 140 kilómetros de alcance, ambas con una velocidad máxima de 90 km/h. Los S-80 han optado por el primer tipo y se lanzarán desde los tubos lanzatorpedos de 533 milímetros que tienen en la proa.
Otra de los tipos de munición a bordo de las naves serán los misiles Sub-Harpoon, la versión submarina de los ya conocidos Harpoon presentes en varias plataformas de las Fuerzas Armadas. Están fabricados por Boeing, tienen un alcance de 240 kilómetros y están enfocados en ataques terrestres gracias a sus 220 kilogramos de explosivos.
Más recientemente y ante la ausencia de los Tomahawk —por el momento se desconoce si definitiva—, la Armada integrará los misiles noruegos NSM dentro de los submarinos S-80. Esta munición es capaz de atacar a objetivos marítimos de superficie y terrestres, principalmente aquellos cercanos a la costa. Se sabe que Navantia se encuentra actualmente trabajando en su integración y que el NSM llegará también a las fragatas F-100 clase Álvaro de Bazán como a las F-110 clase Bonifaz.
El último vector táctico es el minado. Los S-80 cuentan con todo lo necesario para realizar este tipo de trabajos en las zonas estratégicas y de forma coordinada con los sistemas de gestión de combate.
Listo para exportar
La entrega del S-81 Isaac Peral a la Armada española supone también un hito internacional y coloca a España dentro de los 11 países con capacidad submarina total. Navantia ya ha anunciado de forma oficial la participación en varios concursos públicos en el extranjero para exportar estos buques. La empresa pública opta a contratos en la India, Filipinas, Canadá, Turquía y Polonia.
En julio de 2023, Navantia comunicó que el S-80 se postulaba en el programa de desarrollo de submarinos P-75 de la India junto al socio local Larsen & Toubro. "Valorado en 4.800 millones de euros, se trata del mayo proyecto de adquisición en el ámbito de la defensa", según señalaron desde la compañía. En total, tiene planeado hacerse con 6 buques equipados con propulsión independiente del aire (AIP); misma tecnología en la que ha estado trabajando España para su versión.
El anuncio de la candidatura española en Polonia se llevó un mes después cuando Navantia confirmó a EL ESPAÑOL - Omicrono que la empresa iba a participar en el programa del país europeo. Varsovia planea adquirir un total de 3 submarinos bajo su programa Orka, que busca un equipo diésel-eléctrico en el que podría encajar el candidato español.
El S-80 también está presente en el programa filipino y, en el caso canadiense, ya se encuentra entre los astilleros finalistas para participar en el proceso de solicitud de información. Turquía ha sido el último país en sumarse a la lista de pretendientes del S-80, coincidiendo con la apertura de las negociaciones con el fin de hacerse con un segundo buque portaeronaves derivado del Juan Carlos I.