Aunque sea difícil de creer, no han sido pocas las ocasiones en las que la ciencia ha hecho uso de aspectos alejados completamente de ella para sus avances. En España ya se ha podido ver cómo empresas tecnológicas, agencias espaciales y muchos más se inspiraban en la naturaleza y el arte para sus invenciones. La Agencia Espacial Europea planea usar el origami para desarrollar su próximo invento: un escudo térmico.
Según ha adelantado la propia ESA, la agencia se está planteando probar un escudo térmico para reingresos atmosféricos pero que está basado en el arte del origami. Se llamaría Pridwen (en honor al escudo del Rey Arturo) y se constituiría bajo un diseño reutilizable que se desplegaría antes de entrar a la atmósfera, protegiendo a la nave espacial.
Este sería un escudo térmico 'ablativo', capaz de eliminar el calor no deseado al quemar partes del mismo de forma gradual. En este caso, Pridwen se basaría en la radiación, y usaría un tejido de aleación de alta temperatura con un área de superficie bastante amplia. Tanto, que el flujo del calor se distribuiría uniformemente a través del escudo para irradiarlo gradualmente.
Un escudo de origami
Este proyecto ha sido desarrollado a través del Programa de Tecnología de Apoyo General de la ESA junto a la Agencia Espacial del Reino Unido. Este escudo, al estilo volante, no solo tendrá la función de reducir el calor de un satélite a la hora de entrar en la atmósfera terrestre, sino que reduciría su velocidad de reentrada. Lo que busca la ESA junto a Space Forge es el desarrollo y distribución de materiales vitales en el espacio para llevarlos fácilmente a la Tierra.
En palabras de la ESA, este Pridwen "también servirá para reducir la velocidad de un satélite lo suficiente como para que pueda sobrevivir al aterrizaje sin paracaídas". Está siendo actualmente fabricado por Space Forge en la región de Cardiff, y buscará capturar satélites en plena caída con una red flotante llamada Fielder.
Lo cierto es que el escudo ya está en pruebas. Hay un plan para poder volarlo a bordo de la misión ForgeStar-1A que tendrá lugar a finales de año y actualmente ha sido sometido a todo tipo de pruebas de caídas de alturas de hasta 17 kilómetros. También se han realizado pruebas para capturas de elementos de prueba que caen "a velocidad terminal".
En un GIF publicado por la Agencia Espacial Europea, se puede ver el escudo desplegarse en forma de flor alrededor del cuerpo del satélite, irradiándose de calor por la reentrada. Fielder, la red flotante, se manejaría mediante una embarcación en el mar sin tripulación, maniobrando "bajo un vehículo en reingreso para suavizar el aterrizaje y permitir un regreso rápido a un puerto".
La idea es que Pridwen sirva como punta de lanza para la fabricación en órbita de bienes de alto valor, "como productos farmacéuticos, conductores y superaleaciones", para que estos sean devueltos a la Tierra reduciendo gastos y de manera más rutinaria.
En palabras del fundador y CEO de Space Forge, Andrew Bacon: "Los supermateriales hechos en el espacio podrán ahorrar a las industrias en la Tierra enormes cantidades de energía, limitando sus emisiones de CO2 de una manera que sus contrapartes terrestres nunca podrán igualar". Así, se podría iniciar un desarrollo de satélites de fabricación "totalmente reutilizables".