Algunas películas de las más taquilleras en España plantean el siguiente argumento: robots creados por humanos terminan volviéndose en contra de quienes precisamente los crearon. Sin embargo, no deja de ser ficción, pues la realidad ya ha demostrado que los robots no han venido a convertirse en un arma para acabar con la sociedad. Todo lo contrario, hay algunos que incluso ya ayudan a mejorar el día a día de personas con diversidad funcional.

Tefi es el nombre que recibe este perro robótico lazarillo, en honor a las siglas del instituto del CSIC donde surgió, el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información (ITEFI). Su aspecto metálico y sus movimientos bruscos y milimetrados recuerdan a los primeros perros robóticos de Boston Dynamics, aunque en este caso sus creadores querían alejarse del uso de las utilidades bélicas. "Fue fruto de un cruce de ideas: el resurgimiento de los robots cuadrúpedos y el difícil acceso a un perro guía de algunas personas", cuenta a EL ESPAÑOL-Omicrono Gerardo Portilla, doctor en Robótica y principal responsable del desarrollo de Tefi. 

Se trata de un robot con forma de perro que utiliza la inteligencia artificial (IA) para, entre otras funciones, distinguir entre un objeto y una persona sin ningún tipo de problema. "Por ejemplo, Tefi puede avisarte si el semáforo está en rojo o en verde", explica Portilla. Y no solo eso: también informa a la persona de la distancia a la que se encuentra de los elementos con los que se vaya cruzando. Esta capacidad es posible gracias a su sistema de aprendizaje automático y a la cámara que lleva incorporada en la cabeza.

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También puede conocer la información del tráfico en tiempo real al estar conectado a Google. De hecho, es capaz de comunicarse mediante voz con quien lo esté utilizando. O con otras personas, pues uno de los objetivos de los investigadores del CSIC es que Tefi pueda alertar de síntomas preocupantes, como una presión arterial elevada o la presencia en el aire de agentes químicos volátiles, como el dióxido de carbono o el metano que haya en una vivienda.

Como ya se vio en un vídeo viral de los robots cuadrúpedos, Tefi puede dar una voltereta hacia atrás. Aunque más allá de esta anécdota, su forma cuadrúpeda lo convierte en un robot adecuado para moverse en cualquier espacio, incluso en escaleras. "Es muy robusto y dinámico en entornos accidentados", indica Portilla.

Más allá de guiar

Por su aspecto, bien podría ser un perro guía de los que a diario utilizan las personas invidentes. Sin embargo, si esto fuera así, tal vez habría quien prefiriese seguir utilizando un perro guía animal. Entonces, ¿qué diferencia a Tefi de un perro guía? Aunque estos últimos tienen una gran capacidad de retención, la creación española contará con GPS para la navegación en exteriores: "Todavía estamos buscando un GPS que tenga la mayor precisión posible", señala el 'padre' de esta criatura metálica.

Se estima que hacen falta 18 meses para entrenar a un perro guía desde que nace. En el caso de Tefi, ha bastado un año para el desarrollo de un dispositivo para el que se han utilizado diversos tipos de tecnologías. "Desde la robótica propia de un robot cuadrúpedo hasta la que se aplica para la elaboración de mapeos, cámaras de profundidad y sensores", describe Portilla.

ITEFI Perro robot

Por otra parte, todos los algoritmos utilizados son de inteligencia artificial. Portilla destacaría, en primer lugar, el algoritmo que hace posible la comunicación humano-robot. Esta tecnología, que se sirve de la inteligencia artificial de Google Maps, permite que la persona le indique una dirección a Tefi y el perro robot le dirija hacia la misma.

Asimismo, los investigadores han recurrido a los algoritmos de visión artificial, que ayudan a la navegación e identificación de algunos objetos que se encuentran en la calle —como señales de tráfico, semáforos o contenedores—. Aunque este tipo de tecnología también hace que Tefi sea capaz de leer información registrada en cualquier código QR.

Un hombre con Tefi. CSIC Omicrono

Tefi puede utilizarse a modo de 'agenda', pues avisa a su dueño de la hora a la que tiene una cita médica. Además del aviso, es capaz de guiarle directamente hasta la consulta sirviéndose únicamente de un plano del edificio que puede obtenerse si éste es accesible. Es más, "este robot tiene la capacidad de solicitar un taxi para que el paciente no tenga que preocuparse por casi nada", reconoce Portilla.

"No hemos creado a Tefi pensando solo en personas invidentes", insiste el experto en robótica. Y es que este invento se podrá utilizar también en el caso de personas con demencia o alzhéimer, ya que este perro robot puede programarse para que reconozca a personas concretas.

Primero con carácter social

Una de las razones que llevó al equipo de investigadores liderado por Portilla a desarrollar esta idea fue el elevado coste de los perros guías: unos 30.000 euros, sin añadir los costes posteriores a su adquisición. Y es que, aunque Tefi no se encuentra todavía en el mercado —su intención es que lo haga en menos de cinco años—, pretenden que no supere un precio final de 5.000 euros.

"Mi idea es que este producto sea lo más accesible posible para todo el mundo", matiza Portilla tras apuntar la cifra final de este original gadget. Y es que, si de algo presume este investigador nada más comenzar su entrevista con EL ESPAÑOL-Omicrono es de que se trata del primer robot cuadrúpedo con carácter social en Europa. "El mejor uso de la tecnología que podemos hacer es una tecnología destinada para la humanidad", apunta el investigador cerca del final de la conversación.

El perro robot Tefi. CSIC Omicrono

Aunque una de las empresas punteras en robots cuadrúpedos, como es el caso de Boston Dynamics, ha reconocido ya que sus productos no tendrán fines armamentísticos, hay otras compañías estadounidenses que sí que han encontrado un buen filón en el conflicto armado. Por ejemplo, Sword Defense Systems ha creado un perro robot que monta un rifle francotirador con visión nocturna. "De esta forma, se genera el estigma de que la robótica va a destruir la humanidad. Y no es así", concluye Portilla.

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