Un satélite se aproxima a la Tierra, en los próximos días caerá contra la atmósfera desintegrándose en gran parte, aunque es posible que algunos restos resistan a la quema, como ocurrió el año pasado con el cohete chino que detuvo el tráfico aéreo en España. Se trata de un satélite de la NASA que ha sido pionero en el estudio del Sol, pero que lleva años muerto orbitando como basura espacial alrededor de la Tierra.
En este tiempo, RHESSI se ha dedicado a estudiar las erupciones solares y eyecciones de masa coronal, aportando información de gran valor para comprender un fenómeno que a veces amenaza con chocar contra los sistemas eléctricos terrestres. Este satélite ahora se aproxima a su destrucción definitiva, aproximadamente a las 3:30 de la madrugada del miércoles 19 de abril, pero sin un punto fijo, aunque en principio no supone un elevado peligro.
Después de 16 años de operaciones, la NASA desmanteló el satélite RHESSI al encontrar dificultades para seguir comunicándose con la nave espacial y ahora se aproxima a su destrucción para dejar de formar parte de la extensa red de basura espacial que rodea la Tierra.
Regreso a Tierra
El satélite lleva tiempo en desuso, en 2018 la agencia desmanteló la nave Desde entonces RHESSI ha dado vueltas en una órbita terrestre baja estable sin propulsión, por lo que la resistencia atmosférica ha tirado de su órbita muy lentamente hasta que el satélite ha estado listo para entrar en la atmósfera de la Tierra. Se esperaba que la reentrada fuera en 2022, pero ha tardado más de lo esperado. La NASA monitoreará la salida y el reingreso del satélite.
La nave con un peso de 270 kilogramos reingresará en la atmósfera terrestre a las 9:30 pm. ET del miércoles 19 de abril, las 3:30 horas en plena madrugada en España, con una incertidumbre de más o menos 16 horas. La NASA y el Departamento de Defensa continuarán monitoreando el reingreso y actualizando las predicciones, a diferencia de otras agencias como la China que en los últimos años no ha controlado la caída de algunos de sus cohetes.
Por su tamaño, este satélite debería convertirse principalmente en cenizas y vapor a su paso por la atmósfera. No obstante, "se espera que algunos componentes sobrevivan al reingreso", dice la NASA. No hay, en principio, un alto riesgo de que los restos puedan dañar a la población, "el riesgo de daño para cualquier persona en la Tierra es bajo: aproximadamente 1 en 2467", asegura la agencia. Lo más probable es que los restos caigan en el océano como ha pasado anteriores veces.
Años en el espacio
Esta nave llegó a la órbita terrestre en febrero de 2002 a bordo de un cohete Pegasus XL de Orbital Sciences Corporation con la misión de obtener imágenes de los electrones que transportan una gran parte de la energía liberada en las erupciones solares. Para ello, solo contaba con un instrumento a bordo, un espectrómetro de imágenes, capaz de registrar rayos X y rayos gamma del sol.
El satélite RHESSI ha sido pionero en su campo, pues antes de esta misión no se habían tomado este tipo de imágenes de la actividad solar. "Los datos de RHESSI han proporcionado pistas vitales sobre las erupciones solares y sus eyecciones de masa coronal asociadas" ha dicho la NASA. Ha llegado a registrar 100.000 de esas eyecciones.
Estos fenómenos suponen la liberación de grandes llamaradas a la atmósfera solar que, de alcanzar la Tierra, pueden tener efectos negativos en el sistema eléctrico como otros satélites, torres de comunicación y un largo etc. De ahí, la importancia de comprender cómo se generan, su ubicación, movimiento y frecuencia, detalles que este satélite ha facilitado con sus datos.
RHESSI incluso hizo descubrimientos no relacionados con las erupciones, como "demostrar que los destellos de rayos gamma terrestres (ráfagas de rayos gamma emitidos desde lo alto de la atmósfera de la Tierra sobre tormentas eléctricas) son más comunes de lo que se pensaba", afirma la NASA.