Rusia ha vuelto a demostrar su capacidad de bombardear Kiev en las últimas horas. Lo han hecho contra edificios civiles y contra infrastructura del país, siendo la energía un potencial objetivo. Sin embargo, Putin aún no ha mostrado todo su potencial armamentístico y es que tiene la capacidad de dejar inoperativos cualquier dispostivo eléctrico.
La guerra electrónica se postula como uno de los elementos diferenciadores en la invasión rusa en Ucrania. Este tipo de armamento, que España equipa en cazas como el Eurofighter, es capaz de dejar fuera de juego todos los dispositivos electrónicos del enemigo en mitad de la batalla. Comunicaciones, sensores, radares, sistemas a bordo de aeronaves... Nada escapa a las interferencias electromagnéticas.
Una versión más potente y masiva es la que genera un pulso electromagnético, conocido por sus siglas en inglés EMP. Este tipo de ataque normalmente se realiza empleando una bomba nuclear que libera una gran cantidad de radiación a kilómetros de distancia desbaratando todo aquello con una circuitería electrónica en su interior.
Pero Moscú ha ido un paso más allá. Según recoge The Times, ha equipado a sus batallones de operaciones especiales con un arma que les permite desactivar todos los dispositivos electrónicos dentro de un área de 10 kilómetros. Los expertos creen que pueden estar listos para utilizarla a medida que aumentan los fracasos en la invasión y las derrotas en el campo de batalla.
"Rusia posee una gama de municiones de pulso electromagnético no nucleares que podrían lanzarse desde la superficie utilizando proyectiles especializados", tal y como indica Justin Bronk, investigador principal del grupo de expertos del Royal United Services Institute (Rusi). Ciertas unidades de operaciones especiales ya llevan estas armas en Ucrania, comentó. "Los ataques EMP dejan muy poco rastro visible, por lo que es difícil saber si ya se ha utilizado uno sin estar allí en el terreno para investigar".
Un Zircón electromagnético
Uno de los sistemas que se han postulado para ejecutar ataques con pulsos de radiación es el misil Zircón. Pertenece al grupo de armas hipersónicas que el Kremlin ha desarrollado en los últimos años como parte de un densísimo programa que presentó el propio Putin en 2018.
El Zircón terminó su periodo de pruebas en noviembre de 2021 y tan solo unas semanas después se anunció que comenzaba oficialmente la fabricación en serie. Actualmente, según fuentes oficiales, el misil se encuentra en activo y listo para desplegarse desde los buques de guerra rusos.
Una de las particularidades de este misil es que puede equipar una amplia carta de ojivas y, entre ellas, se encuentran las que generan un pulso electromagnético. El sistema a bordo está compuesto por un estator y un condensador que se conectan mediante un interruptor creando una corriente eléctrica que, a su vez, genera un campo magnético muy intenso.
Ese campo magnético se comprime por un cortocircuito, generando entonces una ráfaga electromagnética muy intensa a una altitud determinada para que el efecto se propague sobre una zona. Según recogen, un Zircón con un dispositivo EMP instalado puede generar un pulso capaz de dejar fuera de juego el 90% de las comunicaciones y de los suministros de energía.
Este modelo de misil es capaz de alcanzar una altitud máxima de 28.000 metros e impactar contra un objetivo —en este caso generar un EMP— a más de 1.000 kilómetros de distancia. Lo consigue, además, viajando a 9 veces la velocidad del sonido (11.000 km/h) que lo convierten en inalcanzable para cualquier tipo de escudo antiaéreo.
El Zircón ya está activo para el despliegue desde buques de guerra, pero el Kremlin también planea integrarlo dentro de submarinos. La agencia de noticias gubernamental TASS informó que la Marina rusa tendrá que esperar hasta 2025 para poder equiparlo dentro de una nueva clase de submarinos nucleares de nueva generación que estarán listos para ese año.
El diseño exterior y una lista más detallada de las especificaciones son dos de los secretos mejor guardados por el Ministerio de Defensa ruso. Tanto es así, que no han publicado ni una sola foto en primer plano del Zircón y se han limitar a emitir vídeos de lanzamiento guardando siempre una distancia que impide distinguir las partes del misil.
"Rusia ya ha estado intentando hacer que Ucrania sea lo más inhabitable posible antes del invierno, por lo que no descarto la posibilidad de un ataque EMP como parte lo que parece ser una política de 'tierra arrasada'", ha comentado Francis Tusa, analista de defensa y exoficial de artillería nuclear británico. A diferencia de un ataque nuclear a gran escala —que también genera un pulso electromagnético—, el empleo de armamento EMP no nuclear también sería considerado como un acto de escalada bélica por los países de la OTAN.
Aunque tampoco se cierra del todo la puerta a que el Kremlin ejecute un ataque nuclear, como se ha podido comprobar en las últimas semanas con reuniones de las altas esferas militares del país. "Creo que el gran peligro para el gobierno ruso es que, una vez que realice una detonación nuclear EMP, corre el riesgo de perder el control estratégico de la situación, ya que no puede saber con certeza cómo podría actuar la comunidad internacional y, lo que es más importante, la OTAN", apuntó Thomas Withington, experto en guerra electrónica de Rusi.
La principal diferencia entre el armamento de pulso electromagnético y los sistemas de guerra radioelectrónica, como las que usa el Eurofighter. Las segundas pueden bloquear la electrónica a una distancia de varios cientos de kilómetros, son mucho menos potentes y no dañan realmente el equipo. Mientras que las armas que generan EMP, por el contrario, destruyen físicamente la electrónica sin posibilidad de recuperación del objetivo.
Cañones de radiación
Más allá de los misiles, el Kremlin también cuenta en su arsenal lo que denominan "cañones de pulso electromagnético", según los describen los medios gubernamentales. Se tratan de sistemas que crean radiación especialmente dedicada a defenderse contra aeronaves y sistemas en tierra en un programa que Rusia lleva desarrollando desde 2015.
En julio de 2020, según la TASS, el ejército de Putin realizó pruebas afinando la tecnología. "En la actualidad, el alcance promedio de los cañones EMP contra objetivos aéreos es de 7-8 km, con un máximo de 10 km" de radio efectivo. Números mucho mejores que los 2 kilómetros que daban anteriormente.
Otra fuente comentó que "los objetivos aéreos pueden destruirse a una distancia de 10 km, porque su equipo a bordo se quema". Un pulso electromagnético dura una fracción de segundo y alcanza el objetivo casi de inmediato viajando a la velocidad de la luz.
Durante estas pruebas, los cañones EMP se utilizaron para destruir varios equipos en tierra firme y también fueron eficientes contra drones. Del mismo modo, comentaron que el principal problema de este tipo de armamento es que necesita mucha energía atacar, haciendo complicado el desarrollo de un sistema EMP móvil —vehículos— en el futuro cercano.