EEUU presume de Quicksink, su potente misil que parte barcos por la mitad en pocos segundos
El Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea estadounidense revela algunos detalles sobre los sistemas a bordo de su misil antibuque Quicksink.
28 septiembre, 2022 03:20Buena parte del armamento más avanzado nace dentro de programas de desarrollo secretos que, solo cuando ya se han mejorado lo suficiente, comienzan a desvelarse detalles con cuentagotas. Es el caso del proyecto Quicksink (hundimiento rápido) que nace en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL) estadounidense y del que poco a poco se comienza a tener más información. Se trata de una mejora de los kits JDAM para bombas —que España compró en 2018— y que consigue partir un barco por la mitad, literalmente, como se puede ver en un vídeo publicado recientemente.
El metraje de 55 segundos muestra una perspectiva aérea del entrenamiento y una en primerísima persona con una cámara instalada en la propia embarcación que actúa como blanco. Del mismo modo, se adjunta una recreación en 3D del barco hundido en el lecho marino donde se puede apreciar que, efectivamente, el casco se separó en dos partes antes de hundirse debido a la explosión.
La responsable de esta potencia es la bomba GBU-31 para la que Estados Unidos desarrolló unos accesorios en los 90 denominados JDAM, que proporcionaban cierta maniobrabilidad gracias a un sistema de guiado GPS y otro inercial. Pero el AFRL ha querido dar una vuelta de tuerca más a esta munición incorporando una serie de tecnologías que otorgan al conjunto mejores especificaciones. Y de las que hasta ahora no se sabía absolutamente nada.
En el centro de todas las novedades alrededor de Quicksink se encuentra el buscador —seeker, en inglés— que integra un sistema dual que combina un radar con una cámara en el espectro de los infrarrojos. Según recoge The War Zone, el radar se ha integrado en la parte delantera del morro de la bomba, mientras que la cámara está instalada en el carenado lateral. Todos estos nuevos elementos se añaden en la parte delantera de la bomba GBU-31 que no pierde los sistemas de guiado por GPS ni por inerciales.
La bomba inteligente
Gracias a la integración de la nueva tecnología, este tipo de armamento podrá operar en cualquier condición meteorológica o incluso por la noche. El funcionamiento se basa en el ingreso de unas coordenadas cuando la bomba guiada todavía se encuentra a bordo de la aeronave. Puede ser el propio avión o desde el exterior quien acote una zona donde se deberá dirigir para obtener el blanco.
En los primeros instantes tras la liberación, empleará el sistema de guiado GPS y el inercial situados en la cola para dirigirse a las coordenadas preestablecidas. Una vez allí entrará en escena el sistema Quicksink con el buscador haciendo su trabajo para encontrar el blanco. Determinará entonces la ubicación exacta, la velocidad y el rumbo de la embarcación.
El empleo de este sistema integrado de radar y cámara infrarroja le proporciona la capacidad de operar en entornos complejos desde el punto de vista electromagnético. Algunas cúpulas antimisiles y antibombas crean interferencias o bloquean las transmisiones con los satélites de GPS, algo que no afectará a este nuevo armamento estadounidense.
Incluso en los escenarios más saturados, el buscador podrá seguir realizando su trabajo al depender exclusivamente de los sistemas integrados a bordo y no de una conexión externa expuesta a las interferencias. En los últimos metros, el esquema de ataque consiste en sumergirse justo al lado del barco para seguidamente hacer explotar la carga.
Según se puede ver en el vídeo, el barco se levanta una cierta altura de la superficie del agua y se parte justo después. Esa es precisamente la baza con la que juega Quicksink y su gran potencia para hundir embarcaciones. Si no las parte en dos, el agujero es tan grande que se sumergirán en pocos segundos.
El fabricante de JDAM es Boeing y el conjunto entero tiene una longitud de 3,8 metros por una envergadura de 64 centímetros con un peso de poco más de 900 kilogramos, se desconocen las medidas con el nuevo sistema Quicksink instalado. Lo que seguramente no cambie es el rango de acción que Boeing establece en 28 kilómetros con una altitud máxima de 14.000 metros.
El AFRL mantiene el resto de especificaciones de Quicksink bajo el mismo secreto que se aplicaba al sistema buscador anteriormente. Y es que, se ha convertido en una de las armas más importantes a la par que versátiles y baratas de toda la Fuerza Aérea. Esto último lo consigue, según el propio Laboratorio, debido a que no recurre a grandes bases de datos de embarcaciones para alimentar al buscador que tendrá que reconocer a quién está atacando. Tan solo se basará en la eslora.
Los kits de Quicksink que se pueden integrar en las bombas GBU-31 tiene un coste de unos 200.000 dólares cada uno, aunque el AFRL ha comentado que esperan reducirlo a 50.000 a medida que se vayan construyendo más unidades. El coste del sistema completo se desconoce pero todo hace indicar que será mucho menor que el millón de dólares —a veces más— que cuesta un misil antibuque de otros modelos.
Sustituir a los torpedos
El objetivo principal de Quicksink es sustituir a los grandes torpedos lanzados desde los submarinos. Además del coste por unidad de varios millones de dólares de modelos como el Mk 48 —el torpedo destructor de barcos por excelencia— se unen a que solo pueden desplegarse desde submarinos. Complicando enormemente la operativa de ataque. Mientras, los Quicksink se pueden integrar en plataformas tan diversas como los Harrier, F-15, F-16, F-18, F-22 o F-45; la plana mayor de la fuerza aérea de medio mundo.
"Los nuevos métodos explorados a través de Quicksink pueden lograr el mismo tipo de letalidad antibuque [que los torpedos] con armas lanzadas desde el aire, incluidas bombas de precisión modificadas de 900 kilogramos", anuncian desde el AFRL. "Un submarino de la Navy tiene la capacidad de lanzar y destruir un barco con un solo torpedo en cualquier momento, pero al lanzar ese arma, revela su ubicación y se convierte en un objetivo".
El empleo de aeronaves permite un despliegue a unos 10 kilómetros de distancia del objetivo a una altitud y posición seguras. Mientras que la huida de la zona se realiza a rápidamente sin revelar posiciones a las que puedan contraatacar.