La apuesta de Samsung para que los monitores dejen de ser meros periféricos pasivos ha cristalizado en la gama Smart Monitor. El último —y más grande— de esta saga acaba de llegar a España con el objetivo de combinar un panel de 32 pulgadas y resolución 4K con toda la experiencia de la marca coreana en el segmento de las Smart TV. Porque ya no es necesario elegir entre una pantalla en la que trabajar o jugar y una televisión inteligente.
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El Samsung Smart Monitor M8 (799 euros) lidera un nuevo segmento de dispositivo con dos caras dispuestas a satisfacer el trabajo y el entretenimiento. Para ello, han incorporado toda una serie de aplicaciones y herramientas que facilitarán la vida del usuario en ambas facetas. Y con un diseño minimalista que pega en cualquier estancia.
En las últimas semanas he convertido el monitor de Samsung en el centro de operaciones de mi productividad diaria, conviviendo con sus luces y con sus sombras. De igual modo, una vez concluida la jornada laboral, también ha sido el pilar del ocio más puro con videojuegos, series, películas, canales de televisión y servicios de streaming como Netflix.
Todo minimalista
El Samsung Smart Monitor M8 recurre a un diseño nada arriesgado con tres marcos muy finos y uno inferior algo más tosco. El color blanco es el protagonista indiscutible de la pantalla sin posibilidad de elección. En cambio, la marca sí ofrece más colores de la peana para dar un toque personalizado al escritorio.
La pantalla emplea un panel LCD VA de acabado mate que se ve realmente bien. La resolución 4K le queda como un guante a las 32 pulgadas con un formato panorámico lo suficientemente grande como para trabajar en el día a día —todavía más si vienes de un menor tamaño— y correcta como soporte de entretenimiento.
En este último campo echamos de menos un punto más de tasa de refresco (se queda en 60 Hz) que pueda servir de aliciente para los gamers. Por otro lado, la experiencia de visualización de series o películas es buena gracias a que cuenta con los estándares HDR10 y HDR 10+.
El diseño rectangular tan solo está interrumpido por la webcam Slim Fit —como así la ha llamado— situada en la parte superior. La innovación también llega a este aspecto y Samsung ha optado por colocarla dentro de un módulo desmontable que emplea un imán para hacer coincidir las conexiones en la parte trasera.
Precisamente, este apartado de conectividad de hardware es uno de los aspectos que más fríos nos han dejado. El Smart Monitor M8 tan solo cuenta con un microHDMI 2.0 y un par de USB Tipo C (uno de ellos con capacidad de carga de 65 W). No contar con un puerto HDMI 2.1 puede ser un hándicap para los más jugones. Ni rastro tampoco de conexiones Thunderbolt.
Para el usuario estándar de teletrabajo sería más que suficiente contar con esa carta de conexiones, pero al ser también un monitor enfocado al entretenimiento podríamos esperar un punto más. Esta —relativa— ausencia se complementa con los estándares inalámbricos protagonizados por el WiFi y el Bluetooth compatible con estándares como el AirPlay de Apple, que permite enviar contenidos directamente desde el teléfono o la tablet.
El último elemento minimalista que viene con el Samsung Smart Monitor M8 es el mando a distancia, una de las particularidades que lo diferencian respecto a los monitores normales y que lo acerca más a una Smart TV. Se trata de un dispositivo pequeño, con los controles justos y atajos para movernos por la interfaz.
Para trabajar
Lo primero es lo primero y el trabajo —en mi caso teletrabajo— ha supuesto la inmensa mayoría del tiempo delante del Smart Monitor M8. En este aspecto, se aplica la máxima de cuanto más grande, mejor y las 32 pulgadas ayudan a sacar adelante con comodidad las tareas del día a día.
Según las preferencias de cada usuario, se puede ajustar el reescalado en Windows que permite dos vías configurables. La primera es ver una cantidad similar de información que en pantallas más pequeñas, solo que todo mucho más grande y especialmente pensado para no tener que forzar la vista. La segunda opción aprovecha la superficie y la resolución para mantener el tamaño y mostrar más contenido.
Dentro del menú del monitor, Samsung ha colocado un apartado llamado Workspace (Espacio de Trabajo, en español) especialmente dedicado a gestionar esta faceta. En él se encuentra el acceso directo al HDMI como fuente del ordenador y también las herramientas para conectarse en remoto a un PC, un Mac o a un dispositivo de Samsung con Dex.
Esto último, si bien no es algo muy extendido para el común de los trabajadores, puede ser decisivo para algunas personas. Gracias a una aplicación instalada en el sistema operativo Tizen del Smart Monitor, se puede acceder de forma remota a un ordenador, incluso si se encuentra a miles de kilómetros. Tan solo se necesita configurar la conexión por internet y que el dispositivo remoto se encuentre encendido.
Otra de las funciones que incorpora es la sincronización directa con Microsoft 365, la suite de ofimática y almacenamiento en la nube más utilizada en todo el mundo. Para utilizarla, tan solo se tiene que ingresar con el correo electrónico de Microsoft a la aplicación del Smart Monitor, conectar por Bluetooth un teclado y ratón y comenzar a editar documentos en Word, presentaciones en PowerPoint, hojas de Excel o acceder a todos los archivos de OneDrive sin necesidad de conectar un PC.
Para entretener
La segunda pata del Smart Monitor M8 es la del entretenimiento a raudales. Si bien no es el monitor gaming por excelencia —Samsung ya tiene otros en ese segmento—, cumple su función para el gamer más casual, como cualquier otro monitor de 60 Hz de tasa de refresco, resolución 4K y 32 pulgadas.
Pero donde de verdad está la magia de este dispositivo es en su interior. Emplea el sistema operativo Tizen, desarrollado por Samsung, como eje central de las funciones Smart TV. Cuenta con aplicaciones de todo tipo con los servicios de streaming como estrellas indiscutibles. Netflix, Amazon Prime Video, Apple TV, HBO Max... No falta absolutamente nada.
Toda la tienda de aplicaciones disponible en los televisores de Samsung está presente en este monitor. Esto abre un abanico prácticamente infinito de posibilidades de entretenimiento audiovisual, aplicaciones de información, utilidades y algunos juegos sencillos para manejar con el mando a distancia.
Sorprende positivamente el audio de los altavoces integrados. Dispone de un par situados a ambos lados que consiguen un nivel de volumen más que suficiente —muy por encima del de otros monitores que he probado— con la claridad correcta. Se queda por debajo de los obtenidos por una televisión con un precio equivalente, pero siempre se puede conectar una barra de sonido.
Además, la compañía coreana ofrece un servicio de televisión llamado Samsung TV Plus totalmente gratis con algunos canales en directo y en la tienda se encuentran todas las aplicaciones de las operadoras, por lo que también podremos acceder a nuestros paquetes televisivos contratados desde el Smart Monitor M8.
El pack se complementa con la integración de los asistentes virtuales Bixby —propio de Samsung— y Alexa. Con ellos se pueden ejecutar órdenes simplemente invocándolos desde el mando a distancia y controlar algunas funciones internas o la domótica de casa. Dispone también de integración con el ecosistema de dispositivos Smart Things de Samsung, con el controlar desde la lavadora hasta la nevera.
En este apartado, y gracias a las 32 pulgadas, Tizen permite distribuir el espacio con varias ventanas. Por ejemplo, puedes tener la aplicación de YouTube abierta en una ventana pequeña en una esquina mientras trabajas con el ordenador utilizando el HDMI.
Otra de las aplicaciones instaladas en el monitor es Google Duo, el servicio de videollamadas de Google. Con él se saca todo el jugo a la cámara Slim Fit y a su sistema de seguimiento de caras y encuadre automático. La contrapartida es que la cámara no la detecta el ordenador con el que he estado trabajando —Windows 10—, por lo que, si la queremos utilizar para reuniones de trabajo en otra plataforma, queda inutilizada.
¿Me lo compro?
Si lo que queremos es no tener que salir de la habitación para trabajar, jugar o ver contenido multimedia este dispositivo es ideal. Todo centralizado con buena calidad de imagen y de audio, potenciado con el ecosistema del sistema operativo Tizen de la marca coreana.
Hay que tener en cuenta las aplicaciones extra que incluye de acceso remoto y de la integración con Microsoft 365 que, para algunos usuarios, será lo que realmente incline la balanza. Asimismo, si se va a utilizar simplemente como monitor, existen mejores alternativas tanto por precio como por prestaciones.
Los 799 euros del Samsung Smart Monitor M8 se justifican para aquellas personas que busquen tener un todo en uno. Quizá una oficina donde actualmente no hay televisión, en otra donde se utilice el escritorio remoto o la típica habitación alquilada por un estudiante que quiere tener su propio televisor.