Auriculares inalámbricos hay muchos, y cada vez más. Es fácil encontrar cientos de versiones que van desde los icónicos AirPods de Apple hasta la alternativa más barata en supermercados como Lidl. Todos ofrecen la experiencia de escuchar música de forma individual pero, cada uno en su nivel y con grandes diferencias en prestaciones y precio.
Ante este panorama es complicado diferenciarse. Todos los dispositivos se asemejan demasiado y, salvo ejemplos como el de los Nothing ear (1), todos los auriculares siguen una serie de patrones de diseño y estética con lo que la gran diferencia entre ellos son sus características internas. Hasta ahora.
Sony ha roto la baraja con el lanzamiento de los LinkBuds, unos auriculares únicos que cambian por completo el factor forma para abrazar una característica muy concreta: que no nos los quitemos nunca. Para llevar unos auriculares que puedan acompañarnos siempre es importante que éstos no aíslen del exterior, que podamos saber qué ocurre en lo que nos rodea —aunque sea por mera seguridad—, por lo que los LinkBuds cuentan con un innovador diseño en forma de aro que deja pasar el ruido al oído.
Este diseño y enfoque de los LinkBuds es un concepto radical que se pone en el lado opuesto de la balanza de la característica estrella que Sony abandera y con la que ha marcado tendencia en el mercado: la cancelación de ruido. Tanto con los WF-1000XM4 como con los WH-1000XM4, Sony es la referencia en cuanto a un dispositivo de audio con el que aislarse del mundo, aquí la ambición es justo la contraria.
Durante el último mes los he estado utilizando para comprobar de primera mano qué pueden aportar estos LinkBuds y si realmente merece la pena la inversión de 180 euros con los que llegan al mercado, un precio que les coloca como un auricular true wireless de alta gama.
Un diseño nunca visto
Lo primero que llama la atención de los LinkBuds, por encima de todo, es su diseño. No se parece en nada a lo que hayamos visto en el sector. Tienen forma de anillo dejando hueco en el centro para dejar pasar así el sonido de lo que nos rodea. Este diseño es un reto ya que ha habido que cambiar el interior por completo, por ello Sony ha desarrollado un transductor de 12 mm en forma de aro con el centro del diafragma abierto.
Con la idea de que los LinkBuds nos acompañen todo el día, el otro gran elemento de diseño de los auriculares es su tamaño. Son minúsculos. Realmente compactos y ligeros, con un peso de unos 4 gramos por auricular y cuyo estuche también es súper reducido. Si eres aficionado a guardar los auriculares en el bolsillo de las monedas del pantalón, aquí te sobrará espacio.
Pero lo importante es que en la oreja se llevan extremadamente bien. Los LinkBuds encajan en el pabellón auricular quedando sujetos entre el trago y el antihélix, para ello cuentan con una pequeña protuberancia de plástico en la parte trasera de diferentes tamaños, con la idea de adaptarse a todas las orejas. Cuando quedan bien encajados —fundamental para tener una buena experiencia— el agujero del diafragma queda alineado con el conducto auditivo, de esta forma, se produce la magia para escuchar música al tiempo que también nos enteramos de lo que sucede en el exterior.
Otro de los detalles importantes de los nuevos LinkBuds es cómo se controlan. Debido a su novedosa y pequeña forma el sistema habitual de toques en el auricular para pausar, reproducir o pasar de canción, se ha movido a la cara. Si nos tocamos dos o tres veces en la patilla cerca de la oreja (entre el lóbulo y la fóvea) podremos controlar la reproducción como habitualmente. Es una solución ingeniosa, cómoda y muy intuitiva en cuanto te acostumbras a ella. Estos toques pueden personalizarse desde la app para asignarse al gusto del usuario.
Sony no renuncia en ellos a algunos detalles que ya habíamos visto en otros modelos como la certificación IPX4 que asegura resistencia a salpicaduras o sudor. Asimismo, la compañía japonesa sigue apostando por su estrategia ecológica y han sido fabricados con plásticos reciclados en las piezas estéticas que le aportan carácter y una sensación agradable.
Pese a su reducido tamaño su rendimiento de autonomía es bastante bueno. Podemos disponer de algo más de 5 horas de escucha en los auriculares más otras 12 horas en el estuche. Hay alternativas con mayor batería, pero no en un tamaño tan pequeño, y ahí los LinkBuds es apuesta ganadora. Además, cuentan con carga rápida y con 10 minutos de carga se tiene 90 minutos de uso.
¿Qué tal se escuchan?
Aunque los LinkBuds no cuenten con cancelación de ruido que permitan aislarse del exterior y centrarse 100% en la música, no por ello Sony ha descuidado cómo suenan. Disponen de un sonido bien equilibrado, fiel y de alta calidad con un rango medio-alto que permite escuchar la música y llamadas de forma clara.
Lo hace gracias al procesador V1 integrado, el mismo que se puede encontrar en los WF-1000XM4, una declaración de intenciones de que no se sacrifica calidad de sonido. Lo cierto es que se desenvuelven muy bien y la calidad de sonido es perfecta, pudiendo tener sensación envolvente con plataformas como Tidal gracias a 360 Reality Audio.
Este chip se desenvuelve especialmente bien con el driver de 12 mm con forma de anillo diseñado para la ocasión con el diafragma de alto rendimiento. Proporciona un sonido bien equilibrado y potente sin distorsión aunque subamos a tope el volumen —aunque si los tenemos bien ajustados a la oreja, no hará falta ponerlos al máximo—.
Sin embargo, el cambio de concepto de los auriculares por un sistema abierto que se integre con el exterior puede jugar malas pasadas en el momento que llega nuestro solo de guitarra favorita y justo pasa un autobús a nuestro lado. Los decibelios de más del exterior pueden echar a perder la experiencia auditiva al completo.
De este modo aunque los LinkBuds tienen suficiente desempeño para sonar de forma extraordinaria y fiel, es el entorno quien puede estropear la experiencia porque supere el volumen que tenemos puestos. Y es que aunque vienen con la función inteligente que ajusta automáticamente el volumen de sonido al entorno, cuando hay determinados sonidos rápidos no da tiempo a que terminen de ajustarse.
Eso sí, el mismo concepto es un punto a favor para poder mantener conversaciones en el trabajo. Aunque incorpora Speak-to-chat (la función que para la música cuando detecta que estamos hablando), yo lo he acabado desactivando porque la conversación puede fluir en un entorno de oficina con ellos puestos.
¿Me los compro?
Los LinkBuds me han gustado, aunque son unos auriculares difíciles de recomendar. Donde más los he usado ha sido en casa mientras que el crío está dormido, para estar atento si lloraba, o para enterarme si mientras teletrabajaba tocaba algún mensajero al timbre. Pero también son perfectos para correr o montar en bici: te permiten estar alerta sin renunciar a disfrutar de música.
El problema de los LinkBuds es su precio. Por 180 euros es complicado recomendarlos a alguien que no tenga ya otros auriculares inalámbricos con cancelación de ruido que use habitualmente, y busque algo tan concreto como lo que los LinkBuds ofrecen. En ese sentido creo que los LinkBuds de Sony vienen a competir más contra alternativas de conducción ósea que lo que entendemos por true wireless que los AirPods ha popularizado.
No son unos auriculares a recomendar si los vamos a usar sin alternativa. Por su precio, hay opciones de alta calidad con sistema de cancelación de ruido y sistema de transparencia que ofrecen lo mejor de ambos mundos de una forma más versátil. Y a día de hoy, el tener cancelación de ruido es un reclamo casi indispensable.
Los LinkBuds serían perfectos para un mundo ideal donde, por ejemplo, todos tuviésemos dos fundas de iPad —una con el Magic Keyboard para trabajar en la oficina y otra para protegerlo y llevarlo a todos lados—. Los LinkBuds serían una compra obligada para tener como segundos auriculares. Algo que ofrece algo completamente diferente para poder integrarnos en el mundo que nos rodea sin aislarnos del mundo.
En cualquier caso, los LinkBuds son un buen órdago de Sony a la industria. Una ambición por querer cambiar las cosas y abrir las miras en un mercado donde la mayoría de alternativas son clones y pocos aportan valor diferencial. Los LinkBuds lo hacen, aunque no sean para todos.
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