Casi dos años después del comienzo de guerra, Rusia y Ucrania han hecho balance del desempeño en el frente de batalla este 2023. Ambos países llegan a la misma conclusión: en un tablero internacional tan volátil, la carrera armamentística se gana invirtiendo en la producción doméstica. Este jueves, la corporación estatal rusa Rostec anunció que la producción de munición para armas ligeras y de misiles para lanzaderas se multiplicó 50 veces desde el comienzo de la guerra en Ucrania.
Kiev busca seguir la estela de Moscú, aunque las posibilidades son mucho más limitadas. De cara al año próximo, Ucrania se propone duplicar la producción nacional de armas, que ya se triplicó de 2022 a 2023. El Gobierno de Volodímir Zelenski persigue dejar de depender de la provisión de municiones extranjeras: tras el paquete de ayuda militar por valor de 250 millones de dólares anunciado por Estados Unidos el miércoles, Kiev no espera grandes aportaciones de Washington en 2024. Al Congreso estadounidense ya le costó aprobar el lote de esta semana, y no hay indicios de que el país norteamericano acuerde más proyectos de financiación a Ucrania en los próximos meses.
Las entregas del millón de proyectiles de artillería prometido por la Unión Europea también van mucho más lentas de lo esperado. A finales de noviembre, Ucrania sólo había recibido 300.000, según el Ministerio de Asuntos Exteriores. Es poco probable que la UE envíe a tiempo el resto, unos 700.000 proyectiles, antes de marzo de 2024. Mientras tanto, los soldados ucranianos han reducido considerablemente el número de proyectiles de artillería que disparan cada día, según diversos informes procedentes desde la línea del frente. Se ven obligados a racionar las existencias restantes mientras hacen frente a la creciente presión rusa, informa Efe.
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El desarrollo de la producción nacional adquiere especial importancia en tales condiciones, según dejaron claro el miércoles altos funcionarios ucranianos en una serie de declaraciones dedicadas al sector de defensa del país. Según el ministro de Industrias Estratégicas, Olexandr Kamishin, 300.000 ucranianos están empleados actualmente en 500 empresas del sector. Su producción se triplicó en 2023 y se espera que se duplique en 2024, reveló Kamishin, según informa Ukrinform.
200 de las empresas del sector están implicadas en la producción de drones, que cada vez son más importantes en el campo de batalla. Según Zelenski, se espera producir un millón de drones "suicidas" de corto alcance en 2024, mientras el Estado busca una mayor celeridad en sus actuaciones, tras un lento comienzo en el que fue criticado por mostrar poca iniciativa en asegurar la ventaja de Ucrania en este ámbito.
Un programa de financiación de 1.000 millones de euros, puesto en marcha por el gobierno en 2023, ha contribuido a acelerar su producción, subrayó Kamishin. Ucrania también debería tratar de reducir su dependencia del suministro de piezas de repuesto procedentes de China, aunque no es probable que esto ocurra pronto, según había declarado anteriormente a Efe Yuri Kovalchuk, productor voluntario de drones de Leópolis.
Según Kovalchuk, una ventaja importante de los productores ucranianos es que pueden contar con la reacción constante de los soldados para aumentar la eficacia de los drones. También se ha avanzado en la producción de artillería, con seis obuses Bogdana listos cada mes, reveló Kamishin. Señaló que Ucrania ha estado trabajando en la creación de sus propios sistemas de defensa antiaérea, al tiempo que se negó a revelar detalles sobre el programa "más importante", el de misiles de largo alcance.
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Sin embargo, seguir el ejemplo del enemigo puede no ser la idea más inteligente para Ucrania. En Rusia, varios medios independientes han denunciado que Rostec elude las sanciones impuestas por Occidente por medio de compañías fantasmas que les permiten importar componentes sujetos a restricciones e indispensables para la fabricación de misiles y drones.
Tanto Putin como el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, han informado durante el último año sobre el incremento de la producción de armas en el país. Según informó el mandatario ruso en septiembre pasado, la producción de blindados se incrementó al triple durante los primeros nueve meses de este año. Putin ha llamado en varias ocasiones a aumentar también la fabricación de medios antiaéreos, de lucha antibatería y en particular de drones.
¿Es posible no depender de EEUU?
En 2024, es probable que en el caso de Ucrania la dependencia del extranjero continúe. Kiev ha multiplicado por 42 su producción de granadas de mortero y por tres la de proyectiles de artillería en 2023, aunque no se espera que la producción de proyectiles de artillería de 155 mm estándar de la OTAN, tan urgentemente necesarios, comience hasta 2024. "Por desgracia, en este calibre dependemos de nuestros socios, dependemos del suministro de la pólvora de disponibilidad limitada", explicó Kamishin.
A pesar de los progresos en algunos ámbitos en 2023, la producción nacional sólo podría aspirar a disminuir la dependencia de Ucrania de los suministros del exterior y no a eliminarla por completo, dijo a Efe Oleksí Melnik, experto militar del Centro Razumkov. "Más bien podría complementar [la ayuda exterior] y reducir el nivel actualmente crítico de dependencia de la ayuda exterior", subrayó Melnik al señalar que ningún país del mundo es capaz de producir todas las armas completamente por sí mismo.
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La escasez de especialistas altamente cualificados y la financiación insuficiente probablemente seguirán obstaculizando la producción nacional, advirtió Kovalchuk asimismo. Para superar las dificultades, el Estado debería liderar la producción de armas, aunque las empresas privadas, más flexibles, y los voluntarios civiles deberían seguir desempeñando un papel importante, considera Melnik.