Mitsotakis supera su propia tragedia griega: un 'Watergate', los trenes y las devoluciones ilegales
El crecimiento económico logrado en los últimos dos años podría esta detrás de la reelección del primer ministro conservador griego.
23 mayo, 2023 03:38Aunque todos le eran favorables, ningún sondeo alcanzó a prever la estrepitosa victoria que el conservador Kyriakos Mitsotakis (Atenas, 1968) obtuvo el pasado domingo en las elecciones generales de Grecia. El primer ministro griego, que ocupa el cargo desde 2019, se hizo ni más ni menos que con casi el 41% de los votos, una cifra más que optimista que, sin embargo, no le permite gobernar en solitario.
Así, Mitsotakis tiene que decidir entre buscar a un socio de Gobierno o abocar a los ciudadanos griegos a unos nuevos comicios dentro de dos meses con la esperanza de conseguir la mayoría absoluta. Su apuesta, al parecer, es arriesgar.
Pero el empeño del líder del partido Nueva Democracia por gobernar sin pactar con otras formaciones no es motivo de sorpresa. Hijo de Constantinos Mitsotakis, primer ministro griego entre 1990 y 1993, que fue a su vez sobrino del Eleftherios Venizelos, figura clave de la transición contra el Imperio otomano, Mitsotakis aprendió a moverse en la arena política casi desde la cuna.
Lo realmente sorprendente, o cuando menos admirable, es que Mitsotakis haya logrado tanto apoyo en las urnas tras una legislatura marcada por diversos escándalos que hace apenas unos meses le colocaban fuera de la nueva escena política.
El pasado febrero, un choque de trenes en la localidad de Tempe, al este de Grecia, dejó 57 muertos y centenares de heridos. La tragedia ferroviaria fue atribuida a "un error humano", pero sacó a la luz las grandes carencias del sistema ferroviario nacional.
[El primer ministro griego asegura que el accidente de tren en Grecia se debió a un error humano]
Su entonces ministro de Transportes, Kostas Karamanlis, dimitió tras el accidente y Mitsotakis tuvo que adelantar elecciones y enfrentarse a una huelga general y a numerosas manifestaciones -algunas violentas- en su contra para exigir responsabilidades.
Así, las cosas pintaban mal para el líder del partido conservador a inicios de año, cuya popularidad cayó en picado hasta colocarse a escasos tres puntos del izquierdista Syriza, principal partido opositor liderado por Alexis Tsipras que sólo ha conseguido un 20% de las papeletas en los comicios.
A este enfado social se le sumaba la indignación por el escándalo de las escuchas ilegales en teléfonos de periodistas, empresarios y políticos (incluidos miembros de los partidos de oposición) a través del programa Predator destapada por los medios de comunicación el pasado verano.
Esta trama de espionaje, conocida ya popularmente como el Watergate griego, apuntaba a Mitsotakis como principal sospechoso. Él reconoció errores, aseguró no tener nada que ver e introdujo cambios en el Servicio Nacional de Inteligencia (EYP), lo que no le salvó de enfrentarse a una moción de censura presentada por Syriza en enero que superó con creces.
Otra de las sombras que persigue desde hace tiempo al primer ministro griego son las acusaciones vertidas por oenegés como Human Rights Watch e incluso por el propio Gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan que sostienen que el Ejecutivo heleno realiza devoluciones en caliente de los solicitantes de asilo en la frontera con Turquía.
La baza económica
A pesar de todo, Mitsotakis ha ganado las elecciones de nuevo. Y si ha contado con el apoyo de una amplia parte de la población (votar es obligatorio en Grecia) se debe, en parte, al crecimiento económico que ha experimentado el país en los últimos dos años.
De hecho, hasta el pasado agosto, el país estaba sometido al mecanismo de estricta supervisión económica de la Unión Europea que se activó tras la crisis de 2008. Actualmente, la economía está en fase de recuperación, ya que en 2022 creció casi un 6% con respecto a 2021, según el Banco Mundial.
Esa ha sido precisamente una de sus principales bazas electorales de Mitsotakis que, sin embargo, no ha conseguido paliar la inflación -que superó el 10% el año pasado- en los alimentos básicos. Es, además, una de las principales preocupaciones del 58% de los griegos, según un reciente estudio de la Universidad de Macedonia.