"La táctica chechena": así ha causado Ucrania 4.000 bajas rusas en dos semanas en Bakhmut
La estrategia del ejército ucraniano no busca tanto la defensa de las posiciones, sino volar por los aires el terreno cuando entren las tropas rusas.
15 abril, 2023 02:47La estrategia recuerda a la que emplearon los chechenos en la batalla de Grozny allá por 1995: el ejército ucraniano que aún resiste en Bakhmut mina los grandes objetivos de la lucha urbana -edificios administrativos, residenciales, estaciones, monumentos emblemáticos…- y espera a que el enemigo ataque. Cuando lo hace, en vez de optar por una defensa a ultranza de las posiciones, la resistencia se retira unos cuantos metros y, una vez han entrado las tropas rusas en dicho objetivo, lo vuelan por los aires.
Esto explicaría, como apunta el experto bélico Majakovsk en sus redes sociales, las imágenes recientes de edificios derrumbándose en medio de la nada, una circunstancia que se achacaba al empleo de artillería pesada por parte del ejército ruso, pero que puede responder a una política de tierra quemada.
Tarde o temprano, Bakhmut caerá por completo -se rumorea que los rusos podrían haber tomado ya la estación de ferrocarril y la plaza mayor, además de estar luchando por el ascensor de transporte del grano-, pero su captura no servirá para nada. No habrá ciudad que anexionarse, solo ruinas.
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La decisión es durísima para el alto mando ucraniano, pero a estas alturas no caben miramientos. Bakhmut es ya desde hace tiempo un páramo inhabitable, “la Hiroshima europea”. El ejército ruso y el Grupo Wagner son los responsables de este destrozo con su asedio de meses. Lo único que hace ahora Ucrania es resistir y confiar en que algún día se pueda recuperar el territorio y reformar la ciudad, algo que solo será posible en condiciones de paz.
La trituradora de carne
Esta destrucción de objetivos civiles, obviamente, esconde algo más que orgullo. Según el Institute for the Study of the War, sólo en las últimas dos semanas, Rusia habría sufrido cuatro mil bajas en Bakhmut. Se entiende que la cifra incluye muertos y heridos, pero sigue siendo altísima.
Si tenemos en cuenta que hace dos meses los expertos occidentales pedían a Ucrania que se retirara de la ciudad porque la proporción de víctimas de uno y otro bando ya no le era ventajosa, cada vez queda más claro que la decisión de quedarse ha sido un acierto. Hay que señalar que, probablemente, Ucrania no tenga ni cuatro mil hombres en total defendiendo el centro urbano.
La resistencia ucraniana no solo ha provocado una hecatombe en el Grupo Wagner, sino que, manteniendo abierta la posibilidad de huida a Chasiv Yar, ha obligado al ejército ruso a desviar tropas desde Avdiivka para culminar la toma de la ciudad. De esta manera, Ucrania no solo consigue fijar tropas enemigas en Bakhmut que no pueden utilizarse en otras zonas del frente más importantes para el devenir de la guerra, sino que obliga a Rusia a relajar la presión en las afueras de Donetsk capital, donde se estaban sucediendo los ataques, aunque sin demasiado éxito.
El siguiente objetivo para Ucrania en Bakhmut, una vez descartadas pinzas y calderos, sería ir retirándose hacia las afueras de la ciudad, al complejo habitacional de la era soviética, en la zona oeste, con sus altos edificios que permiten a los francotiradores cebarse con las unidades que intenten avanzar. Sin duda, esto causará muchas más bajas entre lo que queda de Wagner y las unidades desplegadas del ejército regular ruso, en una proporción muy ventajosa para los resistentes.
Momento para el contraataque
Podría darse el caso de que, una vez Rusia consiguiera, después de casi un año, hacerse con la totalidad de la ciudad, sufrieran de inmediato un contraataque que les devolviera a las posiciones de principios de otoño. Las tropas rusas están agotadas, llevan meses combatiendo en condiciones extremas, han visto a sus compañeros caer como moscas y no van a encontrar en su victoria nada de un mínimo valor.
La duda es si Ucrania está mejor, claro. De entrada, sabemos que su ejército está mucho más preparado que hace un año, cuando renunció a una defensa parecida de Severodonetsk y Lisichansk y se limitó a resistir el tiempo suficiente para impedir que el ejército ruso pudiera avanzar mucho más en el Donbás.
La propia resistencia de Bakhmut sin grandes despliegues ni heroísmos, indica que la superioridad rusa hay que ponerla muy en duda. Si Ucrania pudiera enviar reservas a la zona, organizar nuevas unidades y dispusiera ya de las armas prometidas, la posibilidad de retomar Bakhmut supondría un golpe psicológico devastador para Rusia.
Ahora bien, de los golpes psicológicos hablamos mucho los analistas, pero la realidad sobre el terreno es otra cosa. De entrada, puede que Ucrania aún no esté preparada para una contraofensiva en ningún lugar, como apuntan los supuestos papeles filtrados del Pentágono, o puede que su idea sea hacer un ataque en varias direcciones, aprovechando la enorme dificultad de los rusos para mover sus tropas de un punto a otro del frente, y para ello requiera de aún más tiempo.
En los últimos días, se habla mucho de la incapacidad de Ucrania para organizar una contraofensiva digna de ese nombre y la necesidad de esperar tal vez hasta junio. Tanta insistencia recuerda a cuando se aseguraba que era imposible defender Kiev o defender Mikolaiv o defender la propia Bakhmut.
Puede que Ucrania, efectivamente, esté tan agotada como Rusia o puede que lo esté aparentando. Desde luego, si queda un mínimo de fuerzas y de material, el momento de intentarlo es este. Más adelante, todo puede cambiar.