Por qué Bakhmut puede no ser más que una cortina de humo para la ofensiva de Ucrania en Jersón y Crimea
El gobierno de Ucrania ha confirmado que no tiene intención de retirar a sus tropas de Bakhmut y que la nueva contraofensiva comenzará en breve.
7 abril, 2023 02:52La visita este jueves de Volodimir Zelenski a su homólogo polaco Andrzej Duda ha servido para dejar dos cuestiones meridianamente claras. La primera: Ucrania sabe que necesita a Polonia como clave de presión ante la UE, la OTAN y Estados Unidos en lo que se refiere a implicación política y apoyo militar y Polonia sabe que necesita garantizar esa implicación y ese apoyo para no ser el siguiente objetivo de Putin. Y la segunda: Zelenski no tiene la más mínima intención de retirar a sus tropas de Bakhmut a menos que sea estratégicamente necesario o ante la posibilidad de que queden embolsados por las tropas del Grupo Wagner.
La segunda clave no es algo que no hayamos escuchado ya. Tal y como lo ha dicho el propio Zelenski lo dijeron previamente el comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania, el general Alexander Syrsky, y al comandante en jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, Valerii Zaluzhnyi. Incluso Oleksii Reznikov, ministro de Defensa ucraniano, se ha manifestado en este sentido. Y todo ello pese a que el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo que Bakhmut tenía más importancia simbólica que valor estratégico y operativo.
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Un valor estratégico que puede ir mucho más allá de lo evidente. Así, mientras el Grupo Wagner tiene a 6.000 soldados de élite y a unos 30.000 hombres reclutados en cárceles según el general de Estados Unidos Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, Ucrania "está haciendo una defensa muy efectiva que ha resultado muy costosa para los rusos". O lo que es lo mismo: Rusia ha conseguido hasta la fecha hacerse con el control del 65% de Bakhmut a costa de unas cifras de bajas terribles y aún así "no ha logrado sus objetivos estratégicos", según Milley.
Una picadora de carne humana en la que fuentes occidentales calculan entre 20.000 y 30.000 los militares rusos muertos o heridos y en más de 15.000 lo que se refiere a soldados ucranianos. Aún así Zelenski y sus generales no piensan dar un paso atrás. Teoría reforzada este mismo jueves por el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin: "Hay que decir claramente que el enemigo no va a ninguna parte".
¿Pero por qué?
Mientras el frente de batalla más activo se mueve en Bakhmut y en los ejes Kreminna-Lysychansk (al norte) y Krasnohorivka-Marinka (al sur), Reznikov, ministro de Defensa ucraniano, ha confirmado durante una visita a su homólogo griego en Atenas lo que es un secreto a voces desde hace tiempo: Ucrania prepara ya una contraofensiva en la que contará con los soldados que se están formando en varios países de Europa -entre ellos España- y con los tanques Leopard europeos, los Challenger británicos y los M1 Abrams estadounidenses.
La duda reside ahora en qué zona del frente se producirá tal ofensiva, pues todos los focos apuntan a Jersón y, por ende, a Crimea. Especialmente tras las últimas declaraciones de Andriy Sybiha, jefe adjunto de la Oficina de Zelenski, al diario Financial Times: "Si conseguimos alcanzar nuestros objetivos estratégicos en el campo de batalla, y cuando lleguemos a la frontera administrativa con Crimea, estamos listos para abrir una página diplomática para abordar este asunto. Eso no significa que excluyamos la liberación (de Crimea) por nuestro ejército".
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Estas declaraciones son, a juicio del FT, una de las muestras más explícitas hasta ahora de la intención de Ucrania de negociar sobre Crimea, lo que podría "aliviar" los temores de los países occidentales que recelaban de un eventual intento de Kiev de recuperar la península por la fuerza. Sybiha, tal y como recoge EFE, enfatizó que las conversaciones en el entorno del presidente sobre una eventual negociación atañen exclusivamente a Crimea.
Además, el Estado Mayor ucraniano informaba en su parte militar diario de que el ejército ruso “está incrementando las fortificación de sus fronteras defensivas y sus posiciones” en los territorios que controla en Zaporiyia y Jersón, en el sur de Ucrania, presumiblemente en anticipación de una posible contraofensiva ucraniana.
La última pieza del puzle la habría dado el propio Vladimir Putin en su reunión en el Kremlin con Denís Pushilin, líder de Donestk, donde señaló que el objetivo de las fuerzas rusas en el Donbás es alejar la línea de separación con las fuerzas ucranianas a tal distancia que no puedan alcanzar con su artillería a las tropas rusas y a las capitales de Donetsk y Lugansk.