Jersón abraza a sus libertadores y Zelenski avisa: "Hay 2.000 minas y cables trampa sin detonar"
La ciudad recibe entre vítores al ejército ucraniano tras el fin de una ocupación que se extendió durante meses.
13 noviembre, 2022 03:19Llora Jersón, pero lo hace de alegría. Las tropas ucranianas ya celebran sobre las calles de la capital la rendición de la ciudad tras una ocupación que ha desplazado a más de la mitad de su población total. Visiblemente emocionados, quienes han resistido ante las ‘reubicaciones forzosas’ que impuso Moscú se han echado a las calles para homenajear a quienes consideran sus salvadores.
De niños a abuelos, como si de un día festivo sin guerra se tratase, los habitantes de Jersón han ovacionado a los soldados de Kiev. En las céntricas calles resuena el himno nacional y sobre todos los mástiles de la ciudad ya ondea el amarillo y azul. Sin embargo, y a pesar de la notable alegría, el alcalde de la ciudad avisa: “La situación humanitaria es crítica, falta agua, medicamentos y pan en la ciudad”.
En la misma línea se pronunció en la tarde de ayer el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, tras haber podido visualizar las imágenes de júbilo en cuestión. Si bien considera que la liberación de la ciudad es “un hecho histórico”, el máximo dirigente ucraniano aprovechó su discurso a los medios para denunciar el peligro que todavía revisten algunos espacios: “Aún hay 2.000 minas, cables trampa y proyectiles sin explotar”. El desmantelamiento de este tipo de elementos en zonas que, una vez han finalizado los combates, transitan civiles, es en este momento una de las principales tareas de los especialistas ucranianos sobre el terreno, que han pedido cautela a la población hasta que puedan comprobar que el enclave es seguro.
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Kiev teme que la ciudad esté completamente minada, que estos explosivos no solo estén en las calles, sino que también se escondan en edificios e, incluso, en las propias cañerías de la ciudad. Su detección y posterior desactivación, dada la tecnología con la que se elaboran, es cada vez más complicada.
Zelenski, al igual que el regidor de la ciudad, ha denunciado el ejercicio de “humillación” que, a sus ojos, han procurado las autoridades prorrusas desde que se hicieran con el control de la ciudad. "Antes de huir de Jerson, los ocupantes destruyeron todas las infraestructuras críticas: comunicaciones, agua, calefacción, electricidad, tienen en todas partes el mismo objetivo: humillar a la gente lo más posible. Pero lo restableceremos todo, créanme", aseguró.
Lluvia de misiles sobre Mykolaiv
A la carrera abandonó Rusia Jersón tras meses amenazando un combate calle a calle que finalmente nunca se dio. Sin embargo, esta apresurada huida no ha evitado que las fuerzas rusas continuen percutiendo la retaguardia ucraniana más próxima a la ciudad que ya han rendido. Mykolaiv, ubicada a apenas 100 kilómetros del casco urbano de Jersón, amaneció este viernes bajo una lluvia de proyectiles que provocó la muerte de seis civiles ucranianos.
A pesar de haber entregado la urbe, Moscú sabe de la importancia de mantener estanca una de las líneas más importantes en el actual frente de este conflicto. Jersón es la puerta de entrada a Crimea, anexionada por Putin en 2014, y cada palmo de terreno que Kiev recupera en esta región complica aún más la gestión de las líneas de suministro hacia una península de vital importancia para Rusia.
En Crimea se encuentra, además, una importante guarnición militar rusa, entre la que destaca la Flota del Mar Negro. Con la llegada del armamento de Occidente, no es descabellado pensar que, llegado el momento, Ucrania pueda llegar a situarse en una distancia desde donde alcance objetivos rusos en la península.
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Otro de los elementos de peso a la hora de tratar de retrasar el avance de Kiev es la relevancia que militarmente tiene el río Dnipro. Este divide en dos a la ciudad de Jersón, y aunque los rusos solo tengan el control de una de las orillas, si Moscú perdiese su único punto de apoyo en la vía fluvial Ucrania podría cortar, de facto, gran parte de las líneas de suministro rusas. Una tesitura que, a la postre, le permitiría comenzar a avanzar con una mayor facilidad sobre otras zonas ocupadas en el frente sur, como es la región de Zaporiyia, donde el ejército de Putin aún controla la central nuclear situada en el enclave.
Además, Rusia necesita del canal de riego del Dnipro tanto para abastecer a la población civil como para garantizar el buen funcionamiento de sus infraestructuras. En 2014, después de la toma de Crimea por parte de Moscú, Kiev bloqueó el suministro de agua a través de esta vía. Tras tomar Rusia Jersón y Zaporiyia este invierno, una de las primeras decisiones que tomó fue abrir de nuevo esta línea de riego.
"La orilla oeste es importante para ambas partes: para Rusia lo es para asegurar la firmeza de la defensa de la dirección de Zaporiyia, y para Ucrania resulta importante para liberar esta región y cortar estas tres importantes arterias: el corredor terrestre hacia Crimea, el suministro de agua hacia Crimea y retomar el control de la central nuclear", aseveró Oleh Zhdanov, analista militar, a la agencia de noticias Reuters.