Silvio Berlusconi y Vladimir Putin en una imagen de 2015.

Silvio Berlusconi y Vladimir Putin en una imagen de 2015. Tass

Europa

Los lazos de Berlusconi con Putin generan dudas en el Gobierno que pretende diseñar Meloni

Meloni lleva semanas trabajando su imagen serena y moderada, pero los exabruptos de Berlusconi pueden dar al traste con su Ejecutivo.

20 octubre, 2022 03:00
Roma

Los últimos comentarios de Silvio Berlusconi, bien sea entre bambalinas como a pie de calle, están dando más de un dolor de cabeza a Giorgia Meloni, ganadora de las últimas elecciones generales en Italia y que estos días está trabajando en la formación de su próximo Gobierno nacionalista con Il Cavaliere como socio minoritario. El problema es que la relación de amistad del expresidente con Vladimir Putin podría comprometer el nacimiento del próximo Gobierno italiano.

Este martes vieron la luz nuevos elogios de Berlusconi hacia Putin -"es una persona pacífica y sensata"- que Forza Italia no tardó en desmentir. Horas más tarde la agencia LaPresse publicó los audios que acreditaban la veracidad de la información.

"Después de mucho -se escucha decir a Berlusconi en un acto a puerta cerrada con parlamentarios de su partido-, he retomado un poco las relaciones con el presidente Putin, que por mi cumpleaños (el 29 de septiembre) me ha mandado 20 botellas de vodka y una carta amabilísima. Le he respondido con botellas de Lambrusco y una carta igualmente cariñosa". El magnate asegura además que el presidente ruso le considera "el primero de sus cinco verdaderos amigos".

Putin y Berlusconi, juntos en el aeropuerto de Roma en una imagen de 2019.

Putin y Berlusconi, juntos en el aeropuerto de Roma en una imagen de 2019. Reuters

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Esto no significa que Italia no vaya a ser un socio fiable dentro de la Unión Europea (UE) y la OTAN, pero sí que Meloni tendrá el camino cuesta arriba para inaugurar su propia era nacionalista si su coalición hiciera aguas debido a las rebeldías de Berlusconi.

Es más, aun siendo consciente del cambio simbólico que implicaría el Ejecutivo más euroescéptico nunca visto en un país fundador de la UE; Meloni lleva semanas trabajando su imagen serena y moderada, donde incluso el actual primer ministro italiano, Mario Draghi, ha contactado a sus homólogos europeos para hablar de la fiabilidad política de la que será su sucesora. Meloni está empeñada en mantener la herencia de Draghi tanto en ámbito económico, como político-internacional, ciñéndose estrictamente al criterio del resto de países de la Alianza Atlántica.

El Gobierno de Meloni

¿Qué Gobierno tiene preparado Meloni? La mayoría de sus ministros serían de su partido, el nacionalista Hermanos de Italia (HDI); pero donde también tendría previsto repartir cargos en favor de sus dos socios minoritarios, la nacionalista Liga de Matteo Salvini y la europeísta Forza Italia (FI) de Silvio Berlusconi. La sorpresa es que, además de mandatarios de corte político, también habría ministros más técnicos, retomando de alguna manera el espíritu tecnocrático de Mario Draghi y pretendiendo dar así una imagen de fiabilidad, en Italia y en Europa.

Giorgia Meloni, más allá de convertirse en la primera presidenta del Gobierno de la historia de Italia, tendrá el cometido no sólo de liderar la primera coalición nacionalista en su país; sino también el de mantener a raya a sus dos socios minoritarios, Salvini y Berlusconi. Para garantizar su propia gobernabilidad, Meloni tiene previsto un Ejecutivo donde ella sería la primera ministra y crearía dos vicepresidencias cruciales: la de Matteo Salvini, líder de la Liga, que además sería ministro de Fomento (lo cual le garantizaría controlar la Guardia Costera y continuar así su política antimigratoria); y la de Antonio Tajani, el ex presidente del Parlamento Europeo y delfín del Cavaliere, que sería ministro de Exteriores (que le permitiría mantener una relación fluída con la UE).

Giorgia Meloni en la campaña electoral junto a Berlusconi y Salvini (izquierda del todo).

Giorgia Meloni en la campaña electoral junto a Berlusconi y Salvini (izquierda del todo). Reuters

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El cargo de vicepresidente ha sido poco frecuente en la política italiana de las últimas dos décadas, pero que en este caso podría serle útil a Meloni para garantizar una cierta estabilidad interna a lo largo de los cinco años de legislatura que tiene por delante, dejando satisfechas tanto a la Liga como a Forza Italia.

Tanto Salvini, como Berlusconi resultan de ayuda pero a la vez también un obstáculo en el futuro Ejecutivo: Salvini supone un elemento de cercanía desde la óptica del nacionalismo, pero también un rival demasiado parecido a Meloni y la podría eclipsar si obtuviera su justo peso dentro del Gobierno. Berlusconi, sin embargo, supone un elemento moderado y europeísta para una mayoría tan nacionalista; pero, por otro lado, Il Cavaliere, como está demostrando en los últimos días, se ve envuelto constantemente en la polémica debido a sus comportamientos extravagantes y marcados por su ego político.

Economía, clave

El ministro clave, tanto a nivel interno como internacional, será el de Economía; cartera que Meloni tendría reservada a Giancarlo Giorgetti, hombre de confianza del leguista Matteo Salvini, pero perteneciente a la facción gubernamental y no populista del partido.

Giorgetti, en los últimos años, no sólo ha demostrado ser un político de corte moderado, sino que incluso desde antes de la llegada del tecnócrata Mario Draghi ha mostrado su aprecio político y personal hacia el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE). De hecho, ha sido su ministro de Desarrollo Económico. El posible nombramiento de Giorgetti como ministro de Economía por parte de Meloni sería una importante señal de continuidad y moderación tanto para la UE como para los mercados financieros.

Giancarlo Giorgetti, el nombre que se baraja como ministro de Economía.

Giancarlo Giorgetti, el nombre que se baraja como ministro de Economía. Reuters

El resto de miembros del Gobierno podría estar así conformado en cuestión de días (descontando a los protagonistas ya mencionados): Matteo Piantedosi (Interior), Carlo Nordio (Justicia), Guido Crosetto (Desarrollo Económico), Adolfo Urso (Defensa), Giordano Bruno Guerri (Cultura), Roberto Calderoli (Relación con las Regiones), Agricoltura (Gian Marco Centinaio), Anna Maria Bernini (Universidad), Gilberto Pichetto Fratin (Transición Ecológica), Marina Elvira Calderone (Trabajo), Francesco Rocca (Sanidad), Giuseppe Valditara (Educación), Raffaele Fitto (Relación con la Unión Europea).

¿Cuándo habrá nuevo Ejecutivo en Italia? Una vez formados el Senado y la Cámara de los Diputados la semana pasada con sendos presidentes (respectivamente segundo y tercer cargo del país); el jefe del Estado, el presidente de la República, Sergio Mattarella, iniciará este jueves a las 10:00 de la mañana su ronda de consultas con todos los partidos desde el Palacio del Quirinal, empezando con aquellos que tienen menos representación parlamentaria.

Durante la tarde del viernes Mattarella podría ya estar recibiendo a Meloni (junto Salvini y Berlusconi, ya que se presentan unidos en coalición) para nombrarla primera ministra designada, es decir, la persona con más probabilidad de formar un Ejecutivo estable, pero que todavía necesita de la confianza del Parlamento.

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A partir del viernes Meloni, una vez resueltas las controversias generadas por Berlusconi, podría aceptar el cargo con o sin reservas, donde en el primer caso harán falta algunos días más para comprobar sus números en ambas Cámaras. Pero si la aritmética le acompaña, Meloni aceptará el viernes el cargo propuesto por el jefe del Estado, para luego jurar con su equipo de Gobierno este lunes.

Momento a partir del cual tendrá 10 días para obtener la confianza tanto del Senado como de la Cámara de los Diputados. Si todo se desarrollara sin sorpresas por parte de sus propios aliados, la futura primera ministra no debería tener problemas en ambas votaciones, ya que en las últimas elecciones generales ha obtenido la mayoría absoluta. En menos de una semana podría arrancar oficialmente la era Meloni.

Berlusconi como escollo

El mayor escollo para el futuro Gobierno de Meloni, a estas horas, seguirá siendo Silvio Berlusconi. Después de que Meloni y Berlusconi se reunieran en la sede de Hermanos de Italia (HDI), hasta donde se desplazó el magnate para hacer las paces con Meloni tras haberla tachada de "prepotente" y "arrogante" hace unos días.

Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni en el mitin de clausura de la campaña en Italia.

Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni en el mitin de clausura de la campaña en Italia. Yara Nardi Reuters

Este martes el magnate anunció a pie de calle su propia lista de ministros, como si él mismo hubiera sido el ganador de las últimas elecciones generales. Aprovechándose de la discreción mediática de Meloni, Berlusconi aseguró que ya estaba decidida la próxima ministra de Justicia, su candidata Elisabetta Casellati, cuando sin embargo no sólo no era cierto, sino que además esa decisión tendrá que tomarla y anunciarla Meloni.

Para la próxima primera ministra italiana el candidato más probable será Carlo Nordio. Según la prensa, que cita fuentes internas de Hermanos de Italia (HDI), Meloni y los suyos están sorprendidos y molestos a partes iguales debido al comportamiento del ex primer ministro.

¿A qué se debe el comportamiento extravagante de Berlusconi? En un momento en el que los italianos han dado plena confianza a la derecha radical para que aporte, al menos, estabilidad institucional al país sin caídas frecuentes de Ejecutivo; Il Cavaliere está haciendo valer y pesar su apoyo parlamentario dentro de la coalición para desgastar a la propia Meloni.

En vez de presentarse como un elemento con acreditada experiencia y aportar estabilidad dentro del bloque conservador; Berlusconi, con sus salidas de tono, está haciendo su propio juego paralelo y pone en entredicho su credibilidad política.

Sn quererlo, está fomentando una imagen moderada de Meloni frente a un Cavaliere populista y con delirios de grandeza. En pleno ocaso político, Berlusconi ha optado por ser de nuevo el protagonista principal, pero de una película que no es la suya. Y cerrando en falso el final de una era.