Ilustración: Tomás Serrano.

Ilustración: Tomás Serrano.

Europa

La UE y la OTAN se acercan a Trump para tratar de paliar el efecto de sus aranceles y de su menor compromiso militar

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"En Bruselas no hay una atmósfera de resaca. Estábamos muy bien preparados. Sin sorpresas", asegura un diplomático comunitario. "No es nuestro primer rodeo con Donald Trump en la Casa Blanca. Afrontamos nuestra relación con Estados Unidos con lucidez, con un espíritu de diálogo pero también de fuerza", coincide otro alto funcionario de la UE.

En un movimiento cuidadosamente coreografiado de antemano, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 han dejado de lado su disgusto con el resultado de las elecciones en Estados Unidos -Kamala Harris era la preferida por una mayoría aplastante entre ellos- y se han apresurado a felicitar a Trump por su contundente victoria, presentándole una especie de oferta de paz y colaboración justificada por la importancia de las relaciones entre Bruselas y Washington.

"Creemos que estamos mejor juntos. Podemos lograr mucho más trabajando juntos que unos contra otros", ha dicho el canciller alemán, Olaf Scholz, uno de los que parecían más dolidos. "La UE y EEUU son más que simples aliados. Nos une una verdadera asociación entre nuestros pueblos, que suman 800 millones de ciudadanos. Trabajemos juntos en una asociación transatlántica que siga brindando resultados para ellos. Millones de empleos y miles de millones en comercio e inversión a ambos lados del Atlántico dependen del dinamismo y la estabilidad de nuestra relación económica", le ha recordado a Trump la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Al mismo tiempo, la UE no se hace ilusiones y acelera los preparativos para el escenario de pesadilla que se desencadenaría si Trump cumple sus promesas electorales. Por un lado, una guerra comercial abierta con aranceles de hasta el 100% para los coches importados. Pero quizá lo que más preocupa en Bruselas es el fin del apoyo militar de Estados Unidos a Ucrania, que amenaza con traducirse en la rápida derrota del Gobierno de Volodímir Zelenski ante el Kremlin. Una posibilidad que se debatirá en la cumbre informal de líderes europeos que empieza este jueves en Budapest.

Olaf Scholz y Emmanuel Macron ya han anunciado una iniciativa conjunta para "una Europa más unida, más fuerte y más soberana en este nuevo contexto". El problema es que el canciller alemán y el presidente francés no se entienden particularmente bien y cotizan a la baja por su debilidad en sus respectivos países. "Europa necesita urgentemente asumir una mayor responsabilidad por su seguridad. Los vientos de la historia soplan cada vez con más fuerza", alega el ministro de Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski.

"La UE tiene sus propios y muy sólidos objetivos políticos e instrumentos. Al fin y al cabo, somos una Unión de 450 millones de ciudadanos, tenemos una de las economías más fuertes del mundo y somos una gran potencia comercial mundial. Así que vamos a seguir trabajando en nuestras prioridades políticas, como la lucha contra el cambio climático o la defensa de Ucrania. Y en algunas áreas coincidimos por supuesto con Estados Unidos", ha explicado el portavoz de Von der Leyen, que también apuesta por reforzar la autonomía estratégica de Bruselas frente a Washington.

Como era de esperar, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se ha desmarcado enseguida de este mensaje de unidad europea. Orbán es el gran ganador de las elecciones en EEUU ya que apostó por Trump desde el principio y además ejerce de anfitrión en las reuniones de Budapest, ya que Hungría ocupa este semestre la presidencia de turno de la UE. "Se necesita una nueva estrategia europea para Ucrania", ha proclamado en la cumbre de Estados Túrquicos celebrada en la capital de Kirguistán, Biskek.

Donald Trump llega con su esposa, Melania,al Centro de Convenciones del Condado de Palm Beach, Florida, para dirigirse a sus partidarios tras ganar las elecciones presidenciales.

Donald Trump llega con su esposa, Melania,al Centro de Convenciones del Condado de Palm Beach, Florida, para dirigirse a sus partidarios tras ganar las elecciones presidenciales. Reuters

Orbán no sólo ha cuestionado que Europa pueda mantener su apoyo militar y financiero a Ucrania si Trump se desentiende del conflicto. Además, ha puesto en duda la viabilidad en este nuevo escenario del préstamo de 50.000 millones de dólares acordado por el G7 para el Gobierno de Zelenski y cofinanciado por la UE y EEUU, que precisamente se orquestó para blindar la asistencia a Kiev frente al regreso del republicano. "Estamos convencidos de que EEUU, igual que la UE, tiene un interés clave en una Ucrania fuerte y soberana", replica el portavoz de Von der Leyen.

En el ámbito comercial, el Ejecutivo comunitario tiene preparado ya todo un arsenal de represalias por si Trump cumple su amenaza de imponer recargos arancelarios a las importaciones procedentes de la UE. "No vamos a poner la otra mejilla, pero la reacción será medida y proporcionada, acorde a nuestros intereses y respetando las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Ya lo hicimos en 2018, tenemos experiencia en ello", explica el alto funcionario de la UE.

En la OTAN, el nuevo secretario general, Mark Rutte, uno de los pocos que mantuvo una buena relación con Trump hasta el final durante su primer mandato, ha recurrido desde el primer día a una táctica que los europeos saben que funciona: adularle. "El presidente electo Trump demostró la fortaleza del liderazgo de EEUU durante su primer mandato, un mandato que cambió el rumbo del gasto europeo en defensa, mejoró el reparto de la carga transatlántica y fortaleció las capacidades de la Alianza", ha dicho Rutte.

Lo cierto es que Trump ha calificado reiteradamente a la OTAN de "obsoleta", ha amenazado varias veces con salirse y ha arremetido contra los Estados miembros que a su juicio se aprovechan del paraguas militar de EEUU y no gastan suficiente en defensa. "Cuando asuma su cargo el 20 de enero, será recibido por una Alianza más fuerte, más grande y más unida. Dos tercios de los aliados gastan ahora al menos el 2% de su PIB en defensa, y el gasto y la producción militar están en una trayectoria ascendente en toda la Alianza", le responde Rutte.