Los seis escenarios que pueden evitar que la guerra de Ucrania se prolongue otros seis meses
Si no fuera por la indecisión de la inteligencia ucraniana en los días anteriores al conflicto, probablemente Rusia apenas habría avanzado unos kilómetros al norte de Crimea y otros tantos al este de Donetsk.
24 agosto, 2022 01:51La guerra que iba a durar seis días según determinados expertos cumple hoy seis meses. Suceda lo que suceda al final de la misma, está claro que pasará a la historia de la improvisación. Rusia hizo mal todos sus cálculos, pensó que entraba en un país en situación de guerra civil y dio por hecho que sus tropas serían recibidas con entusiasmo, como fueron recibidas en Crimea en 2014. En otras palabras, intentó desde el principio masticar mucho más de lo que podía tragar.
Si no fuera por la indecisión de la inteligencia ucraniana y particularmente de su presidente Volodimir Zelenski durante los días inmediatamente anteriores al conflicto, probablemente ahora mismo Rusia apenas habría avanzado unos kilómetros al norte de Crimea y otros tantos al este de Donetsk. La rápida conquista de Jersón, Melitopol y buena parte de la provincia de Zaporiyia permitió el cerco posterior a Mariúpol y el correspondiente dominio sobre prácticamente todos los puertos del Mar Negro.
En la práctica, ese es el único triunfo del Ejército de Vladimir Putin en esta guerra... y culminó hace tres meses (la conquista definitiva de la acería de Azovstal se produjo el 17 de mayo). Los avances en el este son de poca relevancia y se circunscriben a la provincia de Lugansk. Ni siquiera el hecho públicamente declarado de centrarse tan solo en el Donbás ha cambiado demasiado las cosas: la conquista de Sievierodonetsk y Lisichansk, hace ya un mes y medio, ha llevado a un estancamiento absoluto de la situación.
[Sólo el nacionalismo ruso da credibilidad a las tesis del Kremlin sobre la asesina de Darya Dugina]
Cuesta imaginar a quién beneficia ese estancamiento y la consiguiente prolongación de la guerra. Ambos países están al borde del colapso económico y han perdido una estimación de 50.000 jóvenes en un conflicto que, hay que insistir, mide sus avances en decenas de kilómetros. Europa ve con terror la llegada del frío y el aumento constante de los precios del gas, mientras el resto del mundo teme una hambruna derivada del bloqueo del grano en los puertos ucranianos, pese a los acuerdos entre Turquía y Rusia para su distribución parcial.
Por otro lado, cuesta también imaginar cómo va a acabar esta guerra en la que ambos se juegan tanto: prestigio internacional, integridad territorial, garantías de futuro, ansias de venganza... Aun así, hemos querido dibujar estos seis posibles escenarios en los que la guerra acabaría más pronto que tarde. Ninguno de ellos es probable, pero se ciñen al menos a la lógica del conflicto:
Vuelta a 2014
Parece haber cierto consenso entre los expertos en que Rusia tiene un problema de tropas. Probablemente, al menos en el sur, también de líneas de suministro. El primer escenario para el fin de esta guerra pasa por una movilización importante desde Moscú, más o menos enmascarada, que permita al Ejército ruso y a sus aliados defender el frente sur y a la vez continuar la ofensiva en el este, algo que no ha conseguido en todo el verano.
Si eso fuera así y Rusia avanzara hacia Sloviansk y Kramatorsk, ocupando el territorio de las llamadas JFO ucranianas (Fuerzas Conjuntas de Operación), es posible que provocara un cataclismo en el resto de la provincia de Donetsk. Una vez cumplido el objetivo de conquistar el Donbás, entendido de forma puramente administrativa y sin contar las zonas rusófonas de Járkov; Rusia podría, en la práctica, acabar su ofensiva, organizar diversos referendos de anexión y considerar terminada la "operación militar especial".
Por supuesto, Ucrania no iba a aceptar algo así, con lo que seguiría en la zona algo parecido a una guerra de guerrillas. Lo que llevábamos viendo desde 2014, vaya. Si entonces no lo llamábamos "guerra", tal vez Putin confíe en que no lo hagamos ahora.
Colapso ruso y repliegue
Pongámonos en el escenario contrario: Putin no consigue movilizar suficientes soldados ni pagar a suficientes mercenarios. Los frentes del sur y el este resisten durante un tiempo, pero tanto las sanciones económicas como la llegada de armas a Ucrania hacen mella en un desmoralizado Ejército ruso. Las líneas de suministro empiezan a fallar de manera calamitosa ante el derribo de puentes y el bombardeo de líneas ferroviarias. Poco a poco, Ucrania empieza a avanzar de verdad en el sur, algo que hasta ahora no ha conseguido. Rodea Jersón, se acerca a Melitopol e incluso comienza a bombardear Mariúpol.
[Natalia Vovk, la supuesta espía ucraniana a la que Rusia acusa del asesinato de Darya Dugina]
Los actos de sabotaje crecen y Putin tiene que decidir entre mandar más hombres desde el Donbás o dejar a los que están a su suerte. Elige lo segundo y se precipita una retirada. Asediados por las tropas ucranianas, armadas y formadas desde hace meses por varios países de la OTAN, los batallones rusos se repliegan en Crimea. En Moscú, proponen un acuerdo por el cual sus tropas se retiran de todo el sur y el este de Ucrania a cambio del reconocimiento de Crimea como territorio ruso y de un referéndum en Lugansk y Donetsk para decidir su independencia, su continuidad en Ucrania o su integración en la Federación Rusa. Presionado por Occidente, y pese a que no es un final ideal, Zelenski acepta a regañadientes.
Ucrania fuerza tablas
Hasta ahora, nos habíamos fijado en la capacidad rusa para movilizar más tropas. Atendamos ahora la situación ucraniana. De momento, la movilización nacional más la inmensa ayuda occidental ha permitido una defensa ejemplar. Ahora bien, las contraofensivas en el sur han fallado una tras otra. ¿Qué pasaría si, con un Ejército más formado y armas más eficaces (y mejor usadas), Ucrania fuera capaz de convertir esto en un "toma y daca"? ¿Qué sucedería si Rusia se diera cuenta de que tiene tanto que perder como que ganar prolongando la guerra?
Como en el punto anterior, probablemente Putin ofreciera un alto el fuego y unas negociaciones en un país extranjero, tal vez Turquía, con el objetivo de redefinir las fronteras. De nuevo, pediría el reconocimiento de Crimea, aunque tuviera que ceder todo el territorio ocupado al norte de la península. En cuanto al este, lo dicho, bien un referéndum, bien la aceptación de un compromiso para desmilitarizar la zona y compartir los recursos. Sería complicado, desde luego, pero en algún momento habrá que llegar a un acuerdo imperfecto para las dos partes.
Fin de Putin y de la guerra
Damos por hecho que Putin es intocable, pero ¿y si no lo fuera? Lleva 20 años en el Kremlin, más los que pasó a la sombra de Yeltsin. Conoce los puntos débiles de todos, pero a la vez todos conocen los suyos. Es un hombre aupado por una élite financiera a la que ha ido diezmando poco a poco. Un dictador que dispone a voluntad de su Ejército sin que nadie rechiste. Pongamos que eso cambia. Pongamos que el discurso enloquecido de la Novarrosiya y del orgullo por encima de todo choca con la resistencia de los realistas, los que quieren seguir haciendo negocios con Occidente, los que se niegan a ver a sus hombres humillados en tierra ajena.
[Linas Linkevicius, ex canciller de Lituania: "Rusia debe ser derrotada, dolorosamente derrotada"]
Pongamos que los ataúdes de vuelta a casa empiezan a hacer insostenible el discurso de la victoria hasta el punto de que a Putin le obligan a abandonar el poder. Llamémosle golpe de Estado o llamémosle transición tranquila. Eso dependerá de Putin. Alguien habrá con mucho poder que esté viendo lo que está pasando y se esté tirando de los pelos. Lo que importa es si estamos hablando de un hombre o de diez millones. En el segundo caso, tal vez, podamos ver el final de Putin... y con el final del genocida, la puerta abierta a un acuerdo con el país vecino... siempre que éste se comprometa por escrito a no entrar en la OTAN y a respetar Crimea.
Colapso ucraniano y retirada
Hablamos todo el rato de las carencias rusas como si las ucranianas no existieran. Ya hemos dicho antes que su Ejército ha mostrado una clara incapacidad para tomar la iniciativa y apenas ha avanzado en su anunciada contraofensiva en el sur. Pronto llegará el frío y, con el frío, las dudas de Occidente acerca de si conviene alargar esta guerra o no. Comoquiera que Occidente es clave a la hora de suministrar armas y formar tropas, la más mínima duda afectaría inmediatamente al rendimiento ucraniano en el campo de batalla.
Si eso pasara, si Occidente abandonara, aunque fuera parcialmente, su compromiso, a Ucrania probablemente no le quedaría otra que consolidar fuerzas al otro lado del Dniéper, tanto en el sur como en el este. Ceder la ciudad de Zaporiyia, tal vez Mikolaiv, probablemente Odesa... y renunciar al Donbás en su totalidad, tanto la parte administrativa (regiones de Donetsk y Lugansk), como la cultural (sumen las provincias de Járkov y Dnipropetrovsk). En definitiva, se cumpliría el sueño de Dugin y Putin de formar una "Nueva Rusia" que fuera desde Belgorod hasta Moldavia.
Extensión del conflicto a otros países
Es, de lejos, la peor opción posible. Si en un mal cálculo, un misil ruso acabara en Polonia, Hungría, Estonia, Letonia o Lituania... el conflicto directo con la OTAN estaría servido. Del mismo modo, si en represalia por su política en el Pacífico asiático, China decidiera participar activamente en la guerra, esta dejaría de ser lo que es... pero para convertirse en otra cosa aún peor. Una III Guerra Mundial de consecuencias impredecibles.
Justo lo que nos temíamos el 24 de febrero, cuando todo esto empezó. Lo que lleva meses advirtiendo Antonio Guterres, secretario general de la OTAN, sin poder hacer nada para evitarlo.