El 11 de abril Francia despertó con el susto en el cuerpo: la extrema derecha se hacía con sus mejores resultados de la historia en unas elecciones presidenciales. Con un 23% de los votos se abría paso hacia la segunda vuelta. Lo hará este domingo frente al actual presidente Emmanuel Macron, que ha luchado en las últimas semanas por ganarse los votos de la izquierda y evitar que la extrema derecha no llegue al poder.
El debate de este miércoles puede haber sido decisivo. En él, Macron salió victorioso. Según una encuesta realizada por Odoxa-Backbone Consulting para el periódico francés Le Figaro, el 52% de los electores le dan la victoria en el debate. Las lagunas de Marine Le Pen a nivel económico y su agresividad pueden pasarle factura en las urnas.
Los mayoría de sondeos dan la victoria a Macron, con un porcentaje cercano a los 55%. Le Pen le sigue con un 44,5%. Una diferencia de 10% que, si bien no asegura una victoria holgada del actual presidente francés, sería, en principio, suficiente para impedir la llegada de la extrema derecha al Eliseo. No hay memoria de un candidato con este margen que haya perdido las elecciones.
Con una abstención estimada en un 26%, la decisión puede estar del lado del electorado que votó al candidato de la Francia insumisa, Jean-Luc Mélenchon, en la primera vuelta. El candidato de ultraizquierdista logró un 22% de los votos y se posicionó como tercera fuerza política.
Esa misma noche, en su discurso, Mélenchon fue claro en sus propósitos y, aunque no haya pedido el voto para Macron directamente, como hicieron otros candidatos, sí fue tajante con relación a la ultraderecha: "No hay que dar ni un solo voto a Le Pen. No hay que dar ni un solo voto a Le Pen. No hay que dar ni un solo voto a Le Pen", repitió en la noche electoral.
Ya esta semana, Mélenchon hizo un llamamiento a los suyos a que, además de no ceder votos a la extrema derecha, no se abstuvieran. "No se abstengan, sigan siendo actores de esta historia", ha animado Mélenchon en una entrevista para la cadena de televisión BFM, donde además ha pedido a su electorado que tampoco voten por Le Pen. No menciona a Macron, pero el mensaje va implícito: es la única opción posible.
Si el mensaje ha calado o no, se verá este domingo. Según el barómetro del IPSOS, un 48% del electorado de Mélenchon no desvela su intención de voto, mientras que un 34% votará a Macron y un 18% a Le Pen. Con respecto a los demás candidatos, un 49% de los electores de Valérie Pécresse, líder de Los Republicanos, de centro derecha, votaría a Macron, frente a un 13% que se decantaría por Le Pen y un 38% que no revela su intención.
Sin sorpresa, los electores del extremista Éric Zemmour votarían masivamente en Le Pen (un 72%) y sólo un 11% elegiría a Macron. De la misma forma, sólo un 5% de los votantes del ecologista Yannick Jadot votaría a Le Pen frente a un 65% que daría la papeleta a Macron.
En los últimos días de campaña, Macron ensayó una especie de 'mea culpa' diciendo que Marine Le Pen se había "aprovechado de una ira de los ciudadanos que yo no supe apaciguar". "La ultraderecha vive de miedos y resentimientos. Y ella se las arregló para moverse en los temas en los que yo no he sabido defender para apaciguar la ira de los ciudadanos".
Por su parte, la candidata ultraderechista ha terminado su campaña atacando a Macron y diciendo que "no le gustan los franceses". Le acusó de hacer un camino hacia la segunda vuelta de forma "brutal y violenta, multiplicando las mentiras y noticias falsas". "Fue un Emmanuel Macron igual a él, muy despectivo, muy arrogante, incluso en su postura. No creo que haya sorprendido a ningún francés. El comportamiento que tuvo conmigo es el comportamiento que ha tenido durante cinco años con los franceses, a los que no deja de insultarlos, de tratarlos con brutalidad", acusó.