La deriva autoritaria del Gobierno de derecha radical de Viktor Orbán preocupa desde hace tiempo a los dirigentes de la UE, pero su nueva ley que prohíbe hablar de la homosexualidad en las escuelas ha sido la gota que ha colmado el vaso. En un debate cargado de emoción en la cumbre de verano que se celebra en Bruselas, los líderes europeos han acorralado al primer ministro húngaro y le han enseñado la puerta de salida si, como parece, no tiene intención de respetar las reglas y los valores comunitarios.
Orbán sólo ha contado con el apoyo de Polonia y, en menor medida de Eslovenia. "El resto de países han sido críticos y han dicho de forma muy explícita: Si no aceptas los valores de Europa, probablemente no deberías formar parte de este club. También han hablado de la financiación, diciendo que Europa no es un cajero, no se puede utilizar como un supermercado en el que eliges las cosas que te gustan y evitas las que no", ha relatado el primer ministro belga, Alexander de Croo.
"Ha sido un debate muy franco en el que casi la unanimidad del Consejo Europeo ha plantado cara al señor Orbán alegando que esta reforma legal no es aceptable. La defensa por parte de Hungría ha sido bastante débil", ha explicado De Croo, que asegura no haber presenciado nunca antes un debate tan agresivo en una cumbre de la UE.
"¿Por qué no te vas de la Unión Europea?", le ha espetado a Orbán el primer ministro holandés, Mark Rutte, según las filtraciones a diferentes medios europeos de lo ocurrido en el debate a puerta cerrada entre los jefes de Estado y de Gobierno de los 27. Rutte ha evocado incluso la posibilidad que tiene Hungría de invocar el artículo 50 del Tratado de la UE, el mismo que activó Reino Unido para el brexit.
También el primer ministro portugués, António Costa, que ocupa la presidencia de turno de la Unión, le ha sugerido al primer ministro húngaro que se marche de la UE. Costa ha señalado que la UE no es como la Unión Soviética: la pertenencia es voluntaria, pero obliga a respetar las reglas y valores comunitarios. En este sentido, ha puesto como ejemplo los casos de Suiza o Noruega, que sólo participan en el mercado único comunitario.
La intervención más sentida ha sido la del primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, que ahora mismo es el único jefe de Gobierno europeo abiertamente gay. Al igual que hizo a su llegada a la reunión, Bettel ha apelado a su experiencia personal y a lo que le ha costado a su familia aceptar su homosexualidad. Para él, la ley húngara representa una "línea roja".
Luxemburgo ha promovido, junto con España, la declaración firmada por 17 de los 27 Estados miembros (18 si se cuenta a Portugal, que no pudo sumarse porque en tanto que presidencia debe ser neutral) contra la ley húngara (aunque sin citarla). El resto de firmantes son Bélgica, Dinamarca, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, Francia, Italia, Chipre, Lituania, Malta, Holanda, Finlandia, Austria y Suecia.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho una intervención "con el corazón" en la que ha rechazado cualquier equiparación entre homosexualidad y pedofilia y cualquier discriminación por motivos de orientación sexual, aunque no ha pedido la expulsión de Hungría de la UE, según fuentes gubernamentales.
En respuesta al alud de críticas de sus socios, el primer ministro húngaro ha repetido los mismos argumentos que esgrimió en público a su llegada a Bruselas. Orbán sostiene que su ley no va contra los homosexuales, sino que su objetivo es proteger "los derechos de los niños y de sus padres".
"Soy un luchador por los derechos. La homosexualidad se castigaba (bajo el régimen comunista) y yo luché por su libertad y sus derechos. Así que estoy defendiendo los derechos de los homosexuales, pero esta ley no va de eso", se ha defendido el primer ministro húngaro.
En su auxilio sólo ha acudido el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, que ha replicado el argumento de Orbán de que "las familias deben tener plena autonomía para educar a sus niños". También Eslovenia, que ocupará la presidencia de la UE desde julio, ha apoyado a Hungría pero de forma más tímida. "Hungría estaba realmente aislada en ese debate", ha resaltado De Croo.
Sin embargo, el debate en la cumbre se ha cerrado sin conclusiones operativas claras. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se ha limitado a recordar la primacía del derecho europeo y ha trasladado la patata caliente a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en su calidad de guardiana de los Tratados, según explican fuentes diplomáticas.
La presidenta ya ha tachado la ley húngara de "vergüenza" y ha enviado una primera carta de aviso al Gobierno húngaro. Si Orbán no rectifica en cuestión de días, el Ejecutivo comunitario lanzará un expediente sancionador contra Budapest, que podría acabar en denuncia ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Sin embargo, lo que más daño podría hacerle a Orbán es la activación del nuevo mecanismo que permite congelar las ayudas europeas a los países que vulneran el Estado de derecho.
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