Imagen de una trabajadora de la empresa cárnica Tönnies en la cadena de producción. (Tönnies)

Imagen de una trabajadora de la empresa cárnica Tönnies en la cadena de producción. (Tönnies)

Europa

Trabajadores búlgaros y rumanos que visitaron sus países, acusados del gran rebrote en Alemania

Un rebrote con más de 600 casos en un matadero alemán desata todas las alarmas. Hasta 7.000 personas, en cuarentena.

18 junio, 2020 02:12

Noticias relacionadas

El matadero de Tönnies, el más grande de toda Alemania y situado al oeste del país, se ha visto obligado a cerrar después de detectarse más de 650 casos de coronavirus entre sus trabajadores. El rebrote, que llega en tiempos de la llamada nueva normalidad, ha provocado también que más de 7.000 personas que habían estado en contacto con los infectados se hayan puesto en cuarentena. Y no es la única derivada de este repunte local: todas las escuelas y guarderías de la zona, en el distrito de Gütersloh -en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia- permanecerán cerradas hasta finales de mes. 

Cualquier precaución es poca con tal de evitar que el virus se propague entre la población. Las autoridades locales, de hecho, no descartan tomar medidas más estrictas si el escenario empeora, tales como cerrar tiendas, restaurantes y lugares de ocio, si bien no se aplicará un confinamiento generalizado. Al menos por el momento. 

La pregunta que sobrevuela ahora en el país teutón es cómo se ha llegado a esta preocupante situación. Existen dos versiones contrapuestas, y ninguna es al cien por cien concluyente desde el punto de vista científico. 

La primera teoría, defendida sobre todo por la empresa, critica directamente la actitud irresponsable de sus empleados. La compañía sospecha que muchos de los contagios del Covid-19 fueron importados. ¿La razón? La mayoría de los trabajadores de la planta cárnica proceden del este de Europa. Y hace dos semanas, aprovechando un puente festivo, varios de ellos viajaron a sus países de origen –Rumanía y Bulgaria- para visitar a sus familias. ¿El resultado? Quizá trajeron consigo de vuelta el virus, se justifica el matadero.

La tesis, como decimos, es simplemente una teoría más. Algunos sindicatos del sector consideran que contiene “tintes xenófobos”. En este sentido, el pasado racista del dueño del matadero no ayuda a la hora de defender esta explicación. El dueño de la planta es Clemens Tönnies, también presidente del equipo de fútbol Schalke 04. Tönnies ha estado en el ojo del huracán por unas polémicas declaraciones sobre los africanos. "En lugar de plantearse subidas de impuestos para destinarlos a la lucha contra la crisis climática deberían construirse en África veinte centrales energéticas, así los africanos dejarían de talar árboles y de producir niños cuando oscurece", fue su controvertido comentario.

Un brote de coronavirus en una industria cárnica en Alemania deja al menos 650 infectados

Condiciones de la planta

 

La otra tesis, sostenida por los sindicatos, señala a la empresa por priorizar los intereses económicos frente a la salud de sus empleados. La pandemia ha puesto de manifiesto la dificultad de cumplir las medidas de distancia e higiene en el contexto de las condiciones laborales existentes en el sector cárnico, lo que el mes pasado llevó al Gobierno alemán a anunciar una reforma estructural del ramo, caracterizado por la mano de obra temporal e inmigrante.

Muchos de los trabajadores, además, están alojados en instalaciones comunales, y varios estudios científicos aseguran que el virus se transmite con más facilidad en entornos refrigerados.

¿Por qué el rebrote? 

Pero ni siquiera el epidemiólogo más famoso de nuestro país, Fernando Simón, tiene una explicación para aclarar lo ocurrido en Alemania. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias se refirió este miércoles al brote reconociendo que, aunque no es un experto en mataderos, estos lugares tienen temperaturas y condiciones de humedad que pueden favorecer la supervivencia del virus más tiempo. 

En cualquier caso, indicó que hay que estudiar si se ha dado alguna mala práctica en ese centro de trabajo porque el número de profesionales afectados es "muy llamativo". Y resaltó que hay que tener en cuenta "el tipo de trabajo y el de profesionales que los realizan", ya que "desgraciadamente son trabajadores de grupos sociales desfavorecidos o con condiciones en las que la transmisión puede ser más fácil".

Por ello, afirmó que con grupos que conviven juntos, tanto dentro como fuera del trabajo, es difícil discernir dónde se ha producido el contagio.