La precaria tregua que firmaron a finales del año pasado el Gobierno populista de Roma y Bruselas a propósito de las cuentas públicas italianas está a punto de saltar por los aires. La Comisión Europea se prepara para activar este miércoles un procedimiento sancionador contra Roma por incumplir su obligación de reducir la deuda pública, que alcanza ya el 132,2% del producto interior bruto, la segunda tasa más alta de la UE sólo superada por Grecia. El nuevo pulso, que ya ha puesto nerviosos a los mercados financieros, podría acabar en una multa de 3.500 millones de euros.
El enfrentamiento con Bruselas hace tambalearse al Gobierno italiano y agrava las tensiones entre los dos socios, La Liga del ultra Matteo Salvini y el antisistema Movimiento 5 Estrellas. El primer ministro, Giuseppe Conte, que actúa como una especie de árbitro entre los dos partidos, ha convocado este lunes una rueda de prensa urgente para lanzarles un ultimátum: amenaza con dimitir si no cesan las hostilidades en el seno de la coalición. Conte les ha pedido además margen de maniobra para negociar con Bruselas. A su juicio, Italia debe respetar las reglas presupuestarias de la UE hasta que se cambien.
El conflicto se ha recrudecido tras las elecciones europeas del 26 de mayo. Envalentonado por los buenos resultados de La Liga (34,3% de los votos y 28 escaños, el doble que el M5E), Salvini ha reclamado un "shock fiscal" para estimular la economía italiana, que es la que menos crece de la eurozona. El Ejecutivo comunitario calcula un anémico avance de apenas el 0,1% este año y el 0,7% en 2020. El líder populista aboga por una rebaja masiva de impuestos cuya medida estrella es un tipo único del 15% en el IRPF.
Pero a la Comisión Europea los números no le cuadran. El aumento de gasto que ya ha aprobado el Gobierno populista italiano -con medidas como la renta mínima o las facilidades para las prejubilaciones- harán que el déficit público vuelva a dispararse hasta el 2,3% este año y el 3,4% en 2020, según los cálculos de Bruselas. El nivel de deuda pública seguirá subiendo hasta el 133,7% en 2019 y el 135,2% en 2020, pese a las reglas de la UE que exigen que disminuya. El Ejecutivo comunitario teme que la inquietud sobre la sostenibilidad de las cuentas italianas dispare los costes de financiación y desencadene una nueva crisis de deuda que se contagie al resto de la eurozona.
Bruselas y Roma ya estuvieron al borde de la guerra total el pasado otoño. En un gesto inédito, el Ejecutivo comunitario tumbó el Presupuesto italiano para 2019 por considerar que suponía una violación "sin precedentes" del Pacto de Estabilidad al disparar el gasto público y el déficit. Aunque en un primer momento el Gobierno populista se negó a hacer cambios, la presión de los mercados le obligó a ceder y pactar con la Comisión, lo que le salvó in extremis de las sanciones.
Ahora, Bruselas vuelve a la carga tras constatar que los problemas de las cuentas italianas no se han resuelto, sino todo lo contrario: han empeorado. "Se confirma que Italia no ha hecho progresos suficientes para cumplir el criterio de (reducción) de deuda en 2018", avisan los responsables de Economía de la Comisión, Valdis Dombrovskis y Pierre Moscovici, en una carta conjunta que le enviaron la semana pasada al ministro italiano, Giovanni Tria. Una misiva que constituye el primer paso para desencadenar la multa.
En su respuesta al Ejecutivo comunitario, el ministro de Finanzas italiano admite el incumplimiento pero culpa a la mala situación económica. "Reconocemos que en principio sería necesario un superávit primario más alto para colocar la tasa de deuda en una clara senda a la baja. La cuestión, no obstante, es el calendario y el alcance del ajuste", sostiene Tria.
"La caída en el comercio global y la actividad industrial durante la segunda mitad del 2018 fue abrupta y más profunda de lo esperado, lo que planteó dificultades para introducir rápidamente medidas compensatorias. En cualquier caso, teniendo en cuenta el elevado paro y las condiciones casi deflacionistas, la introducción de medidas fiscales restrictivas habría sido contraproducente", se justifica el ministro italiano.
Bruselas pide diálogo
El Gobierno populista de Roma promete que su Presupuesto para 2020 sí respetará plenamente el Pacto de Estabilidad, con un incremento de los impuestos indirectos equivalente al 1,3% del PIB (2.200 millones) que entrará en vigor en enero. Además, asegura que está "trabajando en un plan completo de revisión del gasto y aumento de los ingresos". ¿Será suficiente para convencer a Bruselas por segunda vez de que paralice la multa?
Moscovici no descarta sancionar a Roma si sigue despreciando las reglas presupuestarias de la UE. "Europa es una copropiedad: hay reglas que todo el mundo observa y no puede haber uno que se las salte. Pero de momento mi lema es diálogo, diálogo y diálogo", ha dicho el comisario de Asuntos Económicos a la cadena de radio France Inter.
Si finalmente el Ejecutivo comunitario activa este miércoles el proceso de sanciones, los ministros de Economía tienen un plazo de 15 días para confirmar que Italia está efectivamente vulnerando las reglas presupuestarias de la UE. Tras recibir este aval, Bruselas dispondrá de 20 días -hasta finales de julio- para proponer una multa del 0,2% del PIB (3.500 millones de euros) si considera que el incumplimiento es especialmente grave. La sanción sólo podría ser revertida por una mayoría cualificada de los Gobiernos en el Ecofin, pero Roma no tiene aliados ahora mismo en la UE.
¿Llegará el conflicto entre Bruselas e Italia a este escenario extremo? Es muy improbable. Ningún Estado miembro ha sido multado hasta ahora por incumplir las reglas presupuestarias de la UE. Los que más cerca estuvieron fueron España y Portugal en 2016, pero la Comisión en el último minuto perdonó las sanciones a ambos países.