Bruselas

La Comisión Europea se ha adentrado este martes en territorio desconocido al rechazar los Presupuestos para 2019 del Gobierno populista italiano, una medida que nunca se había adoptado antes. Bruselas alega que las cuentas italianas -que disparan el gasto público y prevén un déficit del 2,4%, el triple de lo comprometido- suponen una vulneración "sin precedentes" del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (el desvío se ha cifrado en 25.000 millones de euros) y ponen en riesgo la estabilidad de la eurozona en su conjunto. Roma dispone ahora de un plazo de tres semanas, hasta el 13 de noviembre, para presentar un nuevo borrador.

"Por primera vez, la Comisión se ve obligada a pedir a un país de la eurozona que revise su plan presupuestario", ha lamentado el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, en rueda de prensa. "El Gobierno italiano está contraviniendo de forma consciente y abierta los compromisos que había adquirido", ha resaltado Dombrovskis. Bruselas reclama un "diálogo constructivo" con Roma durante las tres próximas semanas en un último intento de reconducir la situación.

"No es un caso que dé lugar a dudas. Estamos frente a un desvío que es claro, neto, asumido e incluso reivindicado por algunos", se ha quejado el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Lo único que en este momento da cierta tranquilidad a la Comisión es el compromiso que mantiene el Gobierno de Roma, al menos de boquilla, de querer permanecer en el euro.

El Ejecutivo comunitario quería a toda costa evitar un enfrentamiento abierto con Italia que asustara a los mercados y diera más munición a los populistas euroescépticos. Pero la actitud de la coalición del Movimiento 5 Estrellas y La Liga no le da margen para ninguna otra opción. No sólo se ha negado a sentarse a negociar un compromiso, sino que lleva semanas presumiendo de saltarse las reglas presupuestarias de la UE. Si la Comisión hubiera dejado pasar el desafío de Roma, se habría enfrentado con una rebelión de los países de línea dura proausteridad, como Holanda, Austria o Alemania.

Lo cierto es que Bruselas cuenta ahora con muy pocos instrumentos legales para obligar a los populistas a rectificar. El Gobierno italiano puede persistir en su reto y negarse a presentar unos nuevos Presupuestos en plazo. Es lo que han sugerido hasta ahora los dos vicepresidentes, Matteo Salvini y Luigi di Maio. En su carta de respuesta al aviso que le envió la Comisión la semana pasada, el ministro de Finanzas, Giovanni Tria, admite que sus cuentas vulneran el Pacto de Estabilidad, pero las justifica por la necesidad de estimular el crecimiento y atender a los sectores más vulnerables de la sociedad. Roma no tiene intención de reducir el déficit estructural hasta 2022.

El siguiente paso del Ejecutivo comunitario será lanzar a finales de noviembre un procedimiento por deuda excesiva contra Italia. La deuda italiana se sitúa ya en el 133,1% del PIB, la segunda más alta de la UE por detrás de Grecia, y durante los últimos años no ha bajado al ritmo exigido. Este procedimiento podría desembocar al cabo de los meses con una multa de hasta el 0,2% del PIB italiano (es decir, unos 3.500 millones de euros). Sin embargo, en Bruselas confían en que sean los mercados, y no la amenaza de sanciones, los que obliguen a Roma a rectificar, explican fuentes europeas.

"Vulnerar las reglas puede parecer tentador a primera vista, puede generar la ilusión de liberarse. Es tentador intentar curar la deuda con más deuda, pero en determinado momento la deuda es demasiado pesada y al final se acaba sin ningún tipo de libertad", ha dicho Dombrovskis.

Los Presupuestos de Sánchez pasan la primera criba

A diferencia de lo ocurrido con Italia, los Presupuestos pactados por el Gobierno de Pedro Sánchez con Podemos sí han pasado la primera criba de Bruselas pese a la carta de advertencia formal enviada la semana pasada. En la misiva, la Comisión dejaba claro que no se acaba de creer el plan presupuestario español: ve un aumento excesivo del gasto público, duda de que vayan a cumplir el objetivo de déficit prometido y teme que el desfase empeore durante su tramitación parlamentaria.

Sin embargo, el riesgo de incumplimiento de España no es ni de lejos tan grave como el de Italia. Además, a diferencia del desafío lanzado por Roma, el Gobierno de Sánchez asegura que su intención es respetar las reglas de la UE. En Bruselas las cuentas socialistas no generan una inquietud similar a las de Italia, según todas las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.

Por todo ello, el Ejecutivo comunitario ha dejado pasar el plan presupuestario español sin tumbarlo. Si hubiera querido hacerlo, tendría que haberlo decidido este martes porque dispone de un plazo máximo de 15 días desde que las cuentas llegan a Bruselas. También se han librado el resto de países que recibieron un aviso: Francia, Portugal, Eslovenia y Bélgica. 

Ahora, las cuentas de Sánchez y las del resto de países de la eurozona seguirán el procedimiento normal de evaluación en Bruselas. En primer lugar, la Comisión publicará el 8 de noviembre sus previsiones económicas de otoño, en las que probablemente rebajará el crecimiento para España este año. En las semanas siguientes, probablemente el 21 de noviembre, pondrá su nota definitiva al plan presupuestario español.

Si las explicaciones que le ha enviado el Gobierno no le parecen satisfactorias, el Ejecutivo comunitario todavía puede dictaminar que el plan presupuestario español "presenta un riesgo de incumplimiento" del Pacto de Estabilidad. En ese caso, podría recomendar que se preparen ajustes adicionales en caso de riesgo de desvío de las previsiones de ingresos o gastos previstos en las cuentas de Sánchez.

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