Ecuador, ante la peor ola de violencia de su historia: Noboa emulará a Bukele y construirá 'superprisiones'
Las prisiones serán construidas después del año más violento de su historia: más de 7.500 asesinatos y la tasa de homicidios más alta de América Latina.
7 enero, 2024 02:43Dos zonas rurales de Ecuador verán cómo se alzan los cimientos de las cárceles más ambiciosas de la historia del país: serán de 'supermáxima' seguridad y están encargadas a la misma empresa responsable de construir las de El Salvador de Nayib Bukele. Llegan justo después de que Ecuador, un país que durante décadas fue considerado un paraíso de seguridad en comparación con sus vecinos andinos, se haya convertido en el más violento de América Latina.
La primera cárcel estará ubicada en la provincia de Pastaza, en la zona geográfica del Amazonas, y la segunda en una parroquia rural de la provincia de Santa Elena, a 65 kilómetros de Guayaquil. Lugares donde, según Daniel Noboa, Presidente de la República del Ecuador, los grupos del narcotráfico tienen menos influencia: "Son zonas específicas elegidas en base a varios análisis, donde se tendrá un aislamiento adecuado", declaró esta semana en una emisora de radio local.
Según la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia, las construcciones comenzarán el 11 de enero y se espera que estén terminadas en un plazo máximo de 10 meses.
Hasta ahora, Ecuador sólo contaba con una cárcel de este tipo. "La Roca", ubicada dentro de la Penitenciaría del Litoral en Guayaquil, ha registrado graves incidentes que han puesto en entredicho su seguridad. En 2013 permaneció cerrada después de la fuga de 19 prisioneros. Pero los hay más recientes: el pasado mes septiembre un dron con explosivos logró aterrizar sin dificultades en su techo. Mientras que en octubre fueron asesinados los seis hombres que estaban imputados y guardaban prisión preventiva por el homicidio en las calles de Quito de Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia del país en las últimas elecciones.
Una medida del 'Plan Fénix'
La construcción de estas cárceles estaría concebida dentro del denominado "Plan Fénix". Pero las medidas del mismo se desconocen y son todavía una gran incógnita en un país donde hace mucho que sólo se habla de violencia y crimen. La ministra de Gobierno y del Interior, Mónica Palencia, manifestó que este plan ya está operativo en las zonas más violentas de Ecuador.
Pero pide tiempo a la ciudadanía: "Esto es paulatino", explicó hace unos días. EL ESPAÑOL solicitó el 21 de noviembre una entrevista con un representante del Ministerio de Gobierno e Interior para abordar estas cuestiones, aún no ha sido concedida.
Noboa ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el mes de octubre y a finales de noviembre tomó posesión de su cargo, sustituyendo a Guillermo Lasso hasta mayo de 2025, cuando volverán las urnas. Durante la campaña electoral prometió una central de inteligencia para proveer información vital para prevenir delitos, responder a emergencias y garantizar la seguridad de los barrios. Sin embargo, hasta ahora sólo se han conocido cambios en el Centro de Inteligencia Estratégica (CIES), un órgano existente desde 2018.
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También propuso la llegada de barcos cárceles para mantener a los prisioneros más peligrosos en alta mar. Aunque hace unos días afirmó que ya se habían visto "tres barcazas" que podrían llegar dentro de siete u ocho meses, por ahora se desconoce si finalmente se verán este tipo de prisiones flotantes en las costas ecuatorianas. "Es muy difícil llevarla a cabo, porque fabricar las barcazas tomaría más del año y medio de su presidencia, la logística es complicada y además el régimen jurídico ecuatoriano no contempla el aislamiento como pena para los reos", indica el politólogo ecuatoriano Roberto Calderón.
"Son una medida provisional para segmentar a los presos que son amenazas reales a la seguridad ciudadana y mantenerlos aislados hasta que se terminen de construir las cárceles de máxima y supermáxima seguridad", afirmó después el presidente en una rueda de prensa.
La región más violenta de América Latina
Las calles de Ecuador nunca vieron tanta violencia. Los medios de comunicación nacionales hace mucho tiempo que tratan sucesos alarmantes como normales, informan de cómo evitar un secuestro o de qué hacer en caso de tiroteos en el centro de la capital. Los datos recientemente proporcionados por la Policía Nacional del Ecuador señalan un registro en 2023 de 7.593 muertes violentas —casi cinco mil más que el año anterior—. Con 42 homicidios por cada 100.000 habitantes, Ecuador es actualmente la región más violenta de América Latina y, según datos del Banco Mundial, también una de las cinco más violentas del mundo.
"Hay un factor que puede explicar exactamente lo que ha pasado en Ecuador: el tráfico de cocaína desde Colombia", explica Iván Briscoe, director del programa para América Latina y el Caribe de International Crisis Group, en una entrevista con EL ESPAÑOL. "Ecuador se ha convertido en una plataforma extremadamente importante para la exportación de cocaína por mar hacia Estados Unidos pero, sobre todo, hacia Europa". Un dato que respaldó hace unos meses Charles-Michel Geurts, embajador de la Unión Europea, en la ciudad de Quito: "Al menos el 80% de la droga que sale por puertos de Ecuador va hacia países de la Unión Europea (UE), donde hay un crecimiento importante del consumo", dijo.
La Policía Nacional del Ecuador publicó un informe al respecto en julio de 2023. "La principal problemática del Ecuador en relación con la geopolítica del narcotráfico está dada por su ubicación territorial junto a Colombia y Perú, principales productores de cocaína en el mundo, así como por la debilidad en los controles integrados de frontera que facilitan el ingreso de droga que posteriormente es transportada a puntos estratégicos del perfil costero y Guayaquil", dicta el informe.
Este tráfico de estupefacientes se organizaría en torno a redes criminales: "Tiene que ver con un nuevo sistema de cooperación entre grupos de tráfico internacionales, productores, sobre todo desde Colombia y Perú, y grupos pandilleros en el terreno que controlan el acceso a las comunidades lindantes a los grandes puertos", comenta Briscoe. Un claro ejemplo es Durán, a pocos kilómetros de Guayaquil. "Se ha convertido en un centro de violencia donde es extremadamente difícil para las autoridades locales gobernar o estar en público. Las escuelas se han cerrado varias veces durante el último año, y lo que vemos es una nueva generación de pandillas ancladas en comunidades pobres", sentencia.
Una hipótesis que mantiene Chris Dalby: "Los motivos son diversos. Pero la violencia surge principalmente de la lucha entre bandas por el control de los flujos de cocaína. El redactor jefe de Insight Crime, una fundación dedicada al estudio y a la investigación de amenazas para la ciudadanía en América Latina y el Caribe, advierte del problema que esto conlleva: "Las estadísticas de homicidios no cuentan toda la historia sobre el patrón de violencia nacional, pero las cifras observadas en Ecuador este año ponen de relieve la profundidad de la crisis de seguridad causada por el crimen organizado".
"Lo hemos visto anteriormente en México, Guatemala, Honduras, Colombia… Y en los últimos años, aunque en menor escala, también en Costa Rica, en Panamá o Chile. Es un aumento súbito en la violencia que tiene que ver con el desplazamiento, como decía antes, de las rutas del tráfico de la cocaína", recapitula Briscoe. "La construcción de estas nuevas cárceles no necesariamente logra resultados válidos a lo largo del tiempo. Es una elección que, como vemos en México desde 2006, solamente contribuye a la fractura y a la dispersión de estos grupos", señala.
La lucha contra el crimen pasa factura a Ecuador
"A los Bukele lovers, cometan un crimen", ironizaba el presidente, Daniel Noboa, al explicar la similitud de las cárceles que se construirán en Ecuador con las de El Salvador. Pero la tendencia criminal continúa aumentando y en la actualidad se desconocen las medidas que tomará el Gobierno para hacer frente al narcotráfico. "En ningún caso se contempla brindar oportunidades económicas y sociales a las personas en las comunidades donde los grupos criminales aprovechan la vulnerabilidad y la necesidad económica", concluye Iván Briscoe.
Desde Insight Crime señalan directa e indirectamente al Estado ecuatoriano: "La corrupción institucional y la falta de confianza en la policía han contribuido a la crisis. La población ecuatoriana desconfía en gran medida de las fuerzas de seguridad, y la infiltración del crimen organizado en la policía ha sido un problema persistente. La apatía institucional se refleja en la falta de resultados en investigaciones importantes, el cierre de instituciones educativas por violencia y la ausencia de liderazgo local en las ciudades".
En campaña, Daniel Noboa prometió penalizar el consumo de drogas a pequeña escala, crear un sistema de jurados para delitos graves e invertir en avances tecnológicos, como drones y radares, para neutralizar a la delincuencia organizada en vías y fronteras. Pero, a falta de un año y medio para que termine su mandato, parecen medidas algo ambiciosas para un país que ve cómo su Asamblea Nacional sigue sumamente dividida, mientras la dolarización ecuatoriana se hostiga en el declive y la emigración alcanza números récord.