Con una de las segundas vueltas más reñidas de siempre en el horizonte, Lula da Silva ha logrado dos apoyos importantes para la batalla que se avecina el próximo 30 de octubre. Simone Tebet y Ciro Gomes, los candidatos que se han hecho con el tercer y cuarto puesto en los resultados de este domingo, se han posicionado al lado del líder del Partido de los Trabajadores y han pedido a sus electores que voten al expresidente.
El apoyo más deseado era el de Simone Tebet, candidata que, contra todos los pronósticos, se hizo con el tercer puesto y un 4,2% de los votos. Pese a algunas presiones internas para que se mantuviera neutral, el mismo día de las elecciones Tebet ya avisaba de que no iba a adoptar una posición omisa, ante la situación que vivía Brasil, palabras que se interpretaron de inmediato como un apoyo a Lula.
Este miércoles, en un discurso en São Paulo, Tebet lo ha confirmado."Daré mi voto a Lula da Silva porque reconozco su compromiso con la Democracia y la Constitución, cosas que no encuentro en el actual presidente", ha dicho Tebet.
La candidata de centro ha insistido en que "lo que está en juego es mucho más importante que la eventual pérdida de capital político" y que votará apoyada en la "razón de demócrata". "En este momento tan grave de nuestra historia, omitirme sería traicionar mi trayectoria. No anularé mi voto, no votaré en blanco. Hoy no cabe la omisión de la neutralidad", ha manifestado.
Además, repasando los últimos cuatro años del Gobierno de Bolsonaro, señaló que "Brasil fue abandonado en la hoguera del odio (...). La negación atrasó las vacunas. Las armas ocuparon el lugar de los libros. (...) La mentira hirió la verdad. (...) Brasil volvió al mapa del hambre". Así, destacó las principales medidas de Lula en temas de educación, sanidad, apoyos a los más vulnerables, diversidad e igualdad, para justificar su apoyo al líder del Partido de los Trabajadores.
Apoyo discreto de Ciro
El primer en apoyar a Lula ya había sido Ciro Gomes, el veterano candidato a la presidencia de Brasil que, en su sexto intento de llegar al Palacio del Planalto, se hizo con un 3% de los votos. En un vídeo publicado en las redes sociales, anunció que, tal y como había decidido su partido, el Partido Democrático Laborista (PDT), apoyará a Lula en la siguiente ronda de votaciones.
Sin embargo, lo hizo de manera tímida, casi a regañadientes, subrayando que la decisión es de su partido y que él la "respeta", y sin nombrar a Lula en ningún momento de su mensaje. Al revés, se lamenta que "queden a los brasileños dos opciones insatisfactorias" y asegura que no será parte "de ningún gobierno que salga de las elecciones".
Ya en 2018 Ciro Gomes había apoyado al Partido de los Trabajadores de forma muy tímida. Esa vez, con Fernando Haddad de candidato ante la prisión de Lula, Gomes habló de un "apoyo crítico" a la candidatura del petista y se fue a París, desde donde siguió la votación de la segunda vuelta, hecho que le valió muchas críticas y que quizás no haya sido ajeno a su resultado en estas elecciones, superado por la debutante Tebet.
El presidente del PDT, Carlos Lupi, había anunciado horas antes el apoyo del partido a Lula da Silva, señalando que, tras una reunión de la dirección, se había decidido de manera "unánime" apoyar "a lo que es más próximo, que es la candidatura de Lula", frente a la del presidente Bolsonaro.
Fernando Henrique Cardoso
Además del apoyo de los dos excandidatos, Lula da Silva ha recibido el respaldo de un peso pesado de la política brasileña. Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil entre 1995 y 2002, histórico rival de Lula a quien derrotó por dos veces.
Este miércoles, el expresidente quiso expresar su apoyo al candidato del Partido de los Trabajadores con un mensaje en Twitter, lleno de significado, acompañado de fotos de los dos, en la época en la que ambos se enfrentaron en las urnas. "En la segunda vuelta, voto por una historia de lucha por la democracia y la inclusión social. Voto en Luiz Inácio Lula da Silva", escribió.
La primera fotografía es de 1978, en el momento en que Lula, entonces líder metalúrgico, respalda al sociólogo cuando volvía del exilio para presentarse a elecciones al Senado que marcaron el inicio de la fase de apertura parcial de la dictadura militar (1964-1985).
La segunda es de 2017, cuando Cardoso acudió a confortar a Lula en el velorio de su segunda esposa, Marisa Leticia Rocco, a pocos meses de que el líder del Partido de los Trabajadores fuera condenado y preso por orden del entonces juez Sérgio Moro.
Ya en el primer turno, Fernando Henrique Cardoso, había defendido la necesidad de "un voto prodemocracia" que, aunque no se hubiese referido a Lula de forma explícita, todos interpretaron como un apoyo al candidato petista.
"Pido a los electores que voten en quien está comprometido con la lucha contra la pobreza y la desigualdad, quien defiende los derechos iguales para todos, independientemente de su raza, género y orientación sexual, quien se enorgullece de la diversidad cultural y la nación brasileña, valora la educación y la ciencia y está empeñado en preservar nuestro patrimonio ambiental, el fortalecimiento de las instituciones que aseguran nuestras libertades y el restablecimiento del papel histórico de Brasil en el contexto internacional", ha dijo el expresidente en un comunicado.
Esta vez, Fernando Henrique Cardoso quiso dejar claro su apoyo a la candidatura de Lula da Silva.
Los más deseados
El apoyo de los dos candidatos más votados después de Lula y Bolsonaro era el más deseado por el Partido de los Trabajadores. Desde un primer momento se sabía que ninguno de los dos se posicionaría al lado de Bolsonaro, pero se temía que ambos optaran por la neutralidad, posición que le hubiese dado a Bolsonaro más posibilidades de lograr la victoria en el segundo turno.
Con un 48,4% de los votos, frente a un 43,2% de Bolsonaro, Lula se posiciona como el favorito para ganar la segunda vuelta del próximo 30 de octubre. Pese a eso, y con la lección aprendida de los resultados de la primera vuelta, en los que Bolsonaro consiguió un 7% más de votos de los que le otorgaban los sondeos, el Partido de los Trabajadores no da por ganada la elección y se centra en la campaña de estas cuatro semanas para afianzar sus votos.