La mayor derrota de Putin desde que llegó al Sahel

África

La historia de una masacre de soldados rusos en Mali: la mayor derrota de Putin desde que llegó al Sahel

Los pocos que sobrevivieron iniciaron el camino de regreso a Kidal, una huida desesperada a través de 300 kilómetros de desierto hostil.

1 agosto, 2024 02:24
Dakar

El pasado sábado tuvo lugar la mayor derrota de Rusia desde que comenzó su andadura en el Sahel. Tras dos días de violentos combates en torno a la localidad de Tinzaouatene, donde las fuerzas rusas conjuntas con el ejército maliense (FAMA) se enfrentaron al Cuadro Estratégico Permanente (CSP-DPA por sus siglas en francés), la derrota de las tropas gubernamentales fue estrepitosa.

Los vídeos difundidos en las redes sociales muestran decenas de cadáveres rusos y malienses, vehículos destrozados, mientras los pocos supervivientes eran sujetados del cabello por los ganadores a la que les forzaban a repudiar de Mali y de Rusia para luego gritar en favor de Azawad.

La hecatombe alcanzó su clímax cuando los pocos efectivos que lograron escapar de Tinzaouatene fueron emboscados de camino a Kidal por la filial de Al Qaeda en la región, conocida como JNIM, y exterminados sin contemplaciones.

El desinterés general que abarca los sucesos en África Occidental ha empujado entonces a los usuarios a acumular dudas sobre lo sucedido en Tinzaouatene, mientras los "expertos de todo" que proliferan en la red social X han contribuido con notable esfuerzo a aumentar los malentendidos y las informaciones erróneas sobre la realidad en curso en Mali.

¿Quiénes son el CSP-DPA? ¿Qué hace Rusia exactamente en el país? ¿Por qué combatían en Tinzaouatene? ¿Qué es Azawad? ¿Qué es Kidal? Estas son algunas de las preguntas adecuadas a la hora de comprender por qué acabaron muertos en el Sáhara una docena de efectivos rusos, entre los que se encontraban el cabecilla de Africa Corps (¿y qué es Africa Corps?), Anton Elizarov, y el administrador de la cuenta Grey Zone del Grupo Wagner en Telegram, Nikita "Belyi" Fedianin.

Algunos de los soldados rusos muertos en combate en el Sahel.

Algunos de los soldados rusos muertos en combate en el Sahel.

La cruzada independentista

Azawad es una nación soñada. Desde los tiempos del colonialismo francés, tan atrás como 1916, las comunidades de un territorio que ocupa el 70% de Mali han luchado por convertir este sueño en una realidad plausible.

Los independentistas prosiguieron su cruzada en los años posteriores a la independencia del país africano y se han dado levantamientos y revueltas de distinto impacto en 1963, 1990, 2006 y 2012.

La última de estas revueltas, que procedió con la colaboración de grupos de corte islamista como el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO) o Ansar Dine, derivó entonces en la introducción del yihadismo armado en Mali, que posteriormente se multiplicó con la presencia de grupos fundamentalistas como el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS) o el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM).

Limitar el independentismo de Azawad a las comunidades tuareg del norte de Mali es el primer error habitual a la hora de definir el movimiento. La propaganda de Bamako, que hace décadas que busca minimizar el impacto de los independentistas, ha trabajado con ahínco para empujar a la opinión pública hacia esta idea.

Realmente, al hablar de un territorio del tamaño aproximado de Noruega, debe comprenderse que la cuestión de Azawad acumula un elevado número de etnias además de los tuareg: peul, shongai, diferentes etnias árabes y moras (el término "moro" procede de la designación de un grupo interétnico de la franja occidental del Sahel) e incluso suma a algunos de los bambara que accedieron a la región a partir de la década de 1960.

El movimiento de Azawad no es, por tanto, un tipo de etnonacionalismo basado en la tradición tuareg, sino que se sostiene en un conjunto de culturas vinculadas entre sí por medio de la equidad que confiere la vida en el desierto.

Grupos en conflicto

De la misma manera, el independentismo de Azawad no se resume a un único grupo. Son infinidad de organizaciones que se mueven con intereses, motivaciones y alianzas diversas. Hay grupos que abogan por una práctica regionalista, antes que nacionalista, para potenciar el desarrollo de Azawad sin necesidad de una secesión; otros desean que su nación deseada se rija por unas normas islámicas más estrictas; unos colaboran de forma puntual con los grupos terroristas mientras otros se enfrentan a ellos; algunos son grupos armados y otros son pacíficos, etc.

Así pueden encontrarse el Movimiento por la Salvación de Azawad (MSA), que a su vez se dividió en 2017 en dos ramas distintas; el Movimiento Popular para la Liberación de Azawad (MPLA), que se convirtió en el Movimiento Popular de Azawad (MPA) durante la rebelión de la década de 1990; el Frente de Liberación Nacional de Azawad (FLNA); el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA).

También el Movimiento Árabe de Azawad (MAA), que llegó a enfrentarse al MNLA y a Ansar Dine durante los combates de 2012 en Tombuctú; la Coalición de Personas del Azawad (CPA); el Grupo de Autodefensa Tuareg Imghad y aliados (GATIA), que terminó colaborando con las fuerzas gubernamentales por ser un grupo regionalista y contrario a la independencia; el Movimiento de Defensa de la Patria (MDP), creado por grupos de la etnia peul; el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), formado de la unión de Movimiento Nacional de Azawad (MNA) y el Movimiento Tuareg del Norte de Mali (MTNM)….

Parece una escena de Monty Python pero es la realidad. Y esta amalgama de posturas enfrentadas fue una de las razones que llevaron a que la rebelión de 2012 cayera en manos de las organizaciones islamistas, cuando los distintos grupos de Azawad se estancaron en la ciudad de Tombuctú en el momento de discutir sobre el rumbo que debían tomar su nación deseada, una vez asentada su posición tras meses de combates contra las FAMA.

El movimiento independentista ha trabajado en los últimos 12 años para conseguir la unidad que les faltó en aquel momento decisivo. En 2014 se constituyeron la Coordinación de Movimientos de Azawad (CMA) y la Plataforma de los Movimientos 14 de junio de 2014 en Argel, dos intentos por separado que dividieron a los grupos de Azawad en dos categorías y con resultados relativos: el CMA era más resistente al gobierno de Bamako, mientras la Plataforma abogaba por el diálogo como única solución.

Pero no sería hasta la firma en 2021 del Cuadro Estratégico Permanente (CSP-DPA) que la mayoría de los grupos de Azawad no se integraron bajo un amplio paraguas que incluyó al CMA y a la Plataforma.

Hace falta recordar en esta retahíla de siglas que el CSP-DPA son quienes reclamaron la autoría de la matanza de soldados rusos y malienses ocurrida el pasado fin de semana en Tinzaouatene. Que el CSP-DPA no incluye a la totalidad de grupos de Azawad.

Y que el mayor promotor de la constitución del Cuadro Estratégico Permanente fue el gobierno italiano por mediación de la ONG Ara Pacis.

Dicha ONG fue fundada en 2010 bajo el Alto Patrocinio del Presidente de la República Italiana, con el patrocinio de la Presidencia del Consejo de Ministros, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ayuntamiento de Roma, y ha formado una parte activa de la historia del CSP-DPA.

Aparte de ser una de las entidades responsables de la constitución del grupo y de numerosos ejercicios de diálogo y de unidad entre las autoridades de Azawad, Ara Pacis ha servido desde 2022 como intermediario entre el gobierno maliense y los líderes independentistas.

Entre las bases del CSP-DPA firmadas en Roma, se especificaba que serviría para "poner en marcha los mecanismos conjuntos de lucha contra la inseguridad en todas sus formas a fin de garantizar la libre circulación de personas y sus bienes".

Este apartado referente a la seguridad de Azawad sirvió al CSP-DPA para situarse como principal adversario del gobierno de Bamako cuando la frágil paz entre ambos bandos se quebró, durante el verano de 2023.

Entonces, el gobierno maliense inició sin un casus belli concreto una ofensiva para tomar la ciudad de Kidal (la capital independentista) y restablecer el control absoluto del Estado maliense sobre los territorios del norte del país.

Entra ahora la participación rusa en un complicadísimo conflicto. Mientras que las fuerzas francesas desplegadas en el marco de la Operación Barkhane se dedicaban en exclusiva a la lucha antiterrorista, al menos hasta su expulsión de Mali, igual que las misiones de entrenamiento de la Unión Europea estaban dirigidas a este mismo ámbito, no es así con la colaboración iniciada con el Kremlin en 2021.

PMC Wagner

Principalmente, porque la asociación con Rusia comenzó por medio de la PMC Wagner; donde las tropas francesas acudían con el mandato exclusivo de combatir al terrorismo, el Grupo Wagner fue contratado por el gobierno maliense, lo que permite a la junta militar escoger dónde, cuándo y cómo deben participar los rusos a la hora de colaborar en el campo de la seguridad de Mali.

Y los malienses consideraron que la primera y más grave amenaza para su integridad territorial no era el yihadismo armado, sino el independentismo de Azawad, y en esta dirección enfocaron el grueso de sus fuerzas.

Es decir, que el traspaso de la asociación francesa a la rusa conllevó un cambio en las prioridades del gobierno de Bamako, que relegó a un segundo plano la lucha antiterrorista (con el consiguiente incremento de ataques que lleva registrándose en los últimos dos años) para enfrentarse en una guerra abierta, gracias a la ayuda del Grupo Wagner, contra el independentismo de Azawad integrado en el CSP-DPA.

Con la muerte de Yevgueni Prigozhin en 2023, el Grupo Wagner pasó a llamarse oficialmente Africa Corps y se transformó en una empresa pública de contratistas privados al servicio del Kremlin. Un concepto un tanto enrevesado y que significa en líneas generales que el pago de los mercenarios se hace ahora al gobierno ruso en lugar de hacerse a una empresa privada, como ocurría antes de la muerte de Prigozhin.

Pero el resultado, en definitiva, es el mismo antes y después de morir Prigozhin: mientras Francia tomaba sus propias decisiones en su colaboración antiterrorista con el gobierno maliense, el dónde, cuándo y cómo, es en exclusiva el gobierno maliense quien decide cómo utilizar los efectivos rusos a su disposición. En la lucha contra Azawad.

Tomar Kidal fue una cuestión de dos meses definidos por el lento avance de una columna de fuerzas gubernamentales, envueltas en propaganda y moteadas por las tropas rusas. Cuando la ciudad fue capturada, ondearon conjuntamente la bandera maliense y la enseña de la calavera que precede a la compañía de mercenarios. Y los miembros del CSP-DPA que sobrevivieron a la primera ronda de combates huyeron al desierto.

Porque en el desierto podrían resistir. En el desierto podrían atacar de manera fugaz a sus enemigos y volver a desaparecer tras las dunas, igual que hicieron sus ancestros desde hace siglos.

En el desierto podrían confundirse con pastores de camellos y civiles inocentes, ocultarse sin levantar sospechas antes de atacar de nuevo. En el desierto podrían esconder a sus familias de la furia de Bamako. Y lo que pareció concluir con la toma de Kidal no hizo más que comenzar la verdadera guerra entre el CSP-DPA y el gobierno maliense.

Tanto rusos como malienses aceptaron el desafío y comenzaron las escaramuzas. Patrullas de las tropas gubernamentales de veinte o treinta soldados se veían obligadas a cubrir cientos de kilómetros cuadrados de desierto hostil.

Los combates por localidades minúsculas de camino a la frontera argelina se resolvían mediante breves tiroteos y las bajas se contaban de una en una, de dos en dos, sin ser nunca demasiado elevadas. Y comenzaron las matanzas.

Al principio llegaban del norte noticias difusas y de dudosa veracidad: que los mercenarios Wagner y las FAMA asesinaban a civiles y que los descuartizaban y que los decapitaban después de muertos para clavar sus cabezas en postes que sirvieran de aviso al resto de la población.

Luego empezaron a llegar las imágenes que lo probaban, fotografías, vídeos con sonidos y gritos, denuncias que caían en el pozo del olvido internacional, y recientemente incluso se difundió un vídeo donde un soldado maliense devoraba a un tuareg abatido.

Wagner dejó de ser una compañía de mercenarios a ojos de los pobladores de Azawad para convertirse en algo parecido a los demonios blancos de los que hablaban sus abuelos en las historias para no dormir.

Llegó el momento, este fin de semana, en que una patrulla de unos 80 efectivos rusos y malienses se dispuso a tomar la localidad fronteriza de Tinzaouatene.

No debía ser una operación diferente a tantas otras que llevan desarrollándose en los últimos diez meses y la primera tanda de combates se resolvió rápidamente a favor de las tropas de Bamako.

Pero luego vinieron el caos y la venganza acompañados de una tormenta de arena y centenares de combatientes de Azawad que surgían de la nada (posiblemente del lado argelino de la frontera) que rodearon a los militares y los masacraron.

300 km de desierto

Los pocos que sobrevivieron y no fueron tomados prisioneros iniciaron el camino de regreso a Kidal, una huida desesperada a través de 300 kilómetros de desierto hostil… hasta fueron interceptados por terroristas del JNIM y rematados de forma definitiva, esta vez sin prisioneros.

Así se fraguó la mayor masacre de soldados rusos desde el comienzo de su aventura africana.

Tuvo que darse una confluencia de sucesos donde se observa el caos reinante entre las facciones independentistas, la participación de Italia tras los bastidores para conseguir su unión, la expulsión de Francia a cambio de la entrada de tropas rusas, los intereses primordiales del gobierno de Bamako y algo tan sencillo y definitivo como una tormenta de arena en el momento menos oportuno.

Podría decirse que es una masacre que llevaba construyéndose desde que la primera bota rusa pisó Mali en 2021.