Rusia juega con fuego: desconecta la central de Zaporiyia y se arriesga a la fusión del núcleo
Un fuego en los pozos de ceniza de la central obligó a desconectarla por completo de la línea eléctrica ucraniana, lo que supone un grave riesgo de enfriamiento de las piscinas.
26 agosto, 2022 02:31El pasado martes 23 de agosto, la Dirección Principal de Inteligencia del ministerio de Defensa de Ucrania informó de la nueva y peligrosa táctica que el ejército ruso estaría desarrollando en la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. Las tropas rusas habrían abierto fuego sobre los pozos de cenizas de la central con el doble objetivo de levantar nubes tóxicas y de lograr la imagen de que son las tropas ucranianas quienes provocan el primer resultado en su intento de recuperar la planta.
Los pozos de ceniza son los lugares destinados a almacenar la ceniza que se produce durante la operación de las centrales térmicas y estos residuos tienen una alta concentración de sustancias tóxicas. También son radioactivas. Una vez se secan, estas cenizas se convierten en un polvo capaz de viajar largas distancias.
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Precisamente en esos pozos de una central eléctrica de carbón cerca del complejo del reactor es donde a lo largo de este jueves se produjo un incendio que obligó, por primera vez en su historia, a desconectar la central de la red eléctrica durante unas horas en las que muchos contuvieron la respiración. En concreto, el incendio provocó la desconexión de la última línea eléctrica regular ucraniana que suministra electricidad a la planta después de que las otras tres líneas resultaran dañadas y dos de las tres líneas de emergencia hayan sido inhabilitadas recientemente.
Pocas horas después, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó de que la central había sido conectada otra vez.
Los riesgos nucleares
En una entrevista con el periódico inglés The Guardian, Petro Kotin, director de Energoatom, la compañía nacional ucraniana de energía nuclear, explicó que los rusos han tenido un plan perfectamente preparado desde que tomaran la central nuclear allá por el mes de marzo. De hecho, explicó cómo "presentaron el plan a los trabajadores de la planta y ellos nos lo presentaron a nosotros". "La condición previa para este plan era causar un gran daño en las líneas eléctricas que conectan la planta con el sistema ucraniano. [...] Simplemente comenzaron a hacer eso, comenzaron con los bombardeos... y sólo para eliminar esas líneas", relató.
En principio, la idea es sencilla. Rusia pretende desconectar la central de Zaporiyia del sistema eléctrico ucraniano para conectarla a su propia red de electricidad. De esa manera, por un lado, obtendría el control absoluto de la central y, por otro, estaría en posición de evitar posibles sabotajes desde el lado ucraniano. Sin embargo, nada es tan sencillo como pudiera parecer.
El plan ruso, que es absolutamente viable por otra parte, enfrenta sin embargo un elevado riesgo de fallo catastrófico. La acción de desconectar y conectar del otro lado no es una operación inmediata, sino que supone emplear un tiempo considerable. Esto implica que durante ese tiempo el funcionamiento de la central y, especialmente, la energía dedicada a enfriar las piscinas donde se controla la temperatura de las barras de combustible utilizadas en los reactores nucleares dependería única y exclusivamente de un generador diésel de respaldo, sin más opciones en caso de que falle.
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Llegados a ese punto y en el caso de un problema de ese caso, pasada una hora y media estaríamos ante una situación crítica en la que podría llegar a producirse incluso la fusión del núcleo del reactor. Es decir, al no refrigerarse las piscinas el combustible se calentaría pasando de estado sólido a líquido subiendo a su vez la temperatura del núcleo y provocando una fusión de los materiales radioactivos, usualmente plutonio y uranio. "Si no proporcionan el enfriamiento adecuado durante una hora y media, entonces (el núcleo) ya se habrá derretido", insistió Kotin.
Si bien estos son los riesgos más graves, no son los únicos.
La pasada semana se filtró un vídeo del interior de la central en el que podían verse diversos vehículos -mayoritariamente camiones- en la sala del reactor número cuatro. Un verdadero problema en caso de incendio en cualquier parte de la misma. "En caso de que haya un incendio en la sala de turbinas, ni siquiera tienes la oportunidad de apagarlo porque los bomberos no pueden entrar, cualquier entrada estaría bloqueada por esos camiones", explica Kotin, que considera la situación "muy peligrosa no sólo para Ucrania, sino también para el resto del mundo porque nunca se puede saber cuál sería la dirección del viento".
Otro elemento fundamental serían los cerca de 9.000 trabajadores de la planta que decidieron quedarse en la misma -la plantilla total sería de unos 11.000- y que a día de hoy preocupan pues son varias las informaciones de que uno de ellos fue golpeado hasta la muerte y otro se encuentra gravemente herido, además de unos 200 detenidos por los soldados rusos. Sin embargo, su presencia es clave, ya que aunque la central fue construida bajo diseño soviético las modernizaciones que sufrió tras el mortal accidente de Chernóbil los ingenieros rusos no serían capaces de operarla.
Inspección de la OIEA
La central de Zaporiyia, que aporta el 20% del total de la energía generada en Ucrania, cayó en manos rusas prácticamente al inicio de la invasión y desde entonces ha sido una de las mayores preocupaciones para Ucrania, la UE y también la ONU. De hecho, la presión sobre Rusia para que permita una visita de control de los ingenieros de la OIEA ha sido constante y especialmente dura en los últimos días.
German Galushchenko, ministro de Energía de Ucrania, dijo a Reuters en el Día de la Independencia de Ucrania que los funcionarios de Naciones Unidas podrían viajar a la centra en los próximos días. "Se está planeando una visita. A más tardar sería a principios de septiembre", explicó.
"Rusia debería aceptar una zona desmilitarizada alrededor de la planta" y permitir la visita del OIEA "tan pronto como sea posible para verificar la seguridad del sistema", dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en una sesión informativa con los periodistas. De momento, tanto los funcionarios ucranianos como los rusos han dicho que el personal del organismo de control nuclear de la ONU podría visitar la planta pronto.