Trump y Clinton, a un paso de pelear por la Casa Blanca
El magnate y la demócrata se han impuesto en la mayoría de los estados y han fortalecido su camino hacia sus respectivas nominaciones partidarias.
16 marzo, 2016 03:41Noticias relacionadas
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Donald Trump, el líder de la carrera del Partido Republicano a la Casa Blanca, ha vuelto a probar que su campaña, que en las últimas semanas ha estado marcada por la violencia, es inmune a todo. Y Hillary Clinton ha terminado de desterrar el desafío del senador socialista, Bernie Sanders, a quien ya no le quedan posibilidades de trazar un camino realista a la nominación.
Ambos candidatos se han impuesto en Florida, Illinois y Carolina del Norte, han capturado la mayor cantidad de delegados y han ampliado la diferencia respecto de sus rivales. Clinton, además, ha capturado Ohio, en donde en la contienda republicana se imponía el gobernador, John Kasich, el único político que le ha impedido a Trump una noche perfecta.
Pero Trump se ha alzado victorioso de todos modos. Le ha asestado una verdadera paliza en Florida a Marco Rubio, hasta anoche, la gran esperanza del establishment republicano, quien ha suspendido su campaña tras de una humillante derrota en terreno propio a manos del magnate inmobiliario: Trump se ha impuesto con el 46% de los votos, contra el 27% del senador cubano-americano.
“Tenemos que unir a nuestro partido”, ha proclamado el magnate inmobiliario, en su gran noche. “Este país va a empezar a ganar de nuevo”, ha dicho luego, una de sus muletillas favoritas de campaña.
Trump ha dejado un discurso de victoria típico de su campaña: ha hablado de traer a las compañías de nuevo a Estados Unidos, de la seguridad en la frontera, de reforzar a las Fuerzas Armadas, ha recordado una y otra vez su posición en las encuestas, ha criticado a la prensa, ha prometido seguir hasta el final, y hasta se ha mostrado sorprendido por su desempeño. “Hemos tenido una noche fantástica, nunca pensamos que esto podía llegar a pasar”, ha dicho.
Incluso le ha dedicado un elogio a Rubio, a quien había llamado “pequeño Marco”, y del que anoche dijo que tiene “un gran futuro por delante”. Rubio, anoche, fue el gran perdedor.
Rubio: "No estamos en el lado ganador"
“Después esta noche, está claro que no estamos en el lado ganador, este año no estaremos en el lado ganador”, ha admitido Rubio, al anunciar su renuncia ante sus seguidores en Miami. “Aunque no está en los planes de Dios que sea presidente en 2016, o quizás nunca, y aunque hoy mi campaña se suspende, el hecho de haber llegado tan lejos pone en evidencia lo especial que es Estados Unidos”, ha completado.
La salida de Rubio ha sido un durísimo golpe para el establishment republicano. Rubio había conseguido más nominaciones que ningún otro candidato, pero en un año en el cual el fastidio de los votantes con Washington ha sido uno de los grandes catalizadores, de poco ha servido.
La renuncia de Rubio ha dejado a Kasich como único estandarte del establishment, y ha convertido al senador ultraconservador de Texas, Ted Cruz, en el contendiente mejor posicionado para impedir que Trump alcance el número mágico de 1237 delegados necesarios para capturar la nominación de los republicanos en la convención partidaria de Cleveland, en julio.
Cruz, que desde hace semanas intenta posicionarse como el único candidato capaz de vencer a Trump, peleaba voto a voto en Missouri.
CLINTON, EN CLAVE PRESIDENCIAL
La contienda demócrata ha dejado un terreno mucho más claro: Sanders sólo aspiraba a quedarse con Misuri, y perdía ante Clinton en todo los otros estados, en Florida, por una diferencia abrumadora de más de 30 puntos, una distancia que confirmaba su supremacía en el sur del país.
“Nuestra campaña ha tenido mas votos que cualquier otro candidato, republicano o demócrata”, ha festejado Clinton, quien ha dado un discurso más a tono con la elección general que con las primarias.
Clinton ha dicho que el próximo presidente de Estados Unidos deberá cumplir con tres tareas: lograr una diferencia en las vidas de las personas; mantener el país seguro, y “unir al país”, un objetivo que ha buscado marcar una clara diferencia con Trump, quien ha desplegado una campaña basada en el odio y las divisiones.
Trump no ha hecho ninguna mención a Clinton, pero ha dejado claro en varias ocasiones que está esperando el momento para ir contra la demócrata. Ese momento, la noche de este martes, ha quedado mucho más cerca.