Prolapso de los órganos pélvicos: la patología que se ha normalizado en mujeres y afecta a la calidad de vida
- Sin ser una condición de salud grave, puede ser limitante en el día a día.
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Las estadísticas revelan que, 1 de cada 11 mujeres va a necesitar cirugía para corregir un prolapso de órgano pélvico. "Es una de las patologías más frecuentes en la mujer, y se caracteriza por el debilitamiento de las estructuras de soporte del suelo de la pelvis", detalla el doctor José Rubio Valtueña, médico especialista en ginecología y obstetricia de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional.
Tan común es que, "muchas mujeres lo asumen como algo natural" y pese a no ser una condición grave para la salud, "puede afectar a la calidad de vida" confirma el doctor José Rubio Valtueña. Entonces, ¿cuáles son sus síntomas? ¿Y su repercusión? ¿Tiene tratamiento? Te lo explicamos.
Síntomas y consecuencias
El suelo de la pelvis está compuesto por un sistema muscular y un tejido conjuntivo que está unido al hueso de la pelvis. "Esas estructuras pueden fallar debido a ciertos factores y hacer que el útero, la vejiga y el recto, caigan sobre la vagina, produciéndose el prolapso", comenta el doctor Rubio Valtueña.
Los síntomas que presenta el prolapso de los órganos pélvicos son muy variables. Desde mujeres asintomáticas, hasta aquellas que llegan a notar la pesadez o un bulto continuo a nivel vaginal "que les impide hacer una vida normal". Este prolapso, en ocasiones, se puede asociar a los siguientes problemas:
- Problemas de micción
- Pérdida de orina
- Retención urinaria
- Estreñimiento
- Dolor o molestias durante las relaciones sexuales
Factores de riesgo
Los factores de riesgo del prolapso de los órganos pélvicos explican la razón de por qué las mujeres son las mayores afectadas. "Destaca, sin duda, el parto, tanto el número de ellos, ya que, lógicamente, una mujer que tiene más hijos, tiene más probabilidades de que su suelo pélvico se deteriore, como al tipo de parto, es decir, partos de recién nacidos de gran peso, partos muy rápidos o muy lentos. Todo eso hace que el suelo pélvico se distienda de una manera significativa y se empiecen a deteriorar esos tejidos de sostén", subraya el experto.
Más allá de los mencionados partos, el sobrepeso o la obesidad es también un factor determinante. Así como todo aquello que produzca una constante presión dentro del abdomen, como bien podría ser: tos crónica, tabaquismo y estreñimiento.
Tratamiento individual
En la actualidad, el manejo del suelo pélvico ha cambiado de manera radical, lo cual ofrece una optimista visión del futuro de la mujer. A través de la fisioterapia específica, "para potenciar el suelo pélvico desde épocas muy precoces, incluso antes del embarazo, a lo largo del mismo y en el postparto inmediato". Los ejercicios de suelo pélvico potencian y retardan el posible daño.
Por otra parte, el doctor Rubio Valtueña asegura que es fundamental hacer una individualización del tratamiento: "Hay que valorar los síntomas de la mujer, teniendo en cuenta que no repercuten gravemente en su salud, pero sí en su calidad de vida".
La primera medida aborda los factores de riesgo que podemos manejar como bien son el sobrepeso, la tos derivada del tabaquismo y el estreñimiento.
La segunda medida llega al tener esos factores controlados e irá dirigida a rehabilitar el suelo pélvico. "Mediante ejercicios sencillos que potencien toda la estructura muscular y conjuntiva del suelo de la pelvis, evitando que el prolapso vaya a más y que se haga sintomático".
Por último, la tercera medida llega cuando el resto falla y es someter a la paciente a un tratamiento quirúrgico. La cirugía más recomendada por su eficacia y buenos resultados, a medio y largo plazo, se conoce como promontofijación. "Consiste en colocar una malla por vía abdominal, la cual tira de los órganos prolapsados fijándolos a una estructura muy firme de la cavidad abdominal, que es el promontorio. Este es un resalte que existe entre la última vértebra lumbar y la primera vértebra sacra" explica el especialista.
La malla en cuestión tiene unos brazos que sustituyen el tejido deteriorado y un brazo superior para traccionar y fijarla. "La manera de realizar esta técnica es mínimamente invasiva, por cuatro mínimas incisiones abdominales, por laparoscopia" lo cual ha revolucionado la cirugía, pues es un procedimiento de máxima eficacia en el que se limitan las complicaciones.
Eso sí, el doctor quiere remarcar que "solo se debe indicar en mujeres que tienen prolapsos evidentemente sintomáticos, con una grave repercusión en su calidad de vida", de otra manera, y si existen la opción de manejar el prolapso de una forma conservadora, es mejor evitarlo. "Es una técnicamente compleja, en la que hay que disecar muchos espacios en la parte más profunda de la pelvis", concluye.