Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), ocho de cada diez mujeres sufren alguno de los síntomas del síndrome premenstrual (SPM) antes de la menstruación. Este síndrome es una combinación de síntomas que muchas mujeres tienen una semana o dos antes del período menstrual y que en una de cada diez mujeres puede llegar a dificultar incluso su vida normal. Y es que, entre los síntomas más comunes, se incluyen hinchazón, dolores de cabeza, cambios constantes en el estado de ánimo e irritabilidad, ansiedad, baja energía o incluso insomnio, entre otros.
Estos síntomas son tanto físicos como psicológicos y en ocasiones pueden llegar a ser tan fuertes como para condicionar la rutina normal o la calidad de vida de las mujeres que lo sufren, así como también en ocasiones su vida laboral. Un síndrome que puede estar vinculado a diversos factores y presentarse a cualquier edad tras la llegada de la primera menstruación y sobre el que todavía no se conoce la causa exacta que lo provoca, pero sí con qué factores puede estar relacionado.
¿Qué factores pueden causar el SPM?
Aunque todavía no se conoce la causa exacta que provoca el SPM, los investigadores creen que los cambios en los niveles de hormonas durante el ciclo menstrual influyen, pudiendo afectar más a algunas mujeres que a otras. Diversos estudios asocian el SPM al resultado de la combinación de factores físicos, psicológicos y sociales. También se asocia su origen a determinados cambios químicos que ocurren en el cerebro y concretamente a variaciones de serotonina (un neurotransmisor) que se asocia a los cambios en nuestro estado de ánimo. También se ha tenido en cuenta su posible relación con determinadas alteraciones nutricionales.
Por todo ello, los factores que se asocian a la causa del SPM pueden ser:
Genéticos o hereditarios: Suele ser más frecuente en mujeres cuyas madres también lo sufrieron.
Emocionales y psicológicos: El estrés elevado o los problemas emocionales suelen empeorar los síntomas del SPM.
Nutricionales: Aunque todavía no hay pruebas determinantes sobre esto. Se cree que podría estar vinculado también al déficit de vitamina B6, ácidos grasos esenciales, oligoelementos o hipoglucemia.
¿Qué síntomas provoca?
Los síntomas de SPM son diferentes en cada mujer y pueden ir desde síntomas físicos a síntomas emocionales o ambos, además de que estos síntomas pueden ir variando a lo largo de la vida de la mujer.
Síntomas físicos habituales:
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Inflamación o sensibilidad en los senos
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Diarrea
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Gases o hinchazón
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Dolor de cabeza o espalda
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Menor tolerancia a los ruidos o la luz
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Calambres
Síntomas emocionales habituales:
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Cambios constantes de humor e irritabilidad
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Cansancio
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Cambios en el apetito
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Ansiedad
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Problemas para dormir (insomnio, hipersomnia…)
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Dificultad para concentrarse o recordar cosas
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Depresión o sensación de tristeza
¿Cómo se diagnostica?
La realidad es que no existe una prueba determinada para diagnosticar el SPM, por lo que tu médico necesitará conocer tus síntomas, el momento en el que aparecen y la forma en la que afectan a tu día a día, para poder hacer un seguimiento y un diagnóstico.
En cualquier caso, si se padece alguno o varios de los síntomas del síndrome premenstrual y estos afectan gravemente al desarrollo de la vida diaria normal, es importante acudir al médico. Para que este pueda realizar el diagnóstico y para lo cual se necesitará detallar cada uno de los síntomas que perciba y el momento en el que ocurren (¿Cuándo comienzan y finalizan?), así como su duración, gravedad y cómo afectan en su vida diaria durante al menos 2 ciclos.
¿Cómo se pueden disminuir los síntomas del SPM?
Actualmente no existe tampoco ningún tratamiento que haya probado ser eficaz para todas las mujeres, por lo que en su mayoría el síndrome premenstrual puede ser difícil de tratar o requerir de prueba y error para su tratamiento.
Aún así, las mejores formas de disminuir sus síntomas pueden ir desde asegurar un descanso y sueño adecuados, ejercicio regular y actividades de relajación a incluso hacer cambios en la dieta, aumentando las proteínas, disminuyendo el azúcar o el consumo de hidratos de carbono complejos. Pero también incorporando algunos suplementos dietéticos o apoyándose en la psicoterapia para sobrellevar mejor los síntomas y reducir el estrés, aplicar técnicas de relajación adecuadas o incluso por el simple hecho de vivir en espacios verdes, como ha demostrado un estudio reciente publicado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y la Universidad de Bergen (Noruega).
Por otro lado, los analgésicos o antiinflamatorios también pueden ayudar en algunos casos a aliviar parte de los síntomas físicos como el dolor de cabeza, la tensión abdominal, los calambres o la sensibilidad en los senos. Siempre y cuando estos medicamentos sean recetados y recomendados por el médico o especialista.
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