La princesa, en una foto de archivo.

La princesa, en una foto de archivo.

Royals

Muere la princesa Yuriko de Japón a los 101 años: la historia de la royal más longeva de la familia imperial

Publicada
Actualizada

La familia imperial de Japón llora la muerte de uno de sus miembros más queridos. La princesa Yuriko ha fallecido este 15 de noviembre sobre las 6:32 a.m. después de unos meses ingresada en el hospital, a causa de una neumonía y un ataque cerebrovascular que la dejó incapacitada y en estado crítico. En los últimos días, su estado había empeorado, lo que había hecho que sus familiares estuvieran muy pendientes de su evolución con constantes visitas al centro médico. 

Con el fallecimiento de la tía abuela del emperador Naruhito, a sus 101 años, la familia imperial se despide de su miembro más longevo, también era la royal de mayor edad del mundo. La noticia ha teñido de luto el corazón de los japoneses.

El primer ministro del país, Shigeru Ishiba, ha mostrado su pesar a través de las redes sociales. "No puedo evitar sentirme triste por la noticia del fallecimiento de su Alteza Imperial la princesa Yuriko de Mikasa. Desde su matrimonio, ha apoyado al príncipe Mikasa y, como miembro de la familia imperial, ha contribuido en una amplia gama de campos como la atención médica, el bienestar, la cultura, los deportes y la amistad internacional".

Asimismo, ha puesto en valor sus logros: "Ha estado involucrada en proyectos de atención materno-infantil durante muchos años y ha realizado esfuerzos dedicados. Además, su Alteza Real interactuó estrechamente con el pueblo de Japón, ofreciendo aliento a los involucrados cuando asistieron a diversas ceremonias conmemorativas y torneos. Desde que llegó a la vejez, ha llevado una vida tranquila y saludable, y el año pasado cumplió 100 años. El pueblo había estado orando para que viviera una larga vida y estamos realmente entristecidos por su trágico fallecimiento. Me gustaría expresar mi más sentido pésame a la Familia Imperial. Mi más sentido pésame".

Quién era Yuriko

Nacida el 4 de junio de 1923 en Tokio en el seno de una familia noble, era descendiente de una estirpe de samuráis ligados al poder y a la realeza. Su padre era vizconde y su madre también tenía linaje aristocrático, lo que hizo que Yuriko recibiera una educación exquisita en la Gakushuin, un antiguo centro donde se forman los hijos de alta cuna.

Allí también estudió el que sería su futuro marido, Takahito de Mikasa, el cuarto y más joven de los descendientes del emperador Taishō y la emperatriz Teimei. Se casaron en 1941, ella tenía 18 años y la boda se celebró solo dos meses antes de la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial tras el bombardeo de Pearl Harbor. Fruto de su matrimonio nacieron cinco hijos.

Yuriko y el príncipe Takahito, en 2016.

Yuriko y el príncipe Takahito, en 2016. Getty

En el país nipón no solo rige la ley sálica que impide reinar a las mujeres, además, las princesas pierden su condición si se casan con plebeyos, algo que curiosamente hicieron las dos hijas de Yuriko. Fueron pioneras y parece que abrieron la puerta a otros casos más recientes en la familia imperial, como el de la princesa Mako, sobrina de Naruhito, que renunció a sus privilegios para poder casarse con el abogado Kei Komuro. Tras el enlace, la pareja se instaló en Nueva York.

Volviendo a la princesa Yuriko, durante su larga vida desempeñó un papel importante en su país natal. En 1948, se convirtió en presidenta de la Fundación Imperial Gift Mother and Child Aikukai y estuvo a la vanguardia de los movimientos de salud materno infantil y en la prevención de la mortalidad infantil. También fue vicepresidenta honoraria de la Cruz Roja japonesa, la Asociación Nacional de Promoción de la Cultura del Traje y presidente honorario de Ikebana International. 

Lo cierto es que, pese a no tener derechos sucesorios, las mujeres en la casa imperial tienen un papel importante en el desempeño de funciones oficiales y el caso de Yuriko es un buen ejemplo. Hizo viajes internacionales representando a la institución, como en la coronación de la reina Beatriz de Holanda, a la que asistió junto a su esposo.

La fallecida princesa se mantuvo muy activa hasta hace poco más de una década, cuando su salud empezó a resentirse y espació sus apariciones. Tras enviudar, en 2016 (Takahito murió a los 100 años) se retiró completamente y ni siquiera estuvo presente en la entronización del emperador Naruhito, su sobrino-nieto.

El registro para las condolencias se abre el sábado 16 de noviembre dentro de la residencia del Palacio Mikasa, para que los japoneses puedan despedirse de ella. Según informa la casa imperial no se admiten regalos, ni flores.