La gran fiesta de Naruhito de Japón por su 64 cumpleaños: del banquete a las palabras hacia su mujer, Masako
El Emperador ha entonado un discurso en el que reflexiona sobre la sucesión al trono de Crisantemo y ensalza el papel su hija, la princesa Aiko.
25 febrero, 2024 12:27El pasado 23 de febrero de 2024, viernes, no hizo un buen día, en cuanto a condiciones meteorológicas se refiere, en Tokio. El día amaneció encapotado, gris y desapacible, pero este extremo no impidió que el emperador de Japón, Naruhito, lo viviera con gran alegría y alborozo. Era su 64 cumpleaños y el marido de la emperatriz Masako (60) pudo sentir el arropo de su nación.
Toda la familia, al completo, se asomó al balcón del Palacio Imperial. El pueblo se mostró, como siempre, agradecido: miles de banderas del país nipón ondeaban mientras se esperaba el gran momento del día: el discurso del emperador. Naruhito, con gran emoción, apareció en el balcón, pertrechado por su mujer y su hija, la princesa Aiko (22).
A la derecha del emperador, tomaron posición en la gran celebración del cumpleaños su hermano menor, el príncipe heredero Akishino (58), seguido éste de Kiko y Kako de Japón. Tal y como rezan las crónicas del país, Naruhito rindió, en primer lugar, homenaje a las víctimas del reciente terremoto en el centro del país que se cobró más de 240 vidas y que aún mantiene a muchos desplazados en refugios temporales.
"Mi corazón sufre a cuenta de aquellos que resultaron afectados y por aquellos que se vieron obligados a evacuar", explicó Naruhito en una rueda de prensa convocada días antes con motivo de su cumpleaños.
El monarca expresó su deseo de poder visitar la zona afectada por el desastre en la península de Noto -unos 400 kilómetros al noroeste de la capital nipona-, en compañía de su esposa, la emperatriz Masako, y aseguró que espera "que la recuperación y la reconstrucción progresen sin obstáculos".
También agradeció la labor de todos aquellos profesionales implicados en tareas que buscan devolver a la región a la normalidad. Naruhito tuvo, además, palabras para su mujer, a quien agradeció los 30 años que han pasado juntos y a la que pidió que continúe brindándole apoyo como hasta ahora.
Desde hace dos décadas, cuando aún era princesa heredera, Masako ha sufrido un trastorno inducido por el estrés, lo que redujo drásticamente sus apariciones en público.
Desde que se convirtió en emperatriz, su asistencia a eventos y ceremonias ha ido en aumento y los médicos han dicho que en general ha mejorado, aunque su estado de ánimo fluctúa.
A su vez, el emperador dijo estar feliz por el hecho de que su hija, la princesa Aiko, de 22 años, haya decidido comenzar a trabajar para la Cruz Roja nipona en abril, cuando está previsto que obtenga su licenciatura en lengua y literatura japonesas.
"Espero que amplíe aún más sus horizontes con diversas experiencias", afirmó el monarca. Con motivo de su cumpleaños, Naruhito, junto con otros miembros de la familia imperial, saludó hoy viernes a aquellos que se acercaron hasta el palacio imperial con motivo de la efeméride.
Una vez en el interior del palacio, comenzó el banquete de la celebración, que estuvo compuesto de platos típicos de la gastronomía japonesa y en lo que respecta al brindis se confió en el tradicional sake.
Aiko, relegada
En una línea sucesoria lógica, Aiko debería convertirse en la futura Emperatriz del país del Sol Naciente, algo que por la Ley Sálica no sucederá. La pequeña Aiko nació el 1 de diciembre del año 2001, momento en que el entonces primer ministro Junichiro Koizumi (82) barajó la posibilidad de reformar la Ley de Sucesión al trono de Japón.
Una legislación que terminó congelada por el nacimiento en 2006 de Hisahito (17), hijo varón de Akishino, hermano del actual emperador Naruhito. Sobre los hombros de Hisahito pesa el futuro de la Corona nipona, con los riesgos que ello entraña para su continuidad si finalmente no se cambia y abre la ley para aceptar que el trono puede ser también regentado por mujeres.
Japón es un país tremendamente marcado por el respeto a la tradición, de ahí que no haya sido nada fácil el hecho de que el exemperador Akihito (86) haya abdicado el trono en favor de su primogénito, Naruhito.
Aún así, y pese a los diez meses que tardó en promulgarse la propuesta legislativa, finalmente pudo tener lugar la abdicación, la primera de un Emperador japonés en más de 200 años. La última vez que Japón fue testigo de una abdicación de un Emperador fue en 1817, cuando el emperador Kokaku cedió el trono a su hijo Ninko.
Sin embargo, Aiko no correrá la misma suerte. Sobre la única hija del actual emperador del país del Sol Naciente pesa el vestigio de una tradición milenaria prácticamente imposible de modificar. Las mujeres tienen vetado el acceso al Trono del Crisantemo, al que únicamente pueden ascender los herederos varones en la línea de sucesión.