El 19 de junio de 2014, España vivió un momento histórico con la proclamación del rey Felipe VI tras la abdicación de Juan Carlos I. En este evento trascendental, Letizia acaparó las miradas no solo por su presencia, sino también por su elegante y significativo atuendo.
La Reina consorte, conocida por su sofisticado sentido de la moda, optó por piezas de algunas de las marcas más prestigiosas de la moda española. Su vestido blanco, un diseño sobrio y elegante, fue creado por Felipe Varela, su diseñador de cabecera, conocido por su habilidad para combinar la tradición con un toque moderno. Sobre él un abrigo entallado con cuello joya lleno de aplicaciones. Los salones eran de Magrit, una firma patria de calzado artesanal.
Para completar el look, eligió unos discretos pendientes en forma de estrella de Chanel. Bajo el nombre de Cometa, los 18 quilates de oro blanco que lucía doña Letizia fueron un regalo de la casa francesa por el nacimiento de la infanta Leonor.
Estructura del diseño
El vestido de la Reina era una pieza de corte clásico, con manga recta y escote redondo, que acentuaba su elegancia natural. La pieza, ajustada en la cintura y con un corte recto por encima de la rodilla, resaltaba su figura sin ser ostentosa y tenía un oportuno largo protocolario. El abrigo contaba con un cuello adornado con cristales color rubí, rosa empolvado y ámbar. Un accesorio a destacar es el lazo de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, de la que es Dama desde su matrimonio con el actual rey de España, que lucía prendido en el pecho.
Los zapatos de salón, en un tono crema juego con clutch, mantenían la armonía cromática. Letizia optó por un maquillaje natural y el pelo suelto, lo que permitió que el conjunto en su totalidad proyectara una imagen de sobriedad y sofisticación.
El significado del blanco
Elegir el blanco para la proclamación del rey Felipe VI no fue una decisión tomada a la ligera. Este color, lleno de simbolismo, se asocia comúnmente con la pureza, la paz y la renovación. En el contexto de un evento tan significativo como la proclamación de un nuevo monarca, estos valores son especialmente relevantes y, además, parece ser una tradición entre las reinas consortes. Mary de Dinamarca, Camilla de Inglaterra y Matilde de Bélgica también fueron de blanco cuando sus respectivos maridos subieron al trono.
El blanco también refleja neutralidad y modernidad, cualidades esenciales para un evento de estado donde la atención debe centrarse en el significado histórico del momento más que en la moda en sí. La elección de este color por parte de Letizia proyecta una imagen de unidad y esperanza, fundamentales para la estabilidad y continuidad de la monarquía.
Además, el blanco es un color que denota elegancia y simplicidad, características que la ella ha sabido representar consistentemente en sus apariciones públicas. Sin la pompa de otras Casas Reales como la británica, Letizia acertó de lleno en un evento muy formal, pero sin ostentación.
Muy adecuadas iban también las pequeñas Leonor y Sofía, con sendos vestidos gemelos en rosa y azul, una combinación que han lucido muy frecuentemente durante su etapa infantil. El tejido brocado de los diseños y en lazo de la cintura aportaban ese halo ceremonial que se precisaba.