Clara Usón y la intrahistoria de 'la Tigresa': "Las mujeres terroristas tenían que hacerse valer para que les dieran un arma"
“Autoras de palabra con Rosa” se ha citado con Clara Usón, la autora de 'Las fieras', una novela que tiene como protagonista a Idoia López Riaño, "la Tigresa". Esta terrorista fue una de las más sanguinarias, además de poseer una belleza inigualable.
12 julio, 2024 03:09“Autoras de palabra con Rosa” se ha citado con Clara Usón, la escritora que ha publicado 'Las fieras' (Seix Barral 2024) . Una novela del Euskadi de los años 80, donde ETA y los GAL gravitan en torno a Idoia López Riaño, “la Tigresa”, una de las más sanguinarias terroristas y la que atrajo más la atención de los medios, además de por sus atentados, también por su belleza y, Miren, el otro personaje, hija del Txakurra (perro), el nombre que los terroristas daban a las fuerzas de seguridad.
Ambas vidas se entrelazan en esta historia.
“Las fieras” plural femenino, obedece a todos,—afirma la autora— porque en esta historia hay hombres que también son fieras, algunos por decisiones personales, y otros por las circunstancias en las que viven.
“Partir de un personaje real, es una fórmula que ya he utilizado en tres ocasiones. Las últimas novelas: “La hija del Este y el Asesino tímido han sido mujeres víctimas, en este caso es una victimaria el punto de partida”, aclara Usón.
Añade: “La novela arranca con un doble asesinato, padre e hijo. Un atentado más, en el que los números nos anestesian y ya no vemos más que bultos”.
“Inevitablemente, se le da más importancia y se investiga en función de quién lo ha sufrido o del número de víctimas. Eso parece cruel, pero es la realidad. No hay espacio. Este es uno de esos atentados que no tiene relevancia en las víctimas, no está muy claro qué ha pasado y entonces pasa desapercibido”.
“La tigresa quería ser bombera, salvar vidas, pero no quería salvar solo unas pocas, para mí—reconoce Usón—es una obsesión recurrente, un dogma absoluto, que no admite duda, y los que se adhieren a él, tienen que hacer todo lo que se les pide, donde hay un fin superior: la patria idealizada de todos los nacionalismos, en este caso el vasco, cuyos valores son superiores al de la vida de las personas que componen esta patria que de pronto se vuelven anónimos y se vuelven pueblo y, por lo tanto, disponibles. Idoia quita vidas para salvar una patria, por tanto, un bien superior”.
“El mundo de ETA, es un mundo machista. La violencia se entiende como algo consustancial al varón”, afirma Usón.
Y sigue: “Había una perversión de la emancipación de las mujeres que tenían que hacerse valer para que les dieran un arma, para que les dejaran hacer lo que hacían los hombres. Era perverso porque ellas consideraban que tenían también una lucha feminista”.
“La tigresa era muy consciente de ser espectacularmente guapa, y eso era parte de la gran fascinación. Una mujer que provocaba deseo, y en ello hay una mirada machista. Si era un terrorista de ETA, que se acostaba con mujeres policías, era un mito, pero si era una mujer, es una puta. Por eso la llamaban “la tigresa” que es un sobrenombre con una filosofía no expiatoria, al contrario que el tigre”, sostiene la autora.
Añade: “Y en ese poder de tenerlo todo, muchos se preguntan, por qué matar, porque con 23 años había matado a 23 personas, y cumplió 23 años de condena”.
“Por su parte, Idoia se reinventó con un pasado para sí misma que se parecía mucho al de Yoyes".
"Un pasado de terrorista rebelde a la que repugnaban las matanzas, cuando era todo lo contrario a lo que ella había hecho. Lo negó por su personalidad narcisista, en la que es incapaz de admitir que ha hecho mal", ratifica Usón.
Y continua: “Yoyes, por otro lado, es una mujer a la que admiro, y respeto más que a Idoia, porque esta última me parece un poco alocada y muy artemisa. Yoyes más allá de que mata a mucha gente, es una mujer con muchas inquietudes intelectuales, reflexiva que ascendió a la cúpula de ETA. La primera mujer en décadas. Ejecutada por ellos mismos”.
“Miren representa al ciudadano común, una sociedad que sufría y padecía esa violencia degradada, no solo física y material de crímenes, también la callejera, la verbal, la de los silencios del País Vasco. Era hija del enemigo número uno de ETA”.
“Cuando los que hacen la ley, la infringen en nombre de la ley, no hay ley. Los GAL se creó para acabar con ETA infringiendo la ley que ellos mismos pedían que se cumpliera. Para mí, —reconoce Usón— fue un disparate terrible, una chapuza, la corrupción fue salvaje”.
Y sigue: “Algunos acabaron en la cárcel y fueron indultados en seguida, pero nadie les exigió que se arrepintieran”.
“Idoia es una persona que lleva desde que salió de la cárcel escapando de ese pasado que se niega a reconocer y que, hasta que no lo admita, va a estar siempre viviendo esa sombra en la que está jugando", concluye la autora.