Tradición, progreso, mundo rural, liderazgo femenino y tecnología… este cóctel de ingredientes parece difícil de combinar para dejar buen sabor en el paladar, pero es precisamente lo que consigue con su increíble labor Susana Arrechea. A pesar del símil que utilizamos en esta presentación, ella no es coctelera, sino ingeniera química, doctora en Nanociencia y Nanotecnología.
Nacida en Guatemala, recibirá este 10 de julio el premio Princesa de Girona Internacional 2024 en la categoría CreaEmpresa por "su contribución a la electrificación, conectividad y alfabetización digital para las mujeres indígenas en comunidades rurales de Guatemala y por su labor en la educación de niñas y mujeres jóvenes en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas".
La descripción hace esbozar una sonrisa: hay personas normales haciendo cosas extraordinarias… Magas se cita con ella en Madrid, antes de que reciba el preciado galardón, para conocer su historia y su trabajo en New Sun Road Guatemala, con la que está transformando la vida de muchos de sus compatriotas en la que es, sin duda, la gran misión de su vida.
"En mi casa la estrella es la princesa Leonor. Mi hija mayor está emocionada y me ha dicho que la tengo que llamar Alteza"
Susana tuvo la oportunidad de conocer a Felipe VI cuando se dieron a conocer las distinciones el pasado mes de abril, en la gala de entrega de los Princesa de Girona verá por primera a Leonor y a la infanta Sofía.
¿Está nerviosa? Ella misma responde: "Estoy muy emocionada. Pero para ser honesta, en mi casa la estrella es la princesa Leonor. Mis dos hijas están emocionadas, sobre todo la de cuatro, que me ha dicho que va a invitar a Leonor a un helado. Además, me está diciendo cómo debo de referirme a ella como su alteza… saben de protocolo más que yo".
La reina Letizia conoce personalmente la labor de esta guatemalteca, con la que se reunió durante su último viaje de cooperación a ese país. La historia de Arrechea es inspiradora y sirve de referente para muchas mujeres.
"Crecí en una comunidad rural de Guatemala, cerca de la Ciudad de Guatemala. Al principio no me sentía atraída hacia las carreras de ciencia. Fue una profesora de matemáticas que tuve la que hizo que empezara a crecer mi interés en esta área. Gracias a ella, me empezaron a gustar muchísimo las matemáticas y me di cuenta de que la Ingeniería podría ser una opción para mí", recuerda.
Susana entró en la Universidad con "mucha ilusión de poder trabajar en el tema de industria de alimentos" y luego le entró el gusanillo de ir a estudiar fuera. Gracias a la Fundación Carolina de España logró una beca para hacer la maestría y el doctorado en la Universidad de Castilla-La Mancha en el terreno de la nanotecnología enfocado a química orgánica y celdas solares.
Otra beca le permitió hacer una investigación multidisciplinaria y saltar a un enfoque más aplicado sobre cómo usar la energía solar en comunidades rurales.
¿Cómo y por qué decidió fundar New Sun Road Guatemala?
Conocí a mi marido en Estados Unidos, haciendo una investigación, y él era uno de los emprendedores de New Sun Road, una empresa enfocada en tecnología es una empresa social, vi todo lo que estaban haciendo en África y poco a poco me involucré en ello hasta que decidimos cofundar New Sun Road Guatemala. Este es un proyecto muy enfocado en el tema de energía solar, conectividad a internet y habilidades digitales en los idiomas mayas.
"Las mujeres de los COCODES son votadas democráticamente y gestionan tanto la comunidad como su propio emprendimiento"
Algo crucial, porque en Guatemala el 40% de la población es indígena…
En efecto, tenemos 22 idiomas diferentes. Nos propusimos traer talento joven a la empresa, mujeres indígenas que han destacado, activistas reconocidas que empiezan a aportar también un poco de la pasión por lo que hacemos.
Además de llevar energía solar a las comunidades rurales, construimos una comunidad enfocada también en temas de empoderamiento de la mujer y contra la violencia de género para cambiar la estructura de las comunidades rurales.
Tenemos también un grupo de científicas guatemaltecas con proyectos para fomentar el tema de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas para las futuras generaciones de niñas y niños, buscando la equidad de género. Nos enfocamos en cómo la mujer puede ser un rol model en ciencia.
¿Cuáles son los problemas que enfrentan las comunidades indígenas guatemaltecas?
Es una acumulación de muchos problemas, de décadas en las que estas comunidades han estado desatendidas. Son poblaciones que están remotas, donde no hay infraestructura, comenzando por la infraestructura de acceso vial. No tienen acceso a recursos básicos, incluyendo la energía de la red nacional, y también son víctimas del conflicto de posguerra de Guatemala. Tienen muchísimas barreras y hay un racismo contra los indígenas que se ha normalizado. Este es uno de los grandes retos a superar.
Son poblaciones que realmente han sido desatendidas y discriminadas, además olvidando que han salvado nuestra democracia en Guatemala porque hicieron posible la investidura del presidente Arévalo a principios de año y, a pesar de eso, se lo seguimos pagando así de mal.
Es el momento de que los pueblos originarios tengan el reconocimiento que merecen y que también las personas empecemos a ser mucho más inclusivas y cocrear en conjunto un país unido.
¿Cómo dirías que transforma los proyectos de New Sun Road Guatemala la vida de estas comunidades?
Tener acceso a energía en la comunidad, aunque no sea en todas las cosas, ya supone un cambio importante. Tener acceso a los dispositivos electrónicos les permiten también acceder a información, aprender acerca de internet, usarla para usos productivos y no solo para chats o para redes sociales.
Esta es la transformación enfocada en tecnología que viene acompañada del trabajo que hacen las lideresas de la comunidad. Mujeres que son votadas democráticamente y que gestionan tanto la comunidad como su propio emprendimiento. Para ello creamos con ellas modelos de negocio, en los que los ingresos van para ellas por su trabajo, otros se quedan para mantenimiento y otros para reinversión.
Así empezamos a hacer también esa transformación económica que hace sostenible la comunidad y también empezamos a ver cambios de normas de género y cómo las mujeres se van involucrando más en actividades comunitarias, empiezan a ser más respetadas por toda la comunidad, a levantar su voz y a aprender ciertas habilidades que les pueden ayudar.
¿Es un trabajo conjunto con hombres y mujeres de la comunidad?
Sí. Creo que lo hicimos muy mal al principio, porque nos enfocábamos solo en mujeres. Muy pronto nos dimos cuenta de que necesitábamos incluir a niñas y niños, era necesario hablar con los líderes hombres de las comunidades y fomentar el tema de las masculinidades positivas, creando diálogos abiertos entre grupos de ambos géneros y abogando por las responsabilidades compartidas.
También nos hemos dado cuenta de que el trabajo ha de ser integral con muchas instituciones involucradas, tratando temas como la violencia sexual, la trata de personas y la violencia contra las mujeres. Las herramientas digitales en todos estos temas es tener una ventana abierta al mundo para trabajar.
Habéis hecho grandes avances, ¿cómo ves el futuro?
Este es un trabajo difícil, no lo voy a negar y con muchos retos. Para mí, una visión a futuro es que estos comités de gobierno local, los COCODES, sean igualitarios, que haya un 50% de participación de mujeres.
Además, me gustaría tener más colaboración del Gobierno de Guatemala y de otras instituciones para poder transformar estas comunidades. Nuestra intención es crecer a 3000 centros en los próximos cinco años en Guatemala, ahora apenas tenemos 30. Para ello el trabajo ha de ser de todos.