Inspirada en una historia de unos dulces que le llevaba a una persona enferma, donde lo único que le gustaba era recordar el pasado de cuando eran niños, esta novela te envuelve en una "tela de araña" compaginando pasado y presente al mismo tiempo. Una combinación que ha llevado a Nativel Preciado a ponerse a prueba, a través de la lectura de otros, y de la que parece haber "salido airosa".
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Con más de cincuenta años de profesión en el periodismo y treinta recorridos entre ensayos y novelas, la madrileña nos presenta su última obra: Palabras para Olivia (Espasa, 2024). Con el esfuerzo como la tónica de su vida, ahora tiene como objetivo dedicarse "mucho más de lleno a la literatura".
Paisajes, música y recuerdos, son lo que han llevado a Nativel a escribir esta historia de estructura metaliteraria. En ella, la autora cuenta la historia de "una vieja escritora de éxito que cree haber perdido la inspiración y decide contratar a un joven escritor fantasma para que le ayude a completar lo que, probablemente, será su última novela".
¿Cómo es su proceso literario?
Pues en este caso está clarísimo que fogonazo inicial fue ese tiempo que pasé recordando forzosamente una parte muy real de mi vida, donde aparecen personajes, historias, la nieve, los lobos, la música... Todo eso fue lo que me hizo interrumpir lo que estaba haciendo para dedicarme a esta novela y hacer un homenaje a esa persona que estaba enferma y que era mi hermano. Por eso se la dedico a él y, por eso, interrumpí todo para entregarme a fondo a hacerle ese homenaje.
¿Cuánto tiene Olivia Casanova (la protagonista) de Nativel Preciado?
De mi propia vida, nada, pero sí mis sentimientos, mis emociones, mis gustos por la música, mis recuerdos... Todo esto se lo he dado a Olivia. He volcado en ese personaje ciertas carencias que yo no tengo. Ella tiene mucha más fortaleza y, sobre todo, para enfrentarse a situaciones a las que yo no me he tenido que enfrentar, como situaciones amorosas complejas. Aún así me siento muy identificada con uno de los personajes que es Aitana, que es quien desentraña toda la trama de la novela y pone punto final a la historia.
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¿Influyen las situaciones políticas y periodísticas actuales en las tramas de sus libros?
En esta novela en absolutamente nada, lo que trato es de desintoxicarme. En este momento, la situación política y mediática es tóxica, y yo tengo el privilegio de poder huir de esta toxicidad metiéndome en un mundo imaginario que tiene mucho de mis propias emociones. Me sirve para aclarar mi propia vida y, durante un tiempo, aislarme de la situación que vivo inevitablemente.
¿Considera que ha disminuido (o aumentado) la calidad literaria?
Ahora hay muchos más escritores, se publican muchísimos más libros, pero la calidad literaria siempre ha sido minoritaria. Hay obras que resisten el paso del tiempo, como muchos escritores que no lo resisten a pesar de haber hecho grandes obras. Los pocos que escriben muy bien son, desde luego, figuras internacionales capaces de entretenernos, de enseñarnos y de apasionarnos con la literatura.
Cincuenta años de profesión periodística
Nativel Preciado fue cronista parlamentaria durante la transición, donde experimentó la fuerza y la ilusión de tantos otros para salir "de un pasado tenebroso y buscar la democracia y la libertad". Un momento en el que todos tuvieron que ponerse a la altura que las circunstancias históricas. Y aunque ahora, según sus propias palabras, "estamos peor que entonces", la periodista sigue manteniendo su pasión y respeto por la profesión.
¿Cómo ha evolucionado el papel de las mujeres en el periodismo?
Cuando yo empecé en el periódico, en el diario Madrid, había dos mujeres. Ahora hay mayoría de mujeres periodistas y eso me lleva a mirar la actualidad y los fenómenos políticos y sociales con una mirada mucho más amplia y mucho más realista. Hemos aportado mucho a esta profesión y esta profesión también nos ha dado mucho.
Primero hemos visto cómo las mujeres deportistas han reivindicado su papel y han luchado contra los abusos, ahora en el cine, durante la gala de los Premios Goya, pudimos ver abanicos con el lema #SeAcabó, ¿cree que esta lucha también empapará a los medios de comunicación?
En los medios de comunicación hemos vivido situaciones de reivindicación en épocas tan difíciles como el final del franquismo, donde firmábamos manifiestos con los cuales muchas se jugaban incluso la cárcel. Es decir, la reivindicación y la lucha por los derechos de las mujeres no han empezado en este momento, llevan una trayectoria muy larga y nosotras ya habíamos retomado la lucha de muchas otras que también se jugaron la vida, como las sufragistas o como las feministas de principio de siglo, o las que lucharon en la República o durante la dictadura contra el machismo.
¿Cree que es posible separar tu vida personal de tu vida profesional cuando eres periodista?
Cuando eres muy joven, tu vida la dedicas de lleno a luchar por el objetivo que más te interesa, que es abrirte paso profesionalmente. Pero cuando te vas sosegando, ya con la madurez, creo que es esencial diferenciar tus tres vidas: la íntima, la pública y la privada. Lo mejor que puedes hacer para que tu cabeza siga funcionando bien es diferenciarlas de una manera clara.
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En ese sentido, ¿de qué manera cree que están influyendo las redes sociales en el periodismo actual?
Están influyendo de una manera, a veces, muy positiva y, a veces, muy negativa. La trama de mi novela es que la escritora de éxito contrata a un escritor fantasma para que le ayude a terminar su novela, pero ese escritor fantasma va a quedar obsoleto cuando se recurra a ChatGPT. Vamos a una velocidad vertiginosa y no se sabe en qué va a desembocar la inteligencia artificial en cada una de las profesiones.
Observadora política durante décadas
Como cronista, Nativel Preciado ha sido testigo de la evolución que ha experimentado la mujer en el Congreso de los Diputados. A finales de 1970, la escritora y periodista solo recuerda a diez mujeres en la Cámara y, sin embargo, ahora son mayoría en el Consejo de Ministros. "La calidad o el talento influye, pero desde luego es decisiva la cantidad", subraya Preciado.
¿La política actual se parece más de lo que pensamos a la de la transición?
No, aquella época fue muy singular y muy especial. Los que la vivimos sabemos lo complejo que fue hacer el tránsito y se hizo viviendo en peligro todos los días: el terrorismo de ETA, del GRAPO... Fue muy esforzado sacarla adelante. Si hay algo que reprocharle a esa etapa de la transición, desde el punto de vista político, es que los que vinieron después, cuando la democracia estuvo asentada, no hicieron los cambios que no se pudieron hacer en ese momento.
Para terminar, ¿qué lecciones le daría a los periodistas que están empezando?
Esta profesión es un fin en sí mismo. No es un objetivo para conseguir triunfar, para conseguir dinero... Es tan apasionante, que es una manera de vivir que compensa, te hace ver la vida de una manera distinta. Y si además es un pilar para sostener la democracia y ser críticos con el poder y con los abusos, no se le puede pedir más. Yo estoy muy agradecida a la profesión, porque me ha permitido cumplir todos mis sueños.