La periodista posa en el estudio de Magas.

La periodista posa en el estudio de Magas. Esteban Palazuelos.

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Laila Jiménez, de Informativos Telecinco: "Me da envidia ver otros países donde las mujeres sí envejecen en televisión"

La periodista catalana, al frente de las noticias de primera hora de la mañana, habla para Magas sobre su carrera y su vida.

20 febrero, 2024 01:26

Son las 10,30 de la mañana cuando aparece puntual en la redacción de Magas, dispuesta a mantener una charla distendida sobre su vida y su carrera. Cualquiera diría que lleva más de ocho horas levantada, que ya ha aparecido en el Informativo matinal de Telecinco, ha comido algo y ha ido a una reunión.

¿De dónde saca la energía Laila Jiménez? Imposible saberlo, porque cuando termine esta cita su rutina diaria sigue. Además, da clases a un grupo de alumnos varias veces a la semana y atiende como puede su vida social y sus otras inquietudes de ocio.

[Arancha Morales y Laila Jiménez, de 'Informativos Telecinco': de sus rutinas a la sutil petición al jefe]

Esta periodista catalana se me antoja casi una heroína de cómic, que tiene el poder de la criptonita como Superman, porque además no parece haber nada que le quite la sonrisa. Lleva dos décadas entregada a su pasión, que es el periodismo. Empezó a los 22 en la desaparecida CNN Plus en Barcelona, también ha formado parte del equipo de Informativos de Antena 3 y en 2006 se unió a Mediaset donde ha sido reportera cubriendo desde sucesos hasta economía y política. Dio el salto como presentadora durante los veranos de informativos y ahora está al frente del matinal junto a Arancha Morales, de lunes a viernes a partir de las seis de la mañana. 

Aunque lleva ya mucho tiempo viviendo en Madrid, reconoce que la primera vez que dejó su Cataluña natal para instalarse en la capital la ciudad no le gustó. "Era demasiado joven y Madrid me engulló un poquito". Hay una razón de peso para ello, que es una de las primeras cosas que nos explica en esta amena entrevista. 

Laila, en un momento de la entrevista.

Laila, en un momento de la entrevista. Esteban Palazuelos

¿Por qué dices que Madrid te engulló? 

Pues porque me faltaba mi casa, me faltaba mi familia. Sentía como que todo era muy grande. ¡Que venía de Barcelona, que parece que llegaba en plan Paco Martínez Soria!, pero me engulló.  

Laila, en televisión has hecho de todo. ¿Echas un poco de menos el reporterismo? 

Se lo decía a una compañera esta mañana: el tema del juicio de Alves, por ejemplo, sí me hubiera gustado cubrirlo porque me interesan mucho los juicios, y he aprendido un montón haciendo tribunales. Como si hubiera una Ally McBeal en mi vida. Este juicio es muy mediático y, además, creo que puede cambiar mucho las cosas a nivel judicial. Yo creo que puede sentar un antes y un después, incluso en lo que se refiere a medidas de protección. O, por ejemplo, el conflicto de Gaza. 

En este en este tipo de noticias, tan mediáticas y muchas veces tan duras, parece inevitable que te toquen personalmente aunque se mantenga la imparcialidad. 

Yo creo que no te mantienes al margen de todo. Siempre se lo digo a mis alumnos cuando les doy clases: tened en cuenta que podéis estar en el peor día de la vida de alguien. ¿Cómo vas a estar al margen contando que alguien ha enterrado a su hijo o ha perdido su casa en un incendio? Esas personas te van a recordar siempre, entonces no puedes estar aparte. Es verdad que lo que tú pienses o sientes respecto a determinadas cosas las tienes que dejar de lado y contar las cosas con respeto.

Haces el informativo de las mañanas, lo que implica madrugar muchísimo, ¿cómo es tu rutina?

Uf, es que es rarísimo porque a mí el despertador me suena a las dos de la madrugada, porque a las dos y media tengo que salir para la tele. Estoy allí desde las tres hasta las siete de la mañana y luego ya no me acuesto. Yo intento hacer todo el día seguido, porque como estoy soltera y no tengo hijos, no tengo que compaginar mi horario con nadie. Mi cuerpo entiende mejor seguir el ritmo de es día es de noche. Pero sí es un lío para comer con este horario: me paso la vida desayunando, es lo que más hago. Me levanto, desayuno; acabo el informativo, desayuno; a media mañana, vuelvo a desayunar y luego ya un plato que es el de la comida. 

¿Y cuándo te acuestas?

Sobre las siete o las ocho, depende de lo que me pida el cuerpo. En verano es horrible porque a esa hora hay 40 grados y mucho sol y no hay quien duerma... La frase que más me dicen es: "Bueno, ya con el tiempo que llevas te habrás acostumbrado". Pues no, no te acostumbras, sobrevives al horario. Y, además, los fines de semana, que no trabajo, es todavía más descontrol para el cuerpo. 

Te condicionará mucho la vida social...

Claro, porque vas al contrario con mucha gente. Entonces a nivel de amistades, a nivel de pareja, a nivel de todo, es complicado. Te vuelves un poco obsesiva con los horarios. Porque si hoy quedo con una amiga y me acuesto una hora más tarde, eso ya no lo recupero y lo pago muy caro al día siguiente. Entonces, lo que ocurre es que hay un montón de amigos que sí se quedan y aceptan esa vida que tienes y hay otros que no, que se van, porque no es tan fácil de entender.

¿Y no tienes la sensación que son muchos sacrificios en lo que se refiere a tu esfera más personal?

Bueno mi situación actual es no tener pareja ni hijos, pero claro que se pueden tener. De todos modos, reconozco que mi trabajo sí que tiene una parte de sacrificio personal importante. Pero hay que mentalizarse porque yo lo he elegido. 

La presentadora afronta una jornada trepidante cada día.

La presentadora afronta una jornada trepidante cada día. Esteban Palazuelos

En televisión hay muchas mujeres, como en el caso del equipo de Informativos de Mediaset al que perteneces, pero siempre dentro de un rango de edad. Quiero decir, vemos pocas presentadoras de más de 60 años y, sin embargo, sí los hemos tenido siendo hombres, desde Pedro Piqueras a Matías Prats. ¿Por qué?

Yo creo que eso es todavía un reflejo de la sociedad, no pasa exclusivamente en esta profesión. Al final los hombres y las mujeres envejecemos de manera distinta en la sociedad. ¿Por qué? Porque alguien decidió que iba a ser así. Y socialmente esto es una batalla que todavía tenemos que ganar y creo que estamos en el camino. Parece que tenemos como una especie de techo de cristal todavía en algunos asuntos. La imagen es algo que hemos de trabajar. Y es verdad que a mí me da un poco de envidia otros países donde las mujeres sí las ves más envejecer en televisión.

Esa parte creo que la tenemos que trabajar todavía todos, incluido el espectador que a veces es muy cruel y juzga mucho. No podemos esperar que las cosas cambien si no cambiamos nosotros de cara al edadismo. Y en televisión que estás muy expuesto, todavía más. Pero también se juzga distinto la juventud dependiendo de si eres hombre o mujer, para ellas está más penalizado.

También faltan mujeres en puestos importantes que impulsen este cambio, que se acabe con el temido edadismo.

Curiosamente, yo casi todos los jefes que he tenido han sido mujeres, pero es verdad que a medida que se va haciendo estrecha la pirámide, nos cuesta todavía más alcanzar los puestos de arriba. Además, es cuestión de cifras, porque tanto en periodismo como, por ejemplo, en medicina estudian más mujeres que hombres. Hay todavía ese techo que hemos de romper. 

¿Crees que hay suficientes referentes femeninos para las niñas que quieran ser periodistas?

Pues mira, no me lo he planteado nunca, pero porque yo no he sido persona de referentes; nunca he tenido mitos. Entonces, cuando me hacen a mí esta pregunta, de repente caigo en que a lo mejor sí que es verdad que hay un vacío en cuanto a esos referentes. Pero ahora pensándolo bien, se pueden fijar en las corresponsales de guerra como Laura de Chiclana, una chica joven que decidió aprovechar la oportunidad que le dieron e ir a cubrir conflictos. No quiero creer que antes no había mujeres que no querían ser corresponsales y, sin embargo, han sido pocas. 

También hay una idea como de que hay que cuidar a las mujeres y que no pueden ir a la guerra, incluso desde el punto de vista familiar. Es verdad que es peligroso, como para los hombres, pero ahora la mujer también va a cubrir las guerras. Es más, creo que hay una parte de la mujer que pe permite cubrir esas noticias con más empatía, más sensibilidad. Sus crónicas son diferentes.

¿El mejor y el peor consejo que te han dado?

No era un consejo, pero es verdad que a mí me dijeron que no valía para la televisión, por la voz. Por eso siempre le digo a los compañeros que empiezan que no dejen que nadie les diga lo que pueden o no hacer. Yo nunca hice mucho caso, sobre todo porque nunca pensé en hacer televisión. Y menos mal, porque es lo que más he hecho. 

Hay una que cosa que me dijo Pedro Piqueras: "No le tengas miedo al éxito, no al éxito entendido como triunfar, sino no le tengas miedo a defender tus temas, a defender tu valor". Y esa frase a mí sí se me quedó. No hay que tener miedo a luchar, porque luego ese será tu éxito. No te hagas pequeñita. 

¿Cuál dirías que es tu sueño profesional y personal? 

Dormir y domir. (risas) Mi sueño personal es encontrar la forma de que mi familia esté más cerca, porque yo soy de Barcelona y los echo mucho menos. De cara al futuro no sé, cuando nos preguntan eso se refieren a casarse, tener hijos... pues no lo sé. Y me gusta no tener un patrón que seguir. En cuanto a lo profesional, pues tampoco. ¿Presentaría otros programas como Supervivientes? Pues no lo sé, desde luego no iría como concursante.