'Vladimir', una historia donde el erotismo, el deseo y las relaciones de poder son las protagonistas
El último título publicado de Leticia Martin, narradora, poeta y crítica cultural, le ha valido el I Premio Lumen de novela.
12 septiembre, 2023 01:52Vladimir (Lumen, 2023) fue surgiendo en mi imaginación luego del relato de un amigo de mi pareja. Estábamos cenando en el bar de la esquina de mi casa, en Almagro. Este amigo nos contó acerca de una mujer mayor que había estado jugando con él y su sexualidad hacía tiempo.
Dijo que entonces él era bastante chico y esa frase quedó resonando en mí. Recuerdo que, por pudor, evité preguntarle cuántos años tenía entonces. Sí le pedí detalles. El mozo trajo otro vino, son que nadie se lo pidiera y él narró.
Lo hizo como si estuviera pidiéndome que después lo escribiera: barrio cerrado, tipo country, una mujer adulta que le pedía con desesperación que fuera a su casa cuando no había nadie y que lo hacía meterse en la pileta para, ahí mismo, debajo del agua, hacerle de todo.
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Él usaba palabras procaces para contar cómo sucedían aquellos encuentros. Y dijo también que no podía dejar de ir, que estaba sobreestimulado, que siempre había algo más, algo mejor en ese despertar sexual, precoz y acelerado.
La mujer le hacía cosas. Le ataba las manos a las escalerillas de la pileta y le sacaba el short para después hacer de él lo que ella quisiera. Luego de aquel relato vigorizante, llegué a casa y tomé notas. Algo se me imponía.
Al día siguiente, empecé a imaginar otras circunstancias, un conflicto, un contexto. ¿Dónde podría pasar algo parecido a esto? Recuerdo con claridad el haber decidido que iba a suceder todo en medio de una urgencia, y ahí, por esos días y mientras yo ya escribía lo único que tenía hasta entonces, hubo un gran apagón eléctrico justo el día del padre, que afectó a toda la Argentina, Uruguay y Paraguay.
Era justo lo que necesitaba para mi ficción. Los términos de la ecuación se habían encontrado. Buscando el verosímil del pasado de la protagonista, releí Desgracia de Coetzee. Así pude imaginar la situación de abuso que antecede estos hechos que narré en Vladimir.
Busqué por muchos meses las universidades de los EE.UU. para poder visualizar un poco el lugar donde ella trabajaba antes e inventé los nombres de los personajes (en honor a Nabokov) buscando ciudades rusas en los mapas digitales.
Así nacieron Rostov, Guinea, Vladímir. Y luego de eso escribí lo que me parecía importante: cómo una mujer madura vuelve a sucumbir ante su deseo perverso y tras escapar a él intentando hacerse una nueva vida en otro país.
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Pero lo hice buscando no censurarla, tratando de entender qué opera en alguien que desoye todos los límites y se deja llevar por esa parte instintiva a la que a veces nos conduce el deseo.
Pienso ahora que quizá el Gran Apagón —como nombré al desperfecto eléctrico en la novela— fue lo que necesité para hacer suceder estos hechos. Como si no me hubiera animado a pensar que cosas así suceden también cuando el mundo está en calma, unos trabajan y otros, simplemente duermen la siesta o se sumergen en una pileta a estimularse mutuamente, o a subvertirse, cuando el binomio de la relación es asimétrico.
**Leticia Martin (Buenos Aires, 1975) es narradora, poeta y crítica cultural. Publicó el libro de ensayos Feminismos (2017), y las novelas El gusto (2012), Estrógenos (2016), con edición española (2019), Topadoras oxidadas (2019) y Un ruido nuevo (2020), con ediciones en Uruguay (2021) y en España (2022). También es autora de una serie extensa de libros de poesía. El volumen de cuentos titulado Todo lo que no es boca en mi cuerpo grita, aparecerá próximamente en Argentina. Con Vladimir (2023) ha ganado el I Premio Lumen de novela.