¿Por qué Jane Fonda es una versión moderna del ave Fénix?
Los cinco renacimientos de Jane Fonda: guía para sobrevivir (con éxito) a absolutamente todo.
15 abril, 2023 02:24Nacer varias veces es una capacidad poco común. Jane Fonda nació por primera vez el 21 de diciembre de 1937. De ella, Jack Lemmon dijo que era "una de las tres mejores actrices del cine del mundo entero [con Anne Bancroft y Maggie Smith]", pese a no haber sido considerada así.
Richard Avedon, el hombre que reinventó la fotografía norteamericana, la describió como una "musa"; sin embargo, fue Robert Redford el primero, que sepamos, después de trabajar con ella en 'Descalzos en el parque', quien la describió como "un ave fénix".
Como explica ella misma en Jane Fonda: Una biografía íntima (Salvat, 1995), volver a nacer de vez en cuando es algo del todo necesario. Su biógrafo Bill Davidson la describe en esa misma línea de metamorfosis personales y renacimientos sucesivos, a veces como "la dama de las contradicciones".
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Sin embargo, Jane Fonda es una persona que por algún motivo no suscita apenas opiniones contrarias, sino que finalmente "le gusta a la mayoría de las personas": parece ser que en una ocasión la actriz, intrigada por ese hecho, encargó unas encuestas sobre sí misma y confirmó que solo no le gustaba a menos del 15% de los estadounidenses.
El primer factor de esa afición generalizada por Jane Fonda es, para su biógrafo, el cariño profundo que la sociedad norteamericana sentía ya por su padre, considerado un clásico, un actor que "jamás ofendió a nadie, y cuyo trabajo en el cine y en los escenarios se elogió casi a nivel mundial".
La segunda razón es probablemente "la conocida fuerza moral" de Jane Fonda, tras una trágica infancia, en la que "profundos traumas emocionales marcaron a la jovencita de doce años, cuya madre se suicidó de un modo especialmente horrible, lanzándola aquello a una prolongada enfermedad emocional poco común y debilitadora, la bulimia, que finalmente superó a los treinta y seis años".
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Sobrevolando sus propias cenizas en una controvertida entrevista que Jane Fonda concedió al escritor Leo Janos para Cosmopolitan en el año 1985, el mundo entero vivió uno de esos "renaceres del ave fénix", cuando admitió por primera vez su trastorno, e hizo público su renacimiento.
"Algo tan grave como la adicción a las drogas o al alcohol, que estuvo a punto de destruir mi vida". No fue su primer renacer. Pronto llegaría, además, el documental de HBO 'Jane Fonda en cinco actos'(2018), en el que conocimos muchos más detalles sobre cómo aparecían, una sobre otra, nuevas pieles cada vez más gruesas.
INFANCIA
Jane Fonda nació [por primera vez] el 21 de diciembre de 1937 en el Doctor’s Hospital de la ciudad de Nueva York. Su familia se encontraba allí porque su madre había trasladado a la costa este de Estados Unidos para ensayar una nueva obra de teatro de Broadway.
Su madre era Frances Seymur, la segunda mujer de su padre, el conocidísimo actor Henry Fonda [de su primer matrimonio con Margaret Sullavan había nacido Brooke Hayward, medio hermana de Jane, que sería en su infancia una de sus mejores amigas].
No solo de realeza hollywoodiense presumía su familia: se decía que los Fonda provenían de una familia de nobles italianos del siglo XIV, que se habían trasladado a Holanda en el siglo XVII.
En paralelo, los Seymour afirmaban que eran descendientes de una de las esposas no decapitadas de Enrique VIII y que de ahí venía el nombre de Jane.
La niña se trasladó a vivir con su familia en poco tiempo a Brentwood, un barrio en el oeste de Hollywood, "donde vivían muchos famosos, incluyendo la exesposa de Fonda y su nuevo esposo, que era el agente de Fonda".
Estas estructuras familiares "en red" eran habituales para la época, en la que muchas relaciones se mantenían simplemente por imperativo mediático.
En una entrevista en The New York Times, Jane resumió esta época en una frase: "estuve sola hasta los trece años". Como relata su biógrafo, "en su mente infantil, sus padres salían todo el tiempo a celebrar sus éxitos y no estaban nunca en casa".
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El éxito de su padre con 'Las Uvas de la Ira' (1940), y otros títulos anteriores [sobre todo, 'Solo se vive una vez' de Fritz Lang (1937) o' Corazones indomables' de John Ford (1939)], hacía posible que su nivel de vida fuera muy elevado.
Jane Fonda tendría, desde pequeña, caballos en su casa, algo que amaba, y asistiría a clase con las hijas de muchas estrellas: sus compañeras de pupitre eran Maria, la hija de Gary Cooper, y Susan, la hija de Fred McMurray.
Pero cada historia tiene sus requiebros, y entre los recuerdos más nítidos de infancia de Jane está también el inicio de la Segunda Guerra Mundial, de modo que, cuando su padre se alista en el año 1943, ella solo tenía seis años.
De la guerra, dos años después, su padre "vuelve cambiado", según relata la actriz, y la relación con su mujer comienza a empeorar, tanto que, en un traslado a Conneticut por trabajo.
La madre de Jane Fonda comienza a desarrollar enfermedades de base psicosomática, es operada en varias ocasiones, y finalmente se suicida, cortándose la yugular con una cuchilla de afeitar de su marido.
Aunque Henry Fonda intenta encubrir estos hechos a ella y a su hermano Peter, más pequeño, respecto a lo que había sucedido, Davidson da a entender que alguien les cuenta lo que ha leído en una revista que estaba en una peluquería: los medios que daban la fama universal también daban lo contrario.
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A partir de ahí se desarrolló su trastorno. "Todo comenzó cuando yo tenía doce años y estudiaba en el internado", explicó ella misma, según relata Davidson. "Empezó como una travesura. Me encantaba comer, pero quería estar absolutamente delgada. No tardé mucho tiempo en contraer una bulimia grave, pues comía y vomitaba de quince a veinte veces al día."
"Cuando comes, sientes una euforia terrible, luego desciende el nivel de azúcar en la sangre y eso te lleva a desear más comida, por lo que entras en un ciclo en el que no dejas de comer desmesuradamente y vomitar. Era capaz de vaciar la nevera". Para Davidson, "la pésima organización de su casa hizo que nadie se diera cuenta".
Jane y su hermano Peter, más joven, comenzaron entonces una etapa caracterizada por "una sucesión de madrastras" y, para Jane, de hombres con los que relacionarse. Entre las mujeres de su padre resaltan, en su biografía, su madrastra Susan Blanchard, con la que mantuvo una amistad y cariño que fueron un gran apoyo para ella.
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Sin embargo, a pesar de las circunstancias, a su padre se le describe siempre como una persona poco empática, inaccesible, emocionalmente que, al parecer, ni siquiera la apoyó inicialmente en su carrera como actriz, dejando de comunicarle algunas ofertas que le llegaron para ella.
Jane Fonda logrará superar la bulimia, renaciendo, como explica Davidson, "tras los años más tumultuosos de su vida -relaciones problemáticas con los hombres, falta de decisiones en su profesión, una ajetreada carrera como activista política-… empezó a superarla, realmente, pero sabía que necesitaba ayuda", explica su biógrafo.
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El Actor’s Studio
Tras una breve estancia en París, buscando su renacimiento personal por medio de las artes plásticas, en sus propias palabras, Jane volvió a Nueva York, donde conoció al fotógrafo Richard Avedon.
Richard comenzó a utilizar su imagen para algunas de sus fotografías y tomó la decisión de apuntarse al aún no tan conocido Actor’s Studio, donde tuvo diferentes relaciones sentimentales.
Al parecer, su padre desaprobaba su comportamiento y, además, su formación, concretamente, estaba en contra hasta de la forma de interpretar que ella aprendió, el famoso método Stanislavski.
Sería una obra de teatro, 'There was a little girl' la que inicialmente conectaría a Jane Fonda con el reconocimiento, cuando el New York Drama Critics' Circle la calificó como la actriz más prometedora.
Pronto vendría 'La Gata Negra', por la que conseguiría el Globo de Oro (1962) y tras iniciar su relación con el director francés Roger Vadim [con el que estará casada del 1965 al 1973 y con él tendría una hija, Vanessa], consiguió dar un nuevo impulso a su carrera.
Protagonizó entonces 'Descalzos en el parque' (1967), junto a Robert Redford, y, por supuesto,'“Barbarella' (1968) y 'Danzad, danzad, malditos' (1969).
En paralelo, conectará con un intenso activismo, al parecer, a través de Simone Signoret: es a los 32 años cuando Jane Fonda afirmará "me di cuenta de que había perdido treinta dos años de vida, lo comprendí gracias a la guerra, por las preguntas que la lucha vietnamita nos obligaba a plantearnos".
En el año 1973 Jane Fonda se casó con Jon Hayden, activista social y político al que acompañó durante un tiempo en su carrera. Esperando a un segundo hijo [Troy, también adoptarían a Mary Williams, autora de “The Lost Daughter”], se plantearía "que tenía que reaprender a comer".
Comenzó un régimen de tres comidas ligeras al día, compuestas sobre todo por verduras rehogadas, sin una sola gota de grasa animal. Incluso ahora, es su dieta habitual, recuerda en su biografía.
Sin embargo, muchos productores seguían afirmando que no era buena actriz, a pesar de tener un Óscar por 'Klute' (1971) y estar a punto de recibir otro por 'Coming Home' (1978), o juzgaban su papel ideológico y político.
El fit Style
Davidson explica cómo Jane Fonda decidió entonces sacar partido a su imagen, dando un golpe en la mesa y posicionándose de un modo casi mesiánico, esta vez como gurú del deporte y el estilo de vida sano. Un nuevo renacimiento que dejó boquiabierto al planeta entero.
"Su primer video de entrenamiento físico se publicó el 25 de abril de 1982, su precio era de 60 dólares y ascendió rápidamente al primer lugar de las listas, donde permaneció durante años", explica Davidson.
Sobre este hecho, la revista Fortune afirmó que "hasta que Jane Fonda logró el éxito, los vídeos más vendidos eran los de las películas. Antes de Fonda, las películas acaparaban el mercado. El alquiler de películas representaba el ochenta por ciento de los ingresos de la mayoría de las tiendas del ramo".
"Sin embargo, la gente compraba las clases de Fonda en vez de alquilarlas. Desde entonces, todos los miembros de la industria se preguntaban cómo podían repetir la hazaña".
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¿Cuál fue el secreto del éxito de las grabaciones de Jane? Probablemente se trata de un tema complejo de analizar. "No cabe duda que su comprensión del mundo del espectáculo tiene mucho que ver con el asunto. Allí aparecen los ejercicios básicos de rutina -la mayor parte de ellos danza aeróbica- pero cada grabación está escenificada como un espectáculo de Broadway", explica su biógrafo.
"Acusada de feminidad pasiva, de pornografía blanda, lo cierto es que millones de personas comienzan a adquirir aquellas clases, y acudir a sus centros de entrenamiento físico". Desde hacía años, ella siguió definiéndose como actriz, activista ambiental y feminista, luchando por diferentes causas políticas y sociales, y consideró el estilo de vida sano una línea de reivindicación más.
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En una nueva época personal de esplendor tras su separación de Hayden se casó con el magnate de los medios Ted Turner (con el que estuvo una década, durante 1991-2001) y en 2004 creó el documental 'Tell Them Who you are'.
En el siglo XXI se convirtió en imagen de la multinacional de cosmética L’Oreal, de modo que su rostro ocupaba las pantallas de mayor tamaño de las primeras dos décadas de las principales ciudades del planeta.
Interpretó multitud de películas como 'The Butler' (2013) de Lee Daniels, donde interpretó a la mismísima Nancy Reagan, la aplaudida 'Youth' (2018) de Paolo Sorrentino y, la más reciente, estrenada este año, 'Ochenta for Brady' (2023) de Kyle Marvin.
¿Por qué admiramos a Jane Fonda?
La clave parece estar, tras dedicar un tiempo prudencial a reflexionar sobre su documental de 2018 en HBO, precisamente en que admiramos su capacidad de sobrevolar sobre sus propias cenizas.
"La gente percibió sus esfuerzos y eso creó un clima de afecto que perdura hasta el día de hoy", escribe su biógrafo, para el que prevalece esa idea de que "es una mujer fuerte, que se atreve a competir con los hombres, ha tenido una vida dura y ha superado montones de problemas".
Ni su familia, ni sus relaciones fallidas, ni su activismo, ni su constante cuestionamiento interpretativo pudieron doblegarla. A esto añade "la singularidad de los papeles que ha interpretado", que habitualmente han sido de personas comprensivas.
"Si aceptamos el axioma de Louis B. Mayer, según el cual los aficionados al cine identifican a los actores con los personajes que interpretan en la gran pantalla, podemos decir que mucha gente parece haber aceptado a Jane Fonda […] como una mujer de instintos correctos”.
Sin embargo, a pesar de que en su trayectoria consiguió dos premios Óscar (de siete nominaciones), cuatro Globos de Oro, dos premios BAFTA y un premio Emmy, y que hizo historia con su propuesta audiovisual de salud y deporte, siempre existirá un sector para el cual, según su biógrafo, "es demasiado activista y, como mínimo, demasiado liberal”.
Sobre esto, Ángela Lansbury, que trabajó con ella en la película 'Amor prohibido', explicó que "algunas personas, especialmente los hombres, se mostraban suspicaces con las mujeres poderosas, como era el caso de Jane en la industria cinematográfica".
Sin embargo, poco importaron "una prolongada enemistad con el FBI de J. Edgar Hoover y el enfrentamiento con otras instituciones", o el "haber protestado contra la discriminación racial y la guerra de Vietnam", entre otras causas, poniendo en duda a los más poderosos de Estados Unidos.
Actualmente, a sus ochenta y cinco años, Jane Fonda sigue dando ejemplo de fortaleza personal, mientras se encuentra luchando contra un Linfoma no Hodgking, que se le diagnosticó en septiembre del año pasado.
En una reciente entrevista a Entertainment Tonight declaraba con contundencia: "Cuando llegas a mi edad, será mejor que seas consciente de la cantidad de tiempo que hay detrás de ti, que ya es más que el queda por delante. Es sencillamente ser realista".
Y sentenció: “No tengo miedo a irme, estoy lista, he tenido una vida maravillosa. No es que me quiera ir, pero soy consciente de que será más pronto que tarde que eso ocurra”. Un optimismo con alas, elegido, como siempre después de sus múltiples renacimientos, sobrevolando el miedo.