Durante siglos la historia del arte, la cultura y la música se ha escrito en clave masculina. Eran otros tiempos, eminentemente patriarcales, donde las mujeres no tenían hueco en el podium de los triunfadores. Eso ha hecho que, en muchas ocasiones, sus obras hayan pasado inadvertidas, incluso firmadas con otro nombre, y por tanto su legado ha quedado oculto, escondido. Pero no del todo...
Revisar la historia nos hace redescubrir grandes talentos para colocarlos en el lugar que merecen. También hay hombres maravillosos que hacen cosas maravillosas para homenajear a aquellas que fueron pioneras. Es el caso del tenor canario Manuel Gómez Ruiz que ha rescatado del olvido a tres grandes compositoras en su nuevo disco, Escuchar todos sus nombres. El título no puede ser más descriptivo.
Nos referimos a Fanny Hensel, Clara Schumann y Emilie Mayer, tres magas indispensables en el mundo de la música que fueron pioneras en el siglo XIX y que en este trabajo vuelven a brillar. "Escuchar todos sus nombres es un álbum que quiere romper el silencio de la historia y los abismos en las oportunidades, y situar a las compositoras donde merecen, donde siempre debieron estar", dice Manuel.
"Se trata de tres excepcionales creadoras que desarrollaron su pasión en la
sombra, luchando en un mundo en el que eran casos aislados. Fanny Hensel, Clara Schumann y Emilie Mayer fueron unas mujeres valientes que decidieron componer en un mundo hostil que aún no estaba preparado para admirar su arte", añade.
No le falta razón cuando las describe como valientes, cada una con su historia personal. El tenor repasa para Magas las tristes vidas de estas creadoras, que no tuvieron la oportunidad que merecían. "Fanny Hensel recibió la misma educación musical que su hermano Felix Mendelssohn, pero mientras a él se le permitió dedicarse a la música y recorrer toda Europa mostrando su talento, el padre de ambos decidió que ella tenía que casarse y cuidar de su casa. Desde sus veladas musicales en su salón pudo mostrar sus composiciones a la sociedad berlinesa del momento", revela.
En cuanto a Clara Schumann, la música le venía de herencia, ya que su padre era un conocido profesor de piano y quiso que recibiera una formación integral en la música. Empezó a componer desde muy joven y sus piezas conquistaron al mismísimo emperador austriaco Fernando I de Ausgsburgo que la calificó como un auténtico "prodigio".
Se codeó con músicos de la talla de Liszt, Mendelssohn, Goethe, Chopin o Robert Schuman, con quien se casó. Aunque él intentó impedirle que siguiera con su carrera de concertista tras su boda, ella se negó a abandonar su pasión. "No dejaré de mi arte, porque de hacerlo me lo reprocharía eternamente", dijo la artista. Pese a todo, se le dio más relevancia a las composiciones de él que a las suyas. "En el matrimonio, ella era la que traía el sustento a casa, ya que era una reconocidísima pianista, además de cuidar de ocho hijos", dice Manuel.
"Emilie Mayer como compositora fue la que más éxitos vivió de las tres, pero el machismo imperante la olvidó"
Emilie Mayer perdió a su madre siendo muy pequeña y luego tuvo que sufrir el suicidio de su padre. Su primer maestro musical fue el organista Carl Heinrich Ernst Driver, que le dio lecciones de piano desde los cinco años, pero su papel como hija mayor huérfana la obligaba a encargarse de la familia entre partitura y partitura. Aun así, logró ser una reconocida compositora de la época y muchas de sus obras se representaron en Berlín. También era escultora.
"Ella sufrió mucho por el suicidio del padre, pero este hecho fue el impulso que la llevó a dejar la pequeña ciudad alemana de Friedland, y mudarse a la capital, Berlín, para estudiar música. Como compositora fue la que más éxitos vivió de las tres, pero el machismo imperante la olvidó, básicamente porque no tuvo un hombre a su lado, como las otras dos compositoras, con la que poder relacionarla", añade.
Manuel se ha sentido inspirado por las tres y de cada una resalta una característica especial. "Las tres compositoras son muy distintas musicalmente, pero me inspiró desde un primer momento la delicadeza con la que tratan la palabra y la relación voz-piano que establecen", explica.
Y continúa: "Fanny Hensel trata al piano como un compañero de camino que ayuda a la voz a contar un mensaje; Clara Schumann crea en sus canciones un diálogo perfecto entre el instrumento y el canto, resaltando y elevando el poema a otra dimensión interpretativa; y Emilie Mayer, podría haber sido en otra época una compositora de cine, porque es capaz de crear atmósferas perfectas con el piano, donde podemos cerrar los ojos e imaginarnos el lugar donde sucede la historia, el poema".
"Falta mucho trabajo, mucha curiosidad y mucho interés para poner la creación musical hecha por mujeres donde se merece estar"
Hacen falta más trabajos como el de este tenor canario para poner en valor a artistas olvidadas por la historia. "Falta mucho trabajo, mucha curiosidad y mucho interés para poner la creación musical hecha por mujeres donde se merece estar, normalizada en nuestro repertorio", dice.
Y añade: "Para hacernos una idea, sólo el 5% por ciento de la música que se programa en las salas de conciertos y auditorios de Europa son de compositoras. Es un dato triste, que no nos representa como sociedad, y aún más triste si pensamos que casi la totalidad de las temporadas de conciertos y festivales de música están financiados por dinero público", reflexiona Manuel.
Aunque las cosas están cambiando, aún hay poca representación femenina en la música, especialmente en posiciones importantes como los directores de orquesta, que siguen siendo hombres en su mayoría. "En los últimos años, se ha hecho mucho, y finalmente se ha planteado el debate de la mujer en la música, de la injusticia que han sufrido a lo largo de los siglos. Está saliendo una generación maravillosa de nuevas directoras, pero la desigualdad es palpable", asegura.
Y lo ejemplifica: 2¿Cuántas directoras titulares de orquesta hay en Europa? Su número es muy pequeño. Además de por su posicionamiento, como sociedad tenemos que luchar por la brecha salarial entre directoras y directores de orquesta. Vamos por buen camino, pero la reivindicación debe ser constante e imparable para conseguir así la igualdad".