Decía hace poco a este diario Mábel Galaz, periodista y autora del libro Letizia Real (2022): "La Reina no está cómoda en los palacios. Prefiere la política a las tiaras". Y quienes la conocen, saben que es rigurosamente cierto.
La esposa de Felipe VI cumple 50 años el 15 de septiembre, y en MagasIn hemos querido repasar la relación de la reina con la moda. La conocimos como presentadora en los informativos, vestida siempre de forma sobria y profesional para desempeñar su papel. De aquella época viene su gusto por la firma española Adolfo Domínguez y el cariño que profesa a la marca.
Nos sorprendió vestida de Giorgio Armani el día de la petición de mano (el 6 de noviembre de 2003) en el Palacio Real de El Pardo. Algunos periodistas de moda se extrañaron de que nadie en Zarzuela le hubiera aconsejado que escogiera un nombre entre los muchos (y buenos) diseñadores españoles. El hecho se atribuyó a las prisas y al secretismo.
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Solo cinco días antes (el 1 de noviembre de 2003) se había anunciado el compromiso matrimonial de la periodista de TVE con el entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. La boda llegaría unos meses más tarde, el 22 de mayo 2004.
El vestido era una obra de arte del maestro Pertegaz, el decano de los diseñadores españoles y un auténtico veterano en vestir a celebrities de todo el mundo. De cuello chimenea, y con bordados en hilo de plata y oro, fue el más austero de la realeza europea.
Un detalle que no pasó desapercibido para quienes critican el gasto excesivo que otras monarquías dedican a la partida de vestuario. Le sucedió, por ejemplo, a la reina Rania de Jordania, que en la boda de los entonces príncipes llevaba una falda larga con una camisa blanca, que enfrentó a los periodistras tradicionales con los críticos de moda.
Mientras los primeros (y buena parte del público), criticaban el conjunto, este hacía las delicias de estilistas y fashionistas. La soberana hachemita, hoy buena amiga de nuestra soberana, ha sido sin duda un referente de estilo de nuestra reina.
Tras la boda con el heredero a la Corona, la imagen de la actual reina que vemos en las fotos nos la muestran a veces con estilismos un tanto improvisados: Letizia Ortiz había dejado de ser periodista, pero seguía pensando y vistiendo como si lo fuera.
Todavía no era consciente de su papel como 'prescriptora de moda' ni de que sus estilismos se analizarían hasta la extenuación, buscando mensajes ocultos en lo que se llama el 'lenguaje silencioso' de las prendas y accesorios.
Para ella, lo importante era la noticia, la preparación para el trabajo bien hecho, y la moda estaba en un claro segundo plano. Y no lo tuvo fácil, porque ni en aquel primer equipo de asesores ni en la Familia Real había gente sensible o verdaderamente consciente del enorme poder comunicador de la moda (excepto Jaime de Marichalar).
Como dice Mábel Galaz: "A ella no se lo pusieron fácil cuando llegó a Zarzuela. Le costó mucho adaptarse y vivir en un mundo tan ajeno al suyo. Pasó de vivir en un piso de Valdebernardo, pagar una hipoteca, conducir un utilitario y trabajar un montón de horas como periodista a vivir en un palacio. Letizia no fue una princesa tan buena como pudo haber sido, pero está en el camino de ser una buena reina".
En las dificultades que encontró la entonces princesa de Asturias, dentro y fuera de Zarzuela, coincide también Ana Pastor, directora de Los Borbones: una familia real, la primera serie documental sobre la monarquía española. Letizia, boli en mano, tuvo que aprender las interioridades de la Casa del Rey y la forma de trabajar de la Casa Real.
"La reina Sofía y las infantas le recomendaron que buscara un 'diseñador de cabecera', que tuviera un maniquí con sus medidas exactas y al que pudiera recurrir en todo momento, como suele hacerse en estos casos", comenta Carmen Enríquez, experta en la Casa Real española.
"Felipe Varela tenía entonces su tienda-taller en un local en los bajos del edificio donde vivían la infanta Elena y Jaime de Marichalar, Elena era clienta suya y fue el elegido", añade la veterana periodista, que ha cubierto durante años la información sobre la Familia Real.
En 2004 empezó una relacion que pasó de meramente profesional a buena amistad y una búsqueda de la entonces Princesa de Asturias por encontrar su propio estilo. "Letizia ha pasado por todos los estilos; si analizamos estos 18 años, podemos ver es sus estilismos todos los colores, todos los largos, todos los estampados y todos los patrones... asegura Carmen Duerto, autora del libro que acaba de publicar Harpers Collins, Letizia, una mujer real.
En 2013, la versión estadounidense de la revista Vanity Fair la incluyó entre las diez mujeres mejor vestidas del mundo. Pero, para llegar aquí, ha recorrido un largo camino desde que nos impactara con el maravilloso vestido rojo que llevó a la cena previa a la boda de Victoria de Suecia, hasta hoy, la evolucion es evidente.
Todo cambió cuando, en junio de 2014, el presidente del gobierno Mariano Rajoy anunció la abdicación del rey Juan Carlos I en su hijo el príncipe Felipe, este fue proclamado rey como Felipe VI y Letizia Ortiz se convirtió en reina de España. Su guardarropa pasó a ser, también, una cuestión de estado.
Era necesario rodearse de gente que entendiera a la perfección la importancia del vestuario y su proyección mediática. Desde 2015, Eva Fernández es su estilista de cabecera y logró que la soberana se abriera a más marcas y diseñadores. Pero ojo: Eva Fernández la asesora, pero Doña Letizia sigue teniendo la última palabra.
La reina cuenta también con la ayuda de la peluquera Luz Valero, a la que conoce desde su época en la televisión. Con la ayuda de ambas ha dado un giro a su estilo que la ha convertido en un icono de moda, y ahora se codea de tú a tú con cualquiera de las otras 'reinas' del estilo, como Kate Middleton o Máxima Zorreguieta.
Durante la cumbre de la OTAN, su imagen como anfitriona de las y los consortes de los líderes políticos más poderosos dio la vuelta al mundo. Como dice Mábel Galaz: "Le interesa más la política que las tiaras. Y ella también tiene claro que la monarquía del siglo XXI tiene que reinventarse y que su papel es un papel de embajadora de la excelencia, cualificada. Ella no se identifica con ese mundo royal, sino más con el de una profesional de la diplomacia y la representación. Ahí es donde ella se ve".
En ese papel de la representación de nuestro país y su talento, algunas voces criticaron que una de las marcas favoritas de la reina sea Hugo Boss, pues la firma alemana es elegida a menudo por otras royals como Mary Donaldson, y por clientas de todo el mundo, lo que ha provocado esos 'momentos tierra trágame', en los que la reina coincide con el mismo vestido que otra invitada al mismo evento.
Siempre atenta a la opinión pública, tanto la Reina y las infantas han doblado sus esfuerzos por dar a conocer la moda made in Spain. Desde Murcia, hasta La Rioja, pasando por Valencia o Andalucía, lucieron prendas y accesorios realizados en nuestro país, apoyando el emprendimiento en el sector de la moda.
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Otra indudable prueba de ese apoyo es que, cada año, preside la entrega de los Premios Nacionales de la Industria de la Moda, galardones que el Ministerio del ramo concede a las personas, instituciones, organizaciones, empresas e industrias del sector que han logrado la excelencia empresarial y contribuyen con su trabajo y esfuerzo al crecimiento, competitividad y aumento de su peso en el conjunto del Producto Interior Bruto (PIB) de nuestro país, en el que la Moda representa un 2,9.
Se habla mucho de Kate Middleton, que ejerce con maestría la comunicación de moda, como el tocado que 'customizó' con hojas de arce para su visita a Canadá. Y se alaba que haya logrado el equilibrio entre llevar prendas de los países que visita, firmas de Inditex y vestir a sus hijos con marcas españolas, sin desatender su misión de promover la moda británica por todo el mundo.
Más allá de comparaciones que, como dice el refrán, "siempre son odiosas", lo que es indudable es que la imagen que la reina Letizia proyecta de España en el mundo es la mejor campaña de comunicación que se pueda imaginar, y una de las formas más efectivas de 'vender' una industria que crea muchos puestos de trabajo en nuestro país.
La reina entrega también el Premio Nacional de Diseño de Moda que concede anualmente el Ministerio de Cultura. Cuando en 2019 el galardón recayó en Adolfo Domínguez, la soberana hizo uno de sus 'guiños' luciendo un modelo del genial diseñador gallego.
Unos pendientes de Tous (bien a la vista gracias al moño 'estilo despeinado' que recogia su pelo), un bolso de mano y unos zapatos de Magrit completaban el look, en el que no faltó tampoco el anillo de la diseñadora Karen Hallam, que fue un regalo de sus hijas y lleva siempre en el dedo índice.
Que llevara el vestido del creador del eslogan "la arruga es bella" era una evidente muestra de cariño hacia el diseñador pues, al año siguiente, no lucio un vestido de la ganadora del Premio Nacional de Diseño de Moda, Ana Locking, sino que recicló el modelo Roane de la firma francesa Maje, que había estrenado en 2019 durante el viaje de Estado a Cuba.
Desde la pandemia ha redoblado el uso de prendas de firmas low cost, así como el de marcas de moda que tienen al frente a diseñadoras mujeres y que se esfuerzan por respetar el medioambiente: por ejemplo, para la primera edición de la entrega de los Premios Retina Eco, estrenó un vestido negro realizado con bambú de la firma María Malo. El modelo Lovely Lolita se agotó en una noche.
Y en la última celebración del Día de la Fiesta Nacional, por primera vez en 17 años, no apostó por Felipe Varela sino por un modelo de la diseñadora María Barragán, para presenciar el desfile militar y la tradicional recepción en el Palacio Real. Según los expertos, se trata de una elección significativa que confirmaría que en su vestidor cada vez hay menos espacio para su diseñador de cabecera.
"La reina, sin duda, habla con la ropa, utiliza la moda como un lenguaje no verbal, todo forma parte de su comunicación", asegura Carmen Duerto. On Atlas, firma de María García Alonso-Lamberti, y POL Studio, de Paula Andrés, son algunas otras firmas de pequeñas empresas españolas con vocación sostenible y lideradas por mujeres por las que ha apostado la reina.
[La comunicación no verbal de la reina Letizia]
En su armario hay espacio también para otras como Mango Committed, la línea de la firma española, elaborada utilizando fibras o procesos sostenibles para reducir su impacto ambiental, o la firma sueca H&M Conscious 100%, hecha con materiales reciclados.
Otra de las formas que tiene la reina de demostrar que su compromiso con la sostenibilidad es real (y no, como se dice ahora, un mero 'postureo'), es poniendo en práctica el famoso mensaje "reducir, reutilizar, reciclar". Por eso, siempre que puede, reutiliza en diferentes eventos tanto los vestidos de la reina Sofía como los suyos.
En el guardarropa de la reina Sofía se conservan auténticas 'joyas', pues la soberana emérita se hacía la ropa de gala en Las Molinero, un taller madrileño que tenía la exclusiva en España para reproducir los patrones del modisto de alta costura Valentino porque, como explica Carmen Enríquez, "una reina no puede ir a probarse la ropa a Italia".
Y así, la reina Letizia ha lucido algunos de esos modelos de su suegra en varias ocasiones: en 2018, en el 80º cumpleaños del rey Juan Carlos; en los premios nacionales de la industria de la moda y en 2021, también lució un 'modelo vintage' de Doña Sofía en el almuerzo de honor del presidente chileno y, más recientemente, en 2022, en la tradicional recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España.
En cuanto a la ropa de su propio vestidor, y por citar solo alguno de los más recientes, para la cena ofrecida a los asistentes a la Cumbre de la OTAN Madrid y sus acompañantes en el Palacio Real, la reina recuperó el modelo Magna Magnolia, de la colección de Primavera/Verano 2022 de la firma nacional The 2nd Skin Co. que llevó en Ovideo a la entrega de los Premios Princesa de Asturias.
También en 2022 rescató, para la segunda entrega de los Premios Retina ECO, el kimono de cuero de la firma sueca &Other Stories que estrenó hace tres años, para la inauguración de ARCOmadrid 2019, que también había llevado en 2021, en el certamen de monólogos científicos Famelab España 2021.
Y, este verano volvió a ponerse el vestido de Massimo Dutti para la entrega de las 120 becas de posgrado en el extranjero de la Fundación La Caixa) que estrenó en Asturias en 2020. En todas las ocasiones en las que repite estilismo, suele cambiar los accesorios con los que combina las prendas.
A diferencia de la reina Sofía, cuyo estilo apenas ha variado en décadas o de la reina Isabel II de Inglaterra, recientemente fallecida, cuyos 'secretos de estilo' se han mantenido inalterables, más allá de los cambios de color o tejido, durante más de medio siglo, los analistas de moda se preguntan: ¿existe un 'estilo Letizia?
En 2014, María Luisa Funes, experta en moda y autora de Estilo Letizia: Los verdaderos secretos de la elegancia de la nueva reina, así lo recogía ya en su libro, y afirmaba que "ha creado su propio estilo, principalmente con sus vestidos de cóctel".
María Luisa Funes ya vaticinaba entonces que "la Reina está encontrando su estilo propio y va por buen camino", pasear de las voces detractoras que la experta en moda calificaba de "perfectas 'hermanastras de Cenicienta'" presas del pecado nacional de la envidia.
Para Carmen Duerto, "desde hace unos ocho años y gracias a la experiencia y a la ayuda de sus asesores, tiene ya más o menos una línea, aunque luego nos da sorpresas como enseñar los abdominales en un evento de la Cruz Roja o el vestido mini de este verano en Mallorca".
Estos días habrá repasos de sus patinazos estilisticos, aquellos momentos en los que no acertó, como cuando escogió pantalones rotos, leggings de cuero demasiados ajustados... Y hace poco, el vestido fucsia de la firma española Serendipia (falda midi, manga larga abullonada y anilla en el centro), estilo cut out y cuyas aberturas dejaban al descubierto los abdominales que la reina ha logrado a golpe de duro y sistemático entrenamiento físico.
Ricardo Mateos Sainz de Medrano, experto en heráldica y en el Gotha (la llamada Biblia de la realeza), no entiende la polvareda mediática que levantó la Reina en esa aparición ni en la del vestido minifalda de Mallorca. "Ya en los años 60, Paola de Lieja, que luego sería reina Paola de Bélgica, escandalizó a medio mundo por llevar un bikini".
Para este historiador y genealogista, experto en protocolo, "no hay normas escritas sobre si una reina puede o no llevar minifalda. Lo que sí hay son tradiciones orales, costumbres... El protocolo marca, desde luego, cómo se debe vestir para asistir a un acto de gala pero no dice nada sobre el largo de la falda para actos de mañana o de calle, excepto por ejemplo para asistir a una ceremonia religiosa".
Para Sainz de Medrano, "hoy a los 50 años todavía se es joven, y la reina viste de una forma moderna". No es de la misma opición Carmen Enríquez, para quien "la reina no puede vestir como sus hijas". Otros, como Carmen Duerto, alegan que, con esas elecciones, en lugar de hablar sobre el evento, los medios se centran en lo que lleva la soberana: "La reina de Inglaterra nunca eclipsaba un acto al que asistía con sus estilismos".
Pero, ¿quién puede erigirse hoy en el árbitro de la elegancia? ¿quién determina que un vestido es apropiado o inapropiado, un error, una trasgresión? ¿quién establece el largo correcto de una falda o una prenda fuera de lugar?
Hay quien opina que restarle glamour, pompa y ceremonia la monarquía, para 'acercarla' a la gente (como hizo, por ejemplo, Lady Di con su vestuario), es firmar su sentencia de muerte pero ¿para modernizar la insititución no hay que adecuarla a lo que se denomina zietgeist o espírtu de un tiempo y de una época?
Expertos y académicos sí coinciden en el cambio fundamental hacia una monarquía moderna que doña Letizia ha impulsado con su papel de reina que se implica, participa y, según la doctora Palma peña, "contribuye al empoderamiento femenino y procura un cambio relevante a una institución secularmente masculina”.
[Por qué la reina Letizia ha cambiado a los 50 años la forma de llevar la corona]
Desde el punto de vista de la moda, víctima siempre de los egos y los gustos y criterios personales, quizás lo único que puede poner de acuerdo a los expertos es que el mejor accesorio que puede llevar una reina, siempre y a cualquier, es su sonrisa.