Las plantas son seres vivos, como nosotros. Aunque muchas personas crean que son fáciles de cuidar, lo cierto es que mantenerlas en paz y bonitas es una tarea muy difícil de conseguir, tanto, que hay quienes desisten y se pasan a las artificiales que no necesitan mimos.
Que les dé el sol, pero no mucho porque se secan. Hay que regarlas, pero tampoco en exceso para que absorban bien el agua. No solo eso, sino que si lo hacemos mal, pueden demostrarlo de muchas maneras: mal crecimiento, enfermedades como los hongos u otras marcas que desconocemos, como cuando se ponen marrones.
Las plantas se pueden volver marrones por muchos motivos, luz insuficiente, demasiada o muy poca agua, enfermedades o factores como la cantidad de fertilizante en el suelo. Y aunque parezca que ya no hay nada que hacer, lo cierto es que se puede devolver el verde a las hojas con algunos cambios en la rutina de cuidado.
Conoce tu planta de interior
Cada planta es un mundo y dependiendo de a cuál pertenezca, necesita unos cuidados u otros. Tal y como pasa con nosotros, que tenemos diferentes tipos de piel, órganos que necesitan más atención que otros o, incluso, gustos que nos determinan en nuestra vida diaria.
Así como nosotros no tratamos igual a un perro que a un gato, para proporcionar las condiciones óptimas a nuestras plantas, necesitamos saber de dónde viene y qué necesita para sobrevivir y prosperar de la mejor manera.
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¿Qué tipo de suelo prefiere mi planta? ¿Cuánta y qué tipo de luz o sombra necesita? ¿Cuánta agua es suficiente y cuánta es demasiada? ¿Qué tipo de fertilizante necesita y con qué frecuencia? ¿Es propensa a plagas o parásitos? ¿Necesita humedad extra?
Una vez podamos responder a todas las preguntas suficientes, podemos descubrir el motivo por el que nuestra planta no crece como debería o simplemente, el motivo por el que tiene las hojas apagadas y marrones.
Por qué mis plantas se ponen marrones
Las hojas marrones son muy comunes en plantas de interior, incluso con los mejores cuidados y cuando les prestamos mucha atención. De hecho, es bastante natural que las hojas cojan un color amarillo y después marrón cuando están a punto de caerse.
En algunos casos, las hojas marrones son señal de problemas culturales. Si se caen demasiadas hojas o si muchas de ellas cogen este color a la vez, nuestra planta podría estar experimentando uno de estos problemas, o incluso, varios al mismo tiempo.
- No hay suficiente luz. Si las hojas inferiores comienzan a ponerse marrones o amarillas, es posible que la planta no esté recibiendo suficiente luz. Si la decoloración está aislada en el lado de la planta alejado de la fuente de luz, probablemente esté recibiendo muy poca iluminación.
- Demasiado calor. Esto suele ocurrir junto a muy poca agua, pero demasiado calor hará que las hojas se enrollen, se arruguen y luego se caigan. Si la planta también se está marchitando, aumente el agua.
- Muy poca agua. Las plantas bajo el agua primero se marchitarán y luego se oscurecerán y se caerán. Esto ocurre con mayor frecuencia de abajo hacia arriba, pero también puede comenzar en las hojas exteriores de las plantas más tupidas.
- Demasiada agua. El riego excesivo puede expulsar el aire necesario del suelo. Y puede causar pudrición de las raíces, lo que en última instancia significa que las raíces no funcionarán para absorber agua y nutrientes del suelo. En consecuencia, las hojas de la planta empezarán a dorarse y morir.
- Muy poca humedad. Si el color marrón se limita a la punta de la hoja y el margen de la hoja aún está verde, es posible que la planta no esté recibiendo suficiente humedad. Cuando se trata de una planta tropical con un alto requerimiento de humedad, deberíamos aumentar la nebulización. Una humedad demasiado baja también puede provocar la formación de manchas negras en las hojas.
- Plagas/enfermedades: Las manchas marrones aleatorias en las hojas de una planta suelen ser el resultado de insectos o enfermedades, especialmente fúngicas, que atacan el tejido de la planta en esa zona. Si esto solo ocurre en una pequeña porción de la planta, podremos recortar esas hojas para evitar que el problema se propague. De lo contrario, tenemos que tratar la planta con un fungicida o insecticida.
- Fertilización inadecuada. Cuando las sales de los fertilizantes o del agua ablandada se acumulan en el suelo, pueden provocar el marrón de las puntas de las hojas. Por eso es fundamental medir el fertilizante y se recomienda utilizar agua destilada.
Es bastante común pensar que una vez aparece este color, va a ser imposible volver a recuperar el tono natural de nuestras hojas; sin embargo, sí es posible. Cada uno de los problemas tiene una solución concreta, por lo que resulta crucial encontrar el motivo.
Cómo evitar y eliminar las manchas
El entorno y el cuidado adecuados contribuirán en gran medida a evitar las hojas marrones en las plantas de interior. Tal y como ya hemos comentado, debemos saber cuánta comida y agua necesitan sus plantas individuales, en lugar de tratarlas a todas por igual.
De forma general, la constancia en el cuidado es muy importante, ya que el riego y la alimentación erráticos pueden provocar el oscurecimiento de las hojas. Además, tenemos que controlar nuestras plantas para asegurarnos de que el suelo drene adecuadamente y ver si hay un desequilibrio de nutrientes.
Si la hoja está marrón en su mayoría, debemos cortarla. Las hojas con áreas oscuras pequeñas, los bordes o las puntas seguirán produciendo energía para la planta mediante la fotosíntesis. No obstante, si una hoja está marrón y seca casi por completo, esta no producirá energía y podrás extraerla por completo al cortarla.
Si más de la mitad de la superficie de la hoja está marrón (y sobre todo, si está marrón como mínimo en 2/3), lo mejor es retirarla con tijeras afiladas. También podemos quitarla al apretar la base del tallo entre las uñas del dedo pulgar y el índice.
Desde Be.Green sugieren que si el color marrón ha afectado únicamente a las puntas, puedes recortarles solo la parte quemada y dejar que la hoja cumpla su ciclo de vida.
Para evitar que esto suceda, además de la constancia y el cuidado, también tenemos tres opciones: añadir un poco más de humedad al aire que rodea a nuestras plantas, regarlas solo cuando los dos o tres centímetros superiores de tierra estén secos y, sobre todo, prestar atención a las señales.