Las rupturas de pareja son una experiencia dolorosa y abrumadora a las que la mayoría de nosotros vamos a tener que enfrentarnos al menos una vez en la vida. El dolor que muchas personas sienten, en ocasiones, es tan excesivo que los expertos lo relacionan con la pérdida de un ser querido. De hecho, el "duelo amoroso" es mucho más común de lo que nos pensamos.
Esta etapa desencadena una serie de respuestas tanto físicas como emocionales. Mientras que físicamente el estrés y la ansiedad generan problemas para dormir, fatiga o cambios relevantes en el apetito, a nivel emocional se puede llegar a sentir una mezcla de desesperación, tristeza, ira y mucha confusión.
Nadie sabe cómo enfrentarse a la mezcla de todos ellos. Si seguimos los consejos de nuestra familia, tenemos que salir a conocer a más gente sin otorgarle ni un minuto de lágrimas a otra persona; sin embargo, nuestros amigos nos dicen que nos permitamos estar bien, y que llorar es algo natural del ser humano. Ya no solo aparecen todos los sentimientos de desamor, sino que la confusión de qué hacer para sentirnos bien nos inquieta día tras día.
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Al final, las relaciones de pareja suponen una conexión que una vez termina, pensamos que nunca vamos a poder superarla. Que jamás volveremos a sentir lo mismo o que todas las personas que vengan después, no nos ofrecerán todo lo que habíamos conseguido. En algunos momentos incluso nos da pereza tener que retomar todos los hábitos del comienzo, por lo que tendemos a alejarnos del amor por una temporada.
Hay un factor que tienen en común muchas personas que deciden alejarse, y es que después del desamor, comienzan con el amor propio. Son muchas las que han logrado la mejor versión de ellas mismas cuando se han visto con el corazón roto. De esta tendencia nace el fenómeno painmoon o tal y como su propio nombre refleja en español una 'luna de miel dolorosa'.
Qué es son las painmoon
Todos conocemos las lunas de miel. Ese momento en el que la relación está en su máximo esplendor y, después de la boda, decidimos pasar unos días en cualquier lugar del planeta, acompañados pero sin nadie más. Si cuando estamos felices nos vamos de viaje para consolidar esa felicidad, quizás cuando estamos tristes, la única solución es exactamente el mismo proceso. Encontrar ese lugar donde solo nos preocupemos por nuestro bienestar.
Las painmoon son unas vacaciones para ayudar a superar el dolor, ya sea físico, mental, emocional o espiritual. Es muy posible que en los últimos meses hayamos visto cómo se ha hecho tendencia, especialmente en plataformas como TikTok, donde los usuarios deciden desconectar de su realidad, para encontrarse a ellos mismos en un espacio completamente desconocido.
La mayoría de las veces las painmoon se toman en otros países del mundo o retiros alejados del hogar, pero incluso conseguir una cabaña en el bosque durante una semana podría ser una luna de dolor si consigue ayudarnos a sanar. Un viaje a otro lugar implica no tener que cumplir ningún horario, simplemente una relajación completa y total, en la que poco a poco sanamos nuestra mente.
Los estudios han demostrado que el estrés ralentiza la capacidad del cuerpo para curarse. Cuando estamos en casa, yendo a trabajar, pensando que podemos encontrarnos a la otra persona en cualquier momento o reflexionando por qué nos habrá dejado, simplemente estamos incrementando esa inquietud y evitando que nuestra mente se concentre en otras cosas.
Cuando no estamos bien, incluso las pequeñas cosas como preparar la comida o sacar la basura son tensiones que no necesitamos. Al estar en casa estamos constantemente rodeados de esas pequeñas tensiones que se acumulan y nos impiden continuar, por lo que la respuesta y solución más efectiva es alejarnos de ellas.
Las painmoon que hemos visto, sin saberlo
Estas lunas de miel dolorosas son tan famosas que hemos estado rodeadas de ellas en los últimos años, como el caso de Tamara Falcó. La hija de Isabel Preysler peregrinó por primera vez al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia, con los voluntarios de la Hospitalidad de la Virgen de Lourdes de Madrid. Incluso, el propio Iñigo Onieva —responsable de la ruptura— también buscó su painmoon y se desplazó hasta Estambul con su madre.
Estas lunas de miel dolorosas también nos ayudan a olvidarnos de mantener una apariencia valiente, que "no está realmente sufriendo por lo que ha pasado". Las painmoon están modernizando la forma en que vemos los viajes y permiten que las personas que atraviesan períodos difíciles en sus vidas traten sus problemas en un entorno donde realmente está bien, no estar bien.