Cuando pensábamos que el cine ya no mueve ni conmueve a la audiencia, llega Siempre nos quedará un mañana, sobre la violencia hacia las mujeres, el patriarcado, el machismo y los derechos de las féminas.
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Según quienes toman las decisiones de cuáles historias son "provechosas" e "idóneas" para llevarlas a la gran pantalla – valga recordar que aún se trata en su mayoría de un grupo de hombres en posiciones de poder - esta película protagonizada, escrita y dirigida por Paola Cortellesi, en blanco y negro y desarrollada en la Italia de postguerra, reunía todas las características para ser un fracaso. Repito, según ellos, y valga decir desde ya que se equivocaron.
Siempre nos quedará un mañana (C’e ancora domani, título original) estrenada a finales del pasado octubre, se convirtió en la película más vista en 2023 en Italia. Superó a Barbie (Greta Gerwig) en la taquilla, logrando llevar a las salas de cine a unos 5,5 millones de espectadores, obteniendo una recaudación en la taquilla local de 40 millones de euros.
El rotundo éxito, considerado como todo un fenómeno, se debe a muchos factores. La historia de Delia (interpretada por Cortellesi) - madre, ama de casa y empleada en varios menesteres para redondear los ingresos, golpeada y maltratada por su esposo un día sí y otro también, vejada por su suegro que guarda cama porque quiere que le sirvan – logró tocar las fibras de las italianas e italianos.
De más está decir que ese efecto se está repitiendo en cada país o ciudad donde se proyecta la película. Para muestra el preestreno en el Barcelona Film Fest, a sala llena y con ovaciones de varios minutos de un público muy conmovido. No es para menos
Pero volvamos a Italia y los factores que han hecho de Siempre nos quedará un mañana una película que cuenta de los derechos negados a las mujeres, pero también de las conquistas, un filme que además ha marcado un antes y después tanto en la industria cinematográfica como en la sociedad italiana.
"Su defecto es que habla"
Siempre nos quedará un mañana se desarrolla en 1946, se centra en una mujer de clase obrera en un barrio humilde romano. Retrata una época en la que las mujeres estaban desprovistas de derechos, eran consideradas ciudadanos de segunda, ganaban menos por el hecho de ser mujeres, no podían votar, y constituían una suerte de propiedad de los hombres, ya que estaban destinadas a obedecer a sus maridos y a someterse a sus maltratos.
A juicio de su déspota suegro, Delia es una buena ama de casa, "su defecto es que habla", afirma el anciano. Porque quedarse callada, alimentando el muro del silencio – algo que hasta hoy persiste, pero que afortunadamente se está derrumbando —, era una costumbre alimentada además por el castigo de las palizas.
Todo lo que cuenta la película resuena, se conecta y se refleja en la actualidad. En el aquí y ahora italiano, la primera ministra Giorgia Meloni – líder del partido de ultraderecha Hermanos de Italia - no tiene ningún interés en desmantelar el patriarcado que aún permea en la sociedad.
Cada vez más el gobierno refuerza la añeja creencia de que las mujeres solo valen cuando se convierten en madres y cuidan de su familia, celebrando el hecho de que procreen dos o más hijos, porque así "contribuyen al Estado", ha afirmado la mandataria. Ni hablar de su rechazo a la Educación Sexual Integral en los centros educativos y su manifiesta tolerancia hacia la cultura de la violación y de la violencia de género.
En Siempre nos quedará un mañana Paola Cortellesi, que además es una afamada actriz con tres décadas de trayectoria profesional, aborda de una manera muy particular la violencia enquistada y normalizada en la sociedad. La puesta en escena cercana a la tragicomedia hace sentir la tensión, subir la indignación, pero sorpresivamente no apela a la sangre ni a la violencia gráfica para lanzar su mensaje.
Si bien la Delia de Cortellesi no tiene un despertar a lo Hollywood, emplea las pocas herramientas que tiene en sus manos. Es significativo el momento cuando Delia logra romper con la ilusión de la boda perfecta de su hija mayor, Marcella (interpretada por Romana Maggiora Vergano) al vislumbrar el destino parecido al de ella que le espera a la chica. El despertar está, pues, en ese momento, y en que Marcella vuelva a considerar la educación que le ha sido negada por su padre, y así descarte el matrimonio como único futuro posible.
"Sin la comedia, muchos espectadores ni se hubieran acercado a un argumento como este", trataba de explicar el éxito de su debut en la dirección Paola Cortellesi al medio Kinótico durante el Barcelona Film Fest, "eso sí, yo creo que los italianos tenían la necesidad de enfrentar esta comedia. Tenían que hablar de ello, lo sé porque se ha hablado mucho y de forma muy inmediata".
Furiosas e indignadas
Siempre nos quedará un mañana llegó en un momento crucial. Según cifras oficiales, en Italia cada 72 horas se comete un crimen contra una mujer, una cifra que no parece inmutar al gobierno, pero sí consigue enfurecer a la población, sobre todo a la femenina.
El más reciente feminicidio, el de la estudiante de Medicina Giulia Cecchettin, de 22 años, un brutal asesinato fechado a principios de noviembre del 2023 y que sería oficialmente el 106.º feminicidio de ese año, hizo que la rabia y el grito de ¡Basta!, tomaran las calles.
En el Día Mundial contra la Violencia hacia las Mujeres, celebrado el 25 de noviembre, se produjeron diversas manifestaciones en varias ciudades italianas. Solo en Roma medio millón de personas salieron a las calles, Paola Cortellesi marchó entre ellas y se encontró con una manifestante que llevaba un cartel con una escena de su película. Su mensaje cinematográfico había calado.
Después de más de dos meses en cartelera, y antes de arribar a una plataforma de streaming, Siempre nos quedará un mañana retornó a las salas a propósito del 8 de marzo, El Día Internacional de la Mujer. Dos días antes, el filme había sido proyectado en la Cámara de Diputados, donde además Paola Cortellesi dio un discurso.
"Espero que las nuevas generaciones reciban una formación en el afecto y el respeto, para que aprendan que amar no significa ni poseer ni sufrir", dijo la directora en su intervención, "y que la violencia machista contra las mujeres deje de ser el indigno fenómeno social que aqueja cada día a nuestro país".
Cortellesi recordó de paso que las mujeres, incluida la señora Meloni, están sentadas en el parlamento expresando libremente sus ideas y opiniones gracias a las conquistas que se han logrado a lo largo del tiempo. Valga decir que muchas de esas leyes que favorecen a las féminas en Italia se encuentran actualmente en peligro de ser anuladas.
Siempre nos quedará un mañana es un recordatorio de que aunque las mujeres ya no son ciudadanas de segunda, ostentando libertad y de derechos, aún quedan batallas por librar. Todavía persisten muchos desbalances y desigualdades, la brecha salarial es uno de ellos, ya que las mujeres ganan un 30% menos que los hombres por el mismo trabajo.
Así mismo perdura la violencia de género, el tema principal de Siempre nos quedará un mañana. Lamentablemente, los hechos y las cifras no mienten. Cuando Paola Cortellesi habló ante los parlamentarios, oficialmente los feminicidios en Italia ya llegaban a 17 en este 2024 que apenas comenzaba.