Después de que la Selección Española de Fútbol Femenino se alzara como Campeona del Mundo en agosto de 2023 y que, más recientemente, hayan ganado la Nations League el pasado mes de febrero, la mayor parte del público coincide: corren buenos tiempos para el deporte femenino en nuestro país.
Y aunque se trata de unos logros únicos en la historia, la euforia e ilusión representa, sin embargo, solo la punta del iceberg. Un iceberg hundido casi por completo en el lodazal de unas instituciones que parecen estar gestionadas, al menos en sentido general, por las personas equivocadas.
Según datos del Consejo Superior de Deportes, las actividades femeninas con más licencias en la actualidad son el baloncesto (130.644), la montaña y escalada (103.914) y el fútbol (87.827). Por primera vez, el número de féminas federadas alcanza casi el millón, 998.085 concretamente, y si bien se trata de un dato muy positivo y que da buena muestra del importante lugar que ocupa la práctica deportiva entre las mujeres, choca con la dura e injusta realidad que afrontan para poder ejercer el deporte en igualdad de condiciones que los hombres.
Vayamos a los datos no tan halagüeños. Por ejemplo, de las 66 federaciones existentes, solo tres están presididas en la actualidad por una mujer: baloncesto, con Elisa Aguilar; Remo, con Asunción Loriente; y Salvamento y Socorrismo, con Isabel García Sanz. Y en lo que respecta a las comisiones delegadas, solo 25,4% están ocupadas por mujeres. Y esto, ¿dónde nos lleva? A que si en los puestos de mayor responsabilidad apenas hay representación femenina, está claro que la toma de decisiones corresponde mayoritariamente a los hombres.
"Creo que no podemos hablar de un deporte en el que exista una mayor brecha de género. Es verdad que en todos los deportes, excepto en el fútbol, el hombre está mal. Pero es que las mujeres están peor", afirma Pilar Calvo, Campeona de España del Tiro al plato y fundadora y Secretaria General de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP).
Se tata de una organización fundada en 2016 para defender los derechos de las mujeres en el deporte profesional y la igualdad de oportunidades, y que lidia a diario con numerosas denuncias a todo tipo de instituciones, incluidas las federaciones, que incumplen sistemáticamente hasta la mismísima Ley del Deporte.
Por su parte, Amanda Gutiérrez, abogada especializada en Derecho Deportivo y Presidenta de FUTPRO, sindicato de mujeres futbolistas en España, está de acuerdo en que la brecha de género afecta a todos los deportes en nuestro país. "Pero debido a todo lo que mueve el fútbol masculino, la brecha es más grande en el fútbol femenino", asegura. "Pensemos en los millones que cobran ellos mientras que las mujeres apenas llegan a los 21.000 euros. Pero es que también existe una enorme brecha entre el fútbol masculino (los de Primera División percibirán de salario mínimo 186.000 euros) que está a unos niveles estratosféricos, y todos los demás deportes de España", añade.
Sin contrato laboral
Uno de los problemas principales que favorece la brecha de género, si no el más importante, es la ausencia de contratos entre las deportistas profesionales. Un hecho bastante desconocido y que redunda en la desigualdad ya que, sin contrato no hay cotización. Y sin cotización, no existen derechos como la jubilación, el paro o la baja por maternidad.
"Son muchísimas las deportistas profesionales carecen de contrato con su federación o club", afirma Pilar Calvo. "En el fútbol y en el baloncesto, las dos únicas disciplinas femeninas donde existe convenio colectivo, hay más contratos, pero en clubes privados como el Real Madrid ellas siguen cobrando mucho menos que los hombres. Es indignante".
Para Calvo, el problema fundamental que ahonda en la brecha de género es que, por increíble que parezca, "la mayoría de las mujeres deportistas, y muchas profesionales, no cotizan a la Seguridad Social. O no están contratadas o lo están por muy pocas horas. Una gran mayoría de ellas no están vinculadas a un contrato".
En el caso del fútbol, las mujeres tienen "la suerte" de haber conseguido un convenio colectivo. "El convenio establece que todo club que milite en la Primera División está obligado a que se aplique", explica Gutiérrez. "Pero existen otros muchos deportes, e incluso otras categorías del mismo fútbol femenino, en los que no hay convenio colectivo. Y deja a las deportistas a expensas de lo que negocie ella o su agente con el club o su federación. Algo que complica enormemente las cosas", aclara.
Insistimos: hablamos de que muchas deportistas profesionales, que representan a España en Juegos Olímpicos y otros campeonatos, no tienen contratos con sus clubs o federaciones. "Se dan muchos casos de mujeres que han estado incluso en las Olimpiadas y que aún así no pueden vivir de ese deporte", confirma la presidenta de FUTPRO.
La secretaria general de la AMD recuerda otro caso increíble: el de la karateca Sandra Sánchez que, antes de ser la número 1 del mundo durante 4 años y ganar el Oro Olímpico en Tokio 2020 en la modalidad de kata, estuvo un año en Emiratos Árabes. "Allí se dedicaba solo a entrenar y a competir, sin la preocupación de tener que trabajar en otra cosa para mantenerse, como sí le ocurría en España. Desde que volvió, y hasta su retirada, ha sido número uno del mundo", explica.
Las federaciones, ¿motor del cambio?
Hablar de desigualdad en el deporte femenino es hablar, necesariamente, de las federaciones y su sistema de funcionamiento. Se trata de organizaciones sin ánimo de lucro, creadas para la defensa y promoción de un determinado deporte. Funcionan con aportaciones de dinero privadas, pero también con partidas de dinero público. Y están copadas por hombres, quienes ocupan el 78 % de sus puestos.
Para Pilar Calvo, las federaciones cumplen con dos funciones fundamentales: "Gestionan dinero público y tienen la representación de España. Por ambas razones deben llevar un control y rendir cuentas". Y recuerda los bochornosos acontecimientos del pasado verano a propósito del beso no consentido de Luis Rubiales, entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, a la jugadora Jenni Hermoso.
"La gente pensaba que, al ser la Federación una institución privada, el Gobierno no podía intervenir. ¿Cómo que no? ¿No realiza el Ministerio de Trabajo inspecciones en empresas privadas para ver si cumplen con prevención de riesgos, las retribuciones laborales o el protocolo de igualdad? Claro que sí, de toda la vida. Pero la gente se lo creía", dice.
Amanda Gutiérrez es aún más directa: "El fútbol femenino está en manos de personas incapacitadas para explotar el producto". La amplísima mayoría son hombres que toman las decisiones más importantes, una circunstancia con la que la Presidenta de FUTPRO es prudente: "Prefiero decir que el problema no es tanto que sean hombres sino que no creen en el fútbol femenino. Pero conozco a mujeres que, si tuvieran la oportunidad de ocupar algunos cargos relevantes, gestionarían el fútbol femenino muchísimo mejor. Quizás algún día podamos comprobarlo. Hacen muchas mujeres en las instituciones".
Otra de las argumentaciones que favorecen la desigualdad entre hombres y mujeres en el deporte es la afirmación de que ellas no generan lo mismo, una idea apoyada públicamente incluso por deportistas como Rafa Nadal, a favor de que las mujeres cobren según los beneficios que generen. "Si representamos a España no tenemos que generar nada", explica Pilar Calvo. Y pone dos ejemplos que, en cierto modo, producen hasta bochorno: "Imagina que el Ejército le dice a sus militares: 'Os damos el Cetme y os llevamos a dar tiros. Y según las personas que matéis, os pagamos más o menos'. ¿No se entiende, ¿verdad?”.
Para Amanda Gutiérrez, el discurso del generar o no también es inaceptable. "¿Que no generan? Un Campeonato del Mundo, dos Champions, tres Balones de Oro, una Nations League, clasificación para las Olimpiadas de París. Sumemos los 30 millones de subvención del Gobierno, 35 millones de la televisión, 45 millones en activos comerciales… ¡Claro que generan!", asegura. "Con todos estos logros, ¿cómo es posible que la Liga Femenina aún no tenga un patrocinador oficial?", se pregunta indignada.
"Pero arriba hay gente que no sabe aprovechar lo que producen, ni el potencial que tienen. No me das más no porque no genere, sino porque eres un inútil y lo haces tan mal que no me dejas desarrollarme. Y a pesar de estar rodeadas de mediocres, mira todo lo que están consiguiendo a nivel nacional y a nivel mundial", narra tajante la Presidenta de FUTPRO.
Está claro que las mujeres deportistas en España, en especial las futbolistas, generan y mucho teniendo en cuenta las mil y una trabas con las que se encuentra a lo largo de su carrera: instalaciones mediocres, malas equipaciones, malos horarios, materiales de pésima calidad, ausencia de venta online de las entradas para los partidos, cambios de sedes a última hora… Como resume Pilar Calvo de una forma muy gráfica, "a mí me das una pala y a ellos una excavadora".
Campeonas, pero ¿y qué?
El 20 de agosto del 2023 la selección española de fútbol femenino se alzaba con la Copa del Mundo frente a Inglaterra. Un acontecimiento histórico que se vio empañado por el beso no consentido que Luis Rubiales, entonces presidente de la RFEF, le dio a la jugadora Jenni Hermoso. Las consecuencias de la agresión son ya conocidas: destituciones, ruedas de prensa bochornosas y una victoria agridulce para las campeonas. Aun así, el impacto mediático de tal gesta, y las que le siguieron –Campeonas de la Nations League y clasificación para las Olimpiadas– , fue tal que existe la impresión de que el deporte femenino ha mejorado, y mucho. Y nada más lejos de la realidad.
"Siempre es bueno que las mujeres ganen, por supuesto", asegura Pilar Calvo. Pero las victorias de las futbolistas son solo la punta de un iceberg hundido en el lodazal de unas instituciones que parecen carecer de interés en que la igualdad real y efectiva sea una realidad en nuestro deporte. La sociedad ha dado pasos adelante con el ya famoso #seacabó, pero en realidad pocas cosas han cambiado.
“Y es tremendo que haya tenido que haber una agresión para que muchas mujeres, y en especial futbolistas, se hayan dado cuenta del talento que tienen y prefieran irse a otros países donde las tratan como las profesionales que son antes que quedarse en una liga mediocre como la española", confirma Gutiérrez de quienes acuñaron el ya famoso lema #SeAcabó.
La definición de deportista profesional
El 1 de enero de 2023 entró en vigor la Ley 39/2022, más conocida como nueva Ley del deporte y que, como cuenta Amanda Gutiérrez, "define el deporte profesional como aquel deportista que tiene una relación laboral y que está dado de alta en el correspondiente régimen. Pero hay deportes en los que no va a existir una relación laboral porque no encuentran un club que lo contrate. Ahí se da esa complicación a efectos jurídicos".
"Pero pensemos en los tenistas que no están en un club y que compiten en torneos. A efectos de la ley no es un deportista profesional porque no tiene un contrato. Pero hay muchos deportistas hombres que ganan mucho dinero con sus marcas y patrocinios aun no teniendo contratos profesionales. A ojos de la ley no son profesionales", añade.
Una situación que, en el caso de las mujeres, es mucho peor: "Hay mucho abandono deportivo por casos de enfermedad o maternidad porque no están amparadas por un contrato y no tienen derechos", añade la presidenta de FUTPRO. En el caso de que una deportista sin contrato sea madre, no tiene derecho a baja: "No les queda otra que dejar de competir y de entrenar y punto. O tienen que empezar con procedimientos judiciales para demostrar que eres un trabajador. Y todo se complica".
De ahí viene el empeño, por ejemplo, de la atleta de natación sincronizada Ona Carbonell, presidenta de la Comisión Maternidad y Deporte del COE. Desde este puesto, pretende visibilizar la realidad de las deportistas y luchar porque ser madre no signifique un parón en la carrera de una mujer, así como que exista una normativa en todas las federaciones que permita la conciliación. A ella se le negó poder estar con su bebé en la Villa Olímpica de los Juegos de Tokio, viéndose obligada a interrumpir la lactancia en contra de su voluntad.
El caso de la piragüista Beatriz Manchón
En 2016 la piragüista Beatriz Manchón denunció al Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella (CODIS) por discriminación de género. Quería participar en la categoría de embarcaciones mixtas junto a su compañero Manuel Busto, algo permitido por la Real Federación de Piragüismo de España. Pero en el caso del Sella, la organización les obligaba a salir por detrás de todos los demás participantes, hombres primero –todos, profesionales y amateurs– y las mujeres después.
"Los hombres salen con ventaja competitiva enorme", explica Manchón indignada. "Se les considera más rápidos y salen más cerca de la meta. Pero de las embarcaciones mixtas consideran que deben salir al nivel del dorsal 700, presuponiendo que todas las que salen por delante son más rápidas".
Según la normativa del CODIS, el orden de salida es el siguiente: primero, los 20 hombres más rápidos en la contrarreloj que se realiza días antes, y a la que Manchón pidió acceder recibiendo una negativa por respuesta. El resto de hombres salen según sorteo y, después de todos ellos, salen las mujeres. Y al final, y detrás de estas últimas, salen las embarcaciones mixtas.
"La jueza ha decidido que no tengo razón, que la normativa velaba por mi integridad física y que con mi petición podría estar incurriendo, además, en discriminación hacia las otras mujeres participantes en la prueba", explica quien sí ha podido participar en igualdad en otras pruebas similares como el descenso del Miño o del Segura.
"Pretendía competir en igualdad de condiciones contra los hombres y solo si mi tiempo en una contrarreloj me lo acreditaba. Y me dijeron que no. Lo que significa que la organización considera que el Descenso Internacional del Sella pierde prestigio si una mujer sale en las posiciones de delante", sentencia la ganadora de 16 medallas en el Campeonato del Mundo y 22 en el Europeo, nueve oros entre todas ellas. Además, ha sido destacada con la Medalla de Andalucía y la Medalla de Oro de la Real Orden al Mérito Deportivo.
El pasado 8M, paradojas de la vida, la piragüista lo 'celebró' pagando las costas de los 7 años de juicio: "Pero no me arrepiento, es una lección que han vivido mis hijas de primera mano y que espero les sirva para saber que hay que luchar. Aunque ante una injusticia nunca sabes si te van a dar la razón". Quizás sea pronto para creerse que, por fin, #SeAcabó.