Con la inteligencia artificial a la orden del día, las noticias sobre los experimentos de Elon Musk o herramientas que parecen mágicas como el Chat GPT, el rápido desarrollo de tecnología presenta, sin duda, multitud de retos a la humanidad.
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Entre ellos destaca, sobre todo, la conversación entre estos avances y los límites éticos. Aquí desempeña un papel protagonista el derecho, que vislumbra un futuro lleno de trabajo en este campo. ¿Cuándo cruza la tecnología esa línea que atenta contra los derechos humanos?
Uno de los campos más avanzados es la neurociencia, disciplina que estudia el sistema nervioso en todos sus ámbitos. Y aquí entran en acción los neuroderechos. Para entender mejor este concepto hablamos con Álvaro Écija, abogado fundador de Ecix Group, firma líder en Ciberseguridad y Compliance y de Écija abogados.
"Se trata de un nuevo concepto 'popular' que no tiene regulación específica en España. A mi opinión, es una pretensión de derecho futuro, para que sea reconocido legalmente en España y resto del mundo", explica sobre la esencia del concepto el especialista.
¿Por qué son importantes? Hablamos de avances científicos que podrían invadir la privacidad mental de la persona, es decir, entrometerse en nuestro cerebro, introducir emociones o interpretar pensamientos. Supone entonces, un punto de inflexión en la capacidad de influir a las personas en todo tipo de decisiones: "los avances biomédicos en este campo del conocimiento están muy avanzados y parece viable su uso y explotación. Esto plantea importantes dudas éticas y legales. Algo parecido a las dudas que se plantean con el uso de la inteligencia artificial" explica el experto.
"Se pretende, por una corriente de pensamiento, que sean los nuevos derechos derivados de los avances médicos que tienen que ver con el cerebro y su 'copia' digital, o dicho de otro modo, que implicaciones jurídicas y éticas plantea copiar las imágenes cerebrales de una persona en un sistema informático", añade Écija.
Conviene, aún así, ser consciente de los límites éticos y legales en la neurociencia y en la neurotecnología, necesarios según el experto: "la falta de regulación puede acarrear que el avance en el campo científico pueda implicar uso maliciosos y causar daños en los derechos fundamentales de las personas". Un hecho del que no todo el mundo llegar a ser plenamente consciente: "la gran mayoría de las personas no es consciente, ya que se trata de un campo del conocimiento muy complejo y específico".
Este nuevo planteamiento legal supone un auténtico reto, en el marco del derecho tradicional: "en mi opinión, los gobiernos y los juristas tienen el reto y la oportunidad de regular de forma eficiente las nuevas realidades tecnológicas, como la IA y la neurociencia. Hay una solución sencilla: introducir en el ordenamiento jurídico comunitario una medida de defensa jurídica que evitaría la vulneración de derechos fundamentales frente a amenazas tecnológicas. La solución pasa por reconocer una nueva figura del derecho, la personalidad jurídica digital" explica Écija.
Queda por ver cómo podría evolucionar esta nueva vía jurídica: "mi intuición me dice que será viable en un periodo corto de tiempo y los juristas tendremos el dilema y el reto de estudiarlo en profundidad y proponer soluciones" concluye el experto.