En la antigua Roma, la obsesión por la belleza era tanto de hombres como de mujeres.

En la antigua Roma, la obsesión por la belleza era tanto de hombres como de mujeres.

Belleza

No es última moda cosmética, ya lo hacían las mujeres de la antigua Roma

El uso cosmético en el Imperio romano cubría todas las áreas del cuerpo humano, tanto con productos de belleza para la piel, los ojos, las uñas o los dientes.

21 marzo, 2023 23:37

La historia siempre recuerda a Egipto como la primera civilización que usó productos cosméticos como una parte importante de sus vidas. Sin embargo, fue el Imperio romano el que innovó y comerció con los avances realizados logrando importar gran parte de sus productos y obtener sus secretos y recetas.

El uso cosmético en el Imperio romano cubría todas las áreas del cuerpo humano, tanto con productos de belleza para la piel, los ojos, las uñas o los dientes. Para satisfacer todas sus necesidades cosméticas, las romanas usaban una elaborada configuración de espejos, recipientes y otros artículos.

En el apogeo del Imperio romano, las mujeres de todos los estados romanos usaban cosméticos. El poderío militar de Roma pronto permitió a la rica mujer de la nobleza adquirir productos cosméticos extremadamente caros y exóticos de China, Alemania y la Galia.

Tal fue la locura romana por la cosmética que estos productos tan caros causaron mucha controversia en la alta sociedad romana y se vieron en la necesidad de crear la famosa ley 'LexOppia' del 189 a. C. que trató de limitar su uso y, así, controlar la riqueza máxima de las mujeres y su apariencia en público.

[Así se maquillaban las mujeres romanas de Mérida en el siglo I]

La piel clara y blanca

Al igual que los egipcios y muchas otras civilizaciones después de ellos, los romanos creían que la piel clara y blanca representa riqueza y posición elevada. Por eso, las mujeres solían preparar su piel con mascarillas de belleza antes de empezar a maquillarse.

Ovidio, hace exactamente 2.000 años, decía lo siguiente en el Libro III del Ars Amandi (Del arte de conquistar y retener al hombre) que le costó el destierro por Octavio Augusto por incitar a las mujeres a la inmoralidad: "También sabéis blanquearos el cutis poniéndoos cremas, y la que no tiene de por sí tono sonrosado se lo procura artificialmente. Así rellenáis los espacios vacíos de vuestras cejas y un pequeño lunar adorna vuestras mejillas. Y no os da vergüenza pintaros los ojos con un poco de ceniza o con azafrán".  

De hecho, se han encontrado cajas de maquillaje de madera y marfil, como la que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles de los siglos II-III o del estuche de maquillaje de época romana que data del siglo I d.c hallado en Mérida dentro de una vieira que ha permanecido cerrada durante más de 2.000 años.

Caja de maquillaje de madera y marfil de los siglos II-III.

Caja de maquillaje de madera y marfil de los siglos II-III.

En la antigua Roma, la venta de cosmética era un lucrativo negocio gracias a la obsesión tanto de hombres como de mujeres por la belleza. La crema blanqueadora facial más popular era la cerussa (azúcar de plomo) que se hacía vertiendo vinagre sobre virutas de plomo blanco y dejando que el plomo se disolviera y se secara para moler y formar tabletas.

En la actualidad se ha demostrado que el plomo es venenoso para el cuerpo humano, pero los antiguos también conocían sus efectos peligrosos. Como una alternativa más segura al plomo blanco, las mujeres mezclaban tiza con vinagre, lo que irónicamente contribuía a empeorar la tez de su piel.

La creencia de que conseguir una piel blanca era lo más importante, los romanos desarrollaron una amplia gama de remedios de moda que luchaban contra las manchas solares, las escamas de la piel, las manchas, las arrugas y las pecas.

Durante el período romano antiguo, las mujeres usaban cosméticos en una habitación en la que los hombres tenían prohibido entrar. De nuevo Ovidio, en su libro decía lo siguiente: "Que no llegue a ver vuestro amante los frascos por el tocador: el artificio embellece el rostro, cuando no se nota: ¿A quién no repugnarían las heces del vino embardurnando todo el rostro y cayendo, al resbalar por su peso, hacia los tibios senos?... Esos afeites os harán bellas, pero no son agradables de ver, pues muchas cosas son de repugnante ejecución, pero agradables después de hechas".

Ojos grandes, cejas juntas y nada de labiales

Los ojos se pintaban de muchos colores para producir el efecto de pestañas más largas. Además, las cejas que se unían en el medio estaban de moda y se crearon con un poco de color.

Una gran diferencia entre la moda egipcia y romana estaba en los lápices labiales. Si bien los egipcios usaban lápiz labial con regularidad, no hay evidencia histórica o arqueológica de que los romanos alguna vez hicieran lo mismo.

Por otro lado, la coloración de las uñas de las manos se realizaba únicamente en los círculos superiores con colores que se importaban de la lejana India.

Sonrisa perfecta

Los dientes blancos eran apreciados como un signo de belleza, e incluso llegaron a crea prótesis con dientes postizos hechos de marfil, pasta y otros ingredientes. Además, utilizaban refrescantes de aliento de forma regular.