El verano es historia. La nueva estación es un buen momento para establecer buenos propósitos sin esperar a que llegada de Navidad, para hacer la lista de aquello que queremos o debemos cambiar. Por eso el otoño es un momento perfecto para retomar la disciplina de cuidarnos, de mimarnos y de conocer más y mejor nuestro cabello y nuestra piel para tratarlos de una manera más eficaz.
Siempre incido en la importancia del diagnóstico personalizado y en cómo nos puede ayudar a conseguir un importante informe sobre si estamos o no utilizando los productos con las fórmulas adecuadas o si debemos comenzar a prevenir ciertos aspectos del envejecimiento.
No tenemos que imponernos pasos que supongan una presión, porque todo momento para cuidarnos debe suponer un placer físico y emocional, pero es verdad que los meses anteriores muchos hemos, quizás, dado de lado a rutinas como una buena limpieza al finalizar el día.
Evaluar el estado de nuestra piel tras la exposición solar del verano o del cabello, que también sufre y que se ve afectado por el cloro o el salitre de esos maravillosos baños que nos devolvieron la felicidad, supone el paso crucial como comentaba unas líneas más arriba. No olvidemos, además, que la vuelta a la rutina supone vivir en una ciudad que se convierte en un foco de polución que maltrata la piel y el cabello, por lo que no hay que bajar la guardia porque el calor se vaya disipando.
Es importante comenzar a reforzar para la llegada del frío y de ahí que el uso de productos con ingredientes que trabajen para ello es algo muy eficaz para la barrera cutánea y para el cabello. No olvidemos, además, que comienza una temporada en la que pasaremos del calor al frío (algo similar a lo que ocurre en verano) y que esta brusquedad térmica a veces desencadena en deshidratación, picor, rosácea, sensación de tirantez…
Ahí es donde radica la elección de fórmulas según el tipo de piel, ya que no es lo mismo que un rostro con tendencia a la sequedad que uno que se altera por tipo graso.
También es el momento ideal, y del que soy una gran defensora, de iniciarnos en la rutina de una doble limpieza de la piel, ritual que siempre recomiendo antes de aplicar un suero y una crema, que también deben ser personalizados y en cuyo proceso de retirar suciedad y de hidratar incluyamos el cuello y el escote.
Todos sabemos que el cuello es la zona más reticente y la gran asignatura pendiente porque es duro conseguir buenos resultados, aunque no imposible, así que si realizamos masajes en el proceso de hidratación y limpieza, obviamente facilitaremos que la tarea de mantenerlo terso y bonito sea más agradable.
[Trucos de belleza para mejorar el aspecto del cuello y el escote]
Tampoco debemos cometer el error de guardar el protector solar hasta Semana Santa. En invierno el sol sigue siendo agresivo y los rayos UVA y UVB siguen atacando, aunque no estemos sobre la arena. Es por ello por lo que aplicarlo sobre nuestra crema habitual es un paso que no queda exento en ningún momento del año.
Y también, a propósito del sol, es un momento perfecto para sumergirnos en la tarea de lograr una reversión de la pigmentación. Es importante porque siempre recuerdo que nada envejece más que las manchas y que estas deben ser tratadas antes que las arrugas. Los malos hábitos que hemos seguido en verano comenzarán a pasarnos facturas y, aunque no debe cundir el pánico, es una vez más, importante que se realice dicho diagnóstico con un experto para analizar, sobre todo, la evolución de ciertas manchas y en qué momento debemos atacarlas de forma contundente.
Esta semana leía un artículo en una revista americana que hablaba sobre algo similar a lo que comparto aquí e insistía en un paso crucial: "¡Hidrata, hidrata, hidrata!", decía la dermatóloga. Coincido plenamente con ella porque en épocas fuera del verano olvidamos, por ejemplo, seguir hidratando en profundidad la piel del cuerpo o mantener ese regalo para el cabello que son las buenas mascarillas nutritivas.
El rostro, las manos, los labios, el cuerpo y los pies, tras una ducha, están especialmente receptivos a productos humectantes que nos ayudará a retener mejor el agua y a que el proceso de hidratación sea más efectivo, ya que en casa el uso de la calefacción es un desgaste para la piel y el cabello, que sufren sus consecuencias.