Como todos los años por estas fechas, ya estamos luciendo pies con calzado más abierto y llamativo. Después de un duro invierno, en el que los hemos tenido encerrados en calcetines y botas, los exponemos directamente al aire libre, sin haber pasado antes por una etapa de transición y cuidados. Eso sí, ¡esmalte y color no nos falta!
Para empezar, debemos saber que los pies están compuestos por 33 articulaciones, 26 huesos y más de 100 tendones. Son la parte del cuerpo que sufre más presión porque nos mantienen erguidas, nos estabilizan y amortiguan nuestros pasos. Son la base de nuestra movilidad y ese es un trabajo muy duro.
Por ello, convendría que nos preocuparan y ocuparan, no sólo durante los meses de verano, sino durante todo el año.
Con la subida de las temperaturas aumenta la sudoración corporal, especialmente en los pies, por lo que los especialistas aconsejan prevenir utilizando productos antitranspirantes. Así como también es imprescindible su lavado diario con agua y jabón neutro y secarlos muy bien, especialmente entre los dedos, para impedir la aparición de infecciones por hongos.
Los podólogos insisten en la aplicación diaria de cremas emolientes para mejorar su elasticidad y evitar la sequedad, así como la proliferación de grietas y descamaciones.
Es ideal contar con una crema podológica específica para la zona, ya que esta piel es 50 veces más gruesa que la de las mejillas.
Chanclas, si o no
El uso de las chanclas de goma sólo es aconsejable en el entorno de las piscinas y las playas, para prevenir contagios de infecciones como papilomas y hongos.
Eso sí, no se aconseja utilizar este calzado en un uso intensivo o realizar recorridos largos, ya que no disponen de una sujección suficiente para el pie, lo que puede llegar a desarrollar uniformidades en los dedos, como los dedos garra o martillo.
En general, caminar durante largos periodos con calzado plano no es aconsejable, ya que no tiene la amortiguación necesaria para evitar los impactos que se producen en los pies al caminar y pueden ocasionar dolencias como fascitis, talalgias, etc., así como cargar la musculatura posterior de la pierna.
Ya sean las sandalias o cuñas de moda, el calzado ideal para este verano tiene que ser de material transpirable, flexible y con una buena sujección. Además de tener una suela que absorba el impacto y sea antideslizante.
En cuanto a las uñas, es importante llevarlas siempre rectas y con forma cuadrada. Los expertos aconsejan eliminar los esmaltes de color periódicamente para que tengan un mínimo de transpiración y así, disminuir la penetración de componentes químicos.
Para evitar las durezas y los talones agrietados, toma nota de los consejos de los expertos:
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Exfolia los pies una vez a la semana con ayuda de un producto exfoliante específico para los pies con el objeto de eliminar células muertas y ayudar a que las cremas que se apliquen después penetren mejor.
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Lima las zonas con durezas y los talones con ayuda de un raspador o una lima de pedicura.
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Hidrata a diario los pies con productos específicos y realiza una cura semanal con mascarillas nutritivas y reparadoras en formato bota, muy prácticas de usar y muy efectivas para conseguir unos pies más suaves.
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Utiliza cremas reparadoras a base de urea, mantecas y aceites para evitar las durezas y los talones agrietados.
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Esmalta tus uñas para una pedicura perfecta, pero de vez en cuando elimina el esmalte y deja que transpiren.
Con una buena rutina diaria de cuidado e hidratación, los expertos aseguran que conseguiremos unos pies bonitos durante todo el verano.
En la siguiente galería de imágenes, puedes ver un resumen de los productos para hacerlo posible.