Barack Obama, Leonado da Vinci, Napoleon Bonaparte o Paul McCartney son algunos de los nombres que aparecen cada Día del Zurdo en los medios como representantes de este colectivo. No parecen tener mucho en común, más allá de ser todos zurdos… y de pertenecer todos ellos al género masculino.
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Según las estadísticas, la zurdez es más habitual entre los hombres que entre las mujeres, aunque por poco. No obstante, esta ligera diferencia no justifica que haya tan pocas mujeres zurdas conocidas. En realidad, lo que ocurre es que las mujeres zurdas –al igual que las diestras y las ambidiestras– disfrutan de una cuota de visiblidad menor que sus homólogos masculinos.
Pero ello no quiere decir que no haya mujeres zurdas e ilustres... Ahí van algunas de ellas.
Juana de Arco
Realmente, no se sabe con seguridad si era zurda. En una época en la que serlo significaba poco menos que una maldición divina, algunos historiadores especulan sobre la posibilidad de que su zurdera formara parte de una campaña de los hombres para desprestigiarla. En cualquier caso, lo cierto es que en muchas representaciones aparece sosteniendo la espada con la mano izquierda, y los análisis grafológicos también respaldan la hipótesis de que fuera zurda.
Pero Juana de Arco no pasó a la historia por ser zurda, sino por sus hazañas como mujer guerrera. Es probable que mucho de lo que se ha dicho sobre ella sea una exageración, o directamente mentira, pero lo mismo puede decirse de cualquier héroe masculino. Sea como sea, Juana pasó a la historia por haber protagonizado algunos de los episodios más importantes de la Guerra de los Cien Años, que enfrentó en los siglos XIV y XV a Francia y a Inglaterra.
El final de su vida fue trágico. Un año después de haber expulsado a los ingleses de Orleans, Juana fue capturada y entregada al enemigo, que la acusó de herejía y la condenó a morir en la hoguera. Años más tarde, el juicio fue revisado por un tribunal inquisitorial y los cargos que se le habían imputado fueron anulados. Así, Juana se convirtió en una mártir, y en 1920 fue canonizada por el Papa Benedicto XV.
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Reina Victoria
Algunas de las personas más ilustres que alimentan las listas de celebridades zurdas son miembros de la familia real británica. El rey Jorge VI o su bisnieto el príncipe Willam, heredero al trono de Inglaterra, son notorios zurdos. Pero, si la zurdez es una característica hereditaria –como piensan algunos expertos–, en el caso de Jorge y de William esta desciende de la Reina Victoria.
En efecto, la abuela de la actual reina de Inglaterra era zurda, y aunque escribía con la derecha –como se ve en algunas fotos–, se dice que pintaba con la izquierda. Esto la delata como zurda, aunque la educaran para escribir con la derecha, como era costumbre en la época.
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Isabel II del Reino Unido
La actual reina de Inglaterra heredó algo más que el trono de su padre Jorge VI y de su tatarabuela la Reina Victoria: su zurdera. El pasado junio, cuando se cumplían 70 años de su coronación, los ingleses celebraron su jubileo de platino por todo lo alto.
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Y no es para menos, al tratarse de una mujer que, como saben todos los fans de The Crown, ha sido protagonista (y a veces secundaria de lujo) de la historia reciente de su país.
Princesa Leonor
Otra miembro de la realeza que es zurda, al menos a juzgar por alguna foto en la que aparece escribiendo o cogiendo la cuchara con su siniestra (en otras ocasiones, sin embargo, se la ha visto saludando con la diestra).
Por cierto, la heredera al trono no es la única zurda de la familia real española: su tía, la infanta Elena, también lo es.
Marie Curie
En 2014, Curie fue incluida por la revista Times en su top diez de personas zurdas, en la que también figuraban personalidades como Barack Obama, Bill Gates u Oprah Winfrey, la única mujer junto a Curie en esta lista.
Marie Curie, quien pasó a la historia por sus investigaciones sobre radiactividad y ganó dos premios Nobel, estaba rodeada de zurdos. Su esposo, con cuya colaboración contó para muchos de sus trabajos y con quien compartió el Nobel, también lo era, así como su hija Irene, según algunos historiadores. También ella fue galardonada con el Nobel de Química, junto a su marido… quien, sorpresa, ¡era también zurdo!
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Helen Keller
Además de una mujer excepcional e inspiradora, Keller era también zurda. Gracias a la educación que le proporcionó su institutriz Susan Sullivan, esta mujer se convirtió en la primera persona sordomuda en licenciarse en la universidad, y conoció a personajes tan ilustres como Mark Twain, quien quedó fascinado por ella. Además, Keller fue la primera mujer sordomuda en escribir un libro. Al final de su vida, había publicado doce libros.
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La historia de esta pionera fue llevada al cine en la película de 1964, El milagro de Ana Sullivan, centrada en la relación entre Keller y su educadora, así como en el proceso de aprendizaje de la niña.
Helen Hooven
Nacida en 1895 en Ohio, esta escritora especializada en nature writing se sintió muy pronto atraída por la escritura, inspirada por su ídolo Louisa May Alcott.
En su vocación literaria influyeron también los relatos que contaban sus abuelos, veteranos de la guerra civil americana, así como el deseo frustrado de su madre de convertirse en artista, un recuerdo que marcó su obra.
Aunque escribió un total de siete libros tanto de literatura juvenil como de adultos, su título más famoso fue ...And Ladies of the Club, que terminó cuando tenía más de ochenta años.
Teresa de Calcuta
Aunque nació en Macedonia, en 1910, esta monja pasó la mayor parte de su vida en India y, en concreto, en Calcuta. Allí trabajó durante varios años como profesora en el Colegio de Santa María, del que luego fue su directora. Pero esto fue antes de recibir la “llamada de las llamadas”.
A comienzos de 1948, se fue a vivir a un barrio pobre de Calcuta, decidida a servir a los más desfavorecidos. Con este objetivo, fundó en 1950 la orden de Misioneras de la Caridad, y desde entonces se volcó al cuidado de los pobres. A su muerte, en 1997, la orden contaba con más de 4.000 miembros y 600 casas de misión repartidas en 122 países.
Su devoción y su compromiso han sido reconocidos en muchas ocasiones, tanto por instituciones civiles como por la Iglesia Católica, a la que pertenecía. En 1979, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, en 2003 fue proclamada beata por el Papa Juan Pablo II y en 2016, finalmente, tuvo lugar su canonización.
Ruth Bader Ginsburg
Famosa por ser la segunda mujer en ser nombrada jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ginsburg es recordada también como un icono feminista por su incansable compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres.
Durante toda su carrera, Ginsburg trabajó para conseguir que la condición cívica de las mujeres fuera igual que la de los hombres y que este hecho estuviera reconocido en la Constitución. Su actitud contestataria dentro de la Corte Suprema –donde formaba parte del bloque más izquierdista– y sus continuas disensiones con algunos de sus colegas más conservadores la hicieron famosa en Internet. Muchos jóvenes la conocieron a través de sus famosos dissents, y hasta adoptó la costumbre de ponerse un collar diferente el día que anunciaba un disenso.
En 2018 Netflix sacó un documental sobre su vida titulado RBG, que contribuyó a la difusión de su figura entre las generaciones más jóvenes. Ese mismo año se estrenó también el biopic La voz de la igualdad, con Felicity Jones en el papel de la jueza.
Josephine de Beauharnais
La esposa de Napoléon estuvo siempre a la sombra de su marido, también en las listas de personajes históricos zurdos, donde él suele figurar en las primeras posiciones. Lo que no suele decirse es que su esposa también era zurda.
Su relación con el emperador fue tempestuosa. Se conocieron en 1795, cuando él todavía era un líder militar prometedor, y en 1796 se casaron, pocos días antes de que Napoleón partiera hacia Italia. Las frecuentes salidas de Napoleón lastraron con el tiempo el matrimonio, debido a las sospechas de infidelidad por ambas partes.
A la altura de 1805, fecha de la coronación de Napoleón como emperador, el matrimonio estaba ya roto, aunque aguantaron juntos hasta 1809, cuando el emperador pidió que se anulara el matrimonio para casarse con la joven Maria Luisa de Austria. Josephine se retiró entonces a su finca Malmaison, donde pasó el resto de su vida hasta su muerte en 1814.